Protagonistas olvidadas: María Remedios del Valle, la mujer que estuvo en las filas del ejército por la independencia argentina - RED/ACCIÓN

Protagonistas olvidadas: María Remedios del Valle, la mujer que estuvo en las filas del ejército por la independencia argentina

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Al comienzo de la guerra, ocupó el puesto de enfermera y de asistencia a los soldados. Su patriotismo le ganó a sus mandatos como mujer y fue a luchar al campo de batalla. Resistió balas, torturas, derrotas y hoy es reconocida como una figura femenina importante en la independencia de la Argentina.

Protagonistas olvidadas: María Remedios del Valle, la mujer que estuvo en las filas del ejército por la independencia argentina

Luchó en las batallas de Tucumán y Salta así como también participó de en las trágicas derrotas de Ayohuma y Vilcapugio. Crédito: Gobierno Nacional.

Las batallas que llevaron a la Argentina a ser una república independiente eran, en aquel entonces, lideradas por hombres. De allí surgen los famosos próceres que hoy recordamos en cada fecha patria. Y si bien el lugar de la mujer en esta ecuación era inexistente e impensado debido a las dinámicas de la época, dentro de la regla siempre hay una excepción: María Remedios del Valle. 

De origen afrodescendiente, Remedios nació en 1766 en Buenos Aires, la entonces capital del Virreinato del Río de la Plata. Argentina era aún una colonia española bajo el mandato de la monarquía que vivía del otro lado del atlántico. 

Remedios se casó joven y fue madre de varios hijos. Salvo de que venía de una familia humilde, los detalles de su vida temprana quedaron perdidos en la historia porque fue en sus años de adulta que logró destacarse. Siempre tuvo una vocación de servicio hacia la patria que, a diferencia de muchas otras mujeres con la misma pasión, logró materializar.

Durante la segunda invasión inglesa en 1807, formó parte del cuerpo de enfermeras que auxiliaba a quienes defendieron la actual ciudad porteña durante el conflicto bélico, según recuerda un artículo de la Secretaría de Cultura de la Nación. Este era uno de sus primeros como fiel servidora de una tierra que pronto se convertiría en una república. 

El 25 de mayo de 1810 se formó el primer gobierno patrio argentino. La historia de nuestro país estaba escribiéndose y Remedios quería ser parte de ella. De esta manera, acompañó a su marido y a sus dos hijos, convocados oficialmente, a la Expedición del Alto Perú, una serie de campañas militares llevadas a cabo por las fuerzas revolucionarias del Río de la Plata durante las guerras de independencia hispanoamericanas. 

En esta primera instancia, Remedios se limitó a curar y a alimentar a los soldados heridos. Su experiencia previa durante la invasión inglesa le dio un claro viento a favor. En la batalla de Huaqui, sin embargo, le tocó vivir una de sus primeras tragedias: perdió a su marido y a sus hijos. Lo cual, para muchos, podría significar un estímulo desalentador y de rendición. 

Pero no. Definitivamente Remedios no era como todos los demás. A la par de la enfermería, se sumó a las filas de combate. Sus pérdidas funcionaron más como una motivación para hacerle honor a la memoria de su familia, más que para darse vuelta y derramar lágrimas. Puso el cuerpo en las contiendas de Tucumán y Salta, que serían solo el principio de muchas otras batallas en las que estaría presente. 

Su valentía, coraje y compromiso llamaban la atención en las filas y, en efecto, el reconocido Manuel Belgrano la nombró Capitana de su ejército, superando a muchos hombres que estaban allí. Participó así también en las trágicas batallas de Ayohuma y Vilcapugio en donde fueron derrotados y además recibió heridas de bala y sable que la dejaron en un estado crítico. Mas le ganó a la muerte.

María Remedios del Valle junto con Manuel Belgrano en el billete de quinientos pesos. Crédito: Gobierno de Argentina.

En 1813, fue tomada como prisionera por los españoles quienes la torturaron y abusaron durante nueves días por haber ayudado a huir a oficiales patriotas en el campo de prisioneros. Estas se sumaron a la lista de cicatrices que portó con ella toda su vida. Sus famosas “heridas de guerra”. 

Cuando logró escapar, se incorporó a las fuerzas de Martín Miguel de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales para así cumplir nuevamente su función tanto de enfermera como de combatiente en el campo. Durante ese período logró estar “en capilla” siete veces con el riesgo de ser ejecutada. Pero, una vez más, supo ganarle a la muerte. 

Cuando terminó la guerra volvió a Buenos Aires donde, a diferencia de muchos otros soldados, se encontró con la indigencia. También con la soledad, por haber perdido a toda su familia en los campos de batalla.  El escritor Carlos Ibarguren asegura que Remedios vivía en condiciones muy precarias en un rancho en la zona de quintas en las afueras de la ciudad. 

Su vida consistía en frecuentar los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas fritas para poder sobrevivir, o mendigando y recibiendo sobras de alimentos provistas por los conventos de la zona.

Sin embargo, su vida dio un giro. En 1827, el general Juan José Viamonte, una persona con quien había compartido filas de cerca en el período de guerra, la reconoció pidiendo limosna en las calles de la Ciudad de Buenos Aires. La mujer que había logrado vencer a los españoles, escapar de sus torturas, soportar heridas de bala y seguir luchando, se había desvanecido en una extrema pobreza. 

Una vez elegido diputado Viamonte solicitó explícitamente que se le otorgase a Remedios una pensión por los servicios prestados a la patria. En una de las sesiones legislativas, defendió el honor de Remedios y expresó:

“Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la patria desde el año 1810. No hay acción en que no se haya encontrado en el Perú. Era conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el ejército. Ella es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de balas, y lleno además de cicatrices de azotes recibidos de los españoles enemigos y no se la debe dejar pedir limosna como lo hace”. 

Su honor llegó al fin cuando se aprobó unánimemente su reconocimiento como capitana de infantería y la pensión correspondiente, a lo cual se le sumaron confeccionar una biografía y mandar a hacer un monumento. Sin embargo, muchas de estas propuestas no hallaron su curso de acuerdo con el artículo de la Secretaría de la Cultura de la Nación. 

Logró figurar en las memorias de varios de los soldados de la época, como la del tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid, quien la denominó como la madre de la patria, un título que hoy acompaña su nombre en cualquier artículo o biografía. Este concepto de “madre” hace más referencia a la capacidad de cuidar, organizar y lavar la ropa de los soldados. Su capacidad más combativa quedó en segundo plano bajo los ojos de Aráoz. 

En 1830, Remedios fue ascendida a sargenta mayor de caballería e incluida en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo que le corresponde a las personas de esa clase. Rosas, el entonces gobernador, declaró su jerarquía de argentino mayor lo cual hizo que su calidad de vida aumentara deliberadamente. Para agradecerle, cambió su nombre a Remedios Rosas. 

Escultura de María Remedios del Valle hecha por el artista Alexis Minckiewicz, quien trabajó junto a Gisela Kraisman y Louis Yupanki. Está ubicada en la plazoleta Alfonso Castelao, ubicada en Bernardo de Irigoyen y Estados Unidos, CABA. Crédito: Gobierno de Argentina.

Murió el 8 de noviembre de 1847. Su historia, por casi dos siglos, quedó en el olvido. Según informa El Historiador, fue en octubre de 2010 cuando las diputadas Paula Merchan y Victoria Donda presentaron un proyecto en el Congreso Nacional para levantar el monumento a la “parda María”. 

En abril del 2013 se sancionó la Ley Nro. 26.852,  que conmemora el "Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro". Es el primer reconocimiento legislativo de carácter nacional hacia los y las afrodescendientes, una comunidad de gran importancia en el pasado y presente de nuestro país. La fecha rinde especial homenaje a María Remedios Valle y se convirtió en un hito histórico en el camino de la visibilidad de los aportes de la comunidad afro en la construcción de la Argentina.

Todo, en algún momento llega, a veces no en el momento esperado, pero llega al fin. Hoy Remedios es conmemorada por la patria con el mismo orgullo que ella la defendió.