Cuando la mujer todavía no tenía una voz en la sociedad, la escritura siempre fue su refugio. Muchas escribieron obras maestras que quedaron perdidas en el tiempo o decidieron ejercer su pasión como pudieran. El oficio periodístico, hace 200 años, era exclusivamente de los hombres pero, sin embargo, también había mujeres con ganas de pertenecer.
Petrona Rosende fue la primera mujer del Río de la Plata en ser periodista. Nació en Montevideo, Uruguay, en 1787. Creció en esa capital, donde se casó en 1812 con José Agustín Sierra. Sin embargo, la necesidad del exilio político la llevó a mudarse de su país natal a Buenos Aires en la década de 1820.
Al desembarcar en la Argentina, Rosas estaba a la cabeza del Gobierno y el país estaba sumergido en plena guerra civil protagonizada por la división entre unitarios y federales. No fue fácil adaptarse, pero su llegada significaba el primer paso para convertirse en la profesional que quería ser.
Según recuerda un artículo La Nación, Petrona decidió dedicarse al periodismo con el fin de luchar por los derechos de las mujeres ya que en aquella época apenas un poco más de la mitad de las mujeres sabían leer y escribir.
Con 43 años y ya nacionalizada argentina, el 12 de noviembre de 1830, creó el periódico La Aljaba. El peculiar nombre hace referencia al estuche de flechas que portaban los arqueros. Una metáfora que hace alusión a su diario como aquel estuche que porta palabras como flechas para derribar los mandatos y los deberes preestablecidos (y poco cuestionados) para las mujeres.
“La Aljaba es fundamental en la historia de la prensa de las mujeres en el continente”, explicó Inés de Torres, encargada del proyecto Letra de mujer, una iniciativa que invita a redescubrir a diferentes autoras uruguayas. “No solo porque es uno de los primeros periódicos escrito y dirigido por una mujer, sino porque además está dedicado a las mujeres y discute temas que tienen que ver con sus derechos”, profundizó.
Bajo el lema “nos libraremos de la injusticia de los demás hombres, solamente cuando no existamos entre ellos”, este diario, escrito solamente por ella, contó con 18 ejemplares y es considerado el primer diario feminista de la historia de Sudamérica. Hasta entonces, ninguna mujer había estado al mando de la edición y dirección de un diario.
La educación, la lucha principal
Los números, que eran de cuatro hojas, salían los martes y viernes de cada semana y, para recibirlos, se necesitaba una suscripción. Tocaban diferentes temas como arte, religión y amistad. También, la literatura ocupaba un lugar especial dentro de las páginas, en especial los poemas. Esto, no es casualidad ya que Petrona resultaba ser una aficionada de las letras, en especial de la poesía.
Pero más allá de eso, el diario tenía una orientiación feminista bastante evidente y, además, un objetivo claro: defender la formación intelectual de la mujer y su derecho a la educación. Además, planteaba cuestiones sobre su rol en la sociedad y su posición frente a los hombres.
“La Aljaba puso el acento en la importancia de la educación de las mujeres”, afirmó para A24 Mirta Zaida Lobato, historiadora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. “El tono que apareció en esa prensa estaba articulado alrededor de un debate que marcaba la contradicción de aquellas que tenían que capacitar a sus hijos y manejar el hogar, pero no tenían acceso a una formación”, agregó.
En una de sus ediciones, Petrona, para referirse a las mujeres y la educación manifestó: “El hombre civilizado (…) no se cree él solo capaz de progresar en las ciencias, o en las artes; no duda del talento de las mujeres, sabe que ese talento asociado al continuo estudio hace los mismos efectos, y tiene los mismos resultados, porque no hay superioridad en uno ni inferioridad en otro, como creen los que se oponen a la instrucción del sexo [femenino]”.
En 1831, cuando cerró la redacción de La Aljaba, se encontraba algo enferma y decidió regresar a Uruguay. Si bien el tiempo en que su publicación estuvo activa fue poco, alcanzó para sembrar la semilla de lo que luego conoceríamos como feminismo y lo que, consecuentemente, nos daría un lugar digno dentro de la sociedad.
En su país natal, se decidió a ejercer la enseñanza y a escribir poesías. Pero, además, según señaló Torres en Letra de Mujer, fue la única mujer publicada en El Parnaso Oriental, la primera colección de poesías patrióticas publicada en el país vecino entre 1835 y 1837. En ese libro, fue destacada no solo por su editor, Luciano Lira, sino también por Francisco Acuña de Figueroa, un importante poeta uruguayo, quien le dedicó varios poemas.
Poco se sabe de sus últimos días de vida más que el hecho de que fue profesora en una escuela de niñas y dedicó todos sus esfuerzos a solidificar la educación de las mujeres. Murió en 1863, a sus 76 años. Según un artículo de Altar Mujeres, actualmente la colección completa de La Aljaba puede verse en el museo Mitre y en la Biblioteca Digital Trapalanda de la Biblioteca Nacional de Argentina.