Profeta fuera de su tierra - RED/ACCIÓN

Profeta fuera de su tierra

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Javier Milei fue capaz de convencer al electorado para que lo votara. Tiene ahora el desafío de mostrar a los medios internacionales que no es el enfant terrible que muchos creen: el duro camino de la construcción de confianza.

Profeta fuera de su tierra

Intervención: Marisol Echarri.

¡Buenos días! Javier Milei fue capaz de convencer al electorado para que lo votara. Tiene ahora el desafío de mostrar a los medios internacionales que no es el enfant terrible que muchos creen: el duro camino de la construcción de confianza.

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Intervención: Marisol Echarri.

Internacional. La Argentina se volvió irrelevante hace tiempo. Su estancamiento económico de más de una década la consolidó en un lugar gris del que, cada tanto, un episodio extraordinario nos saca para ponernos en el candelero. El 13 de marzo de 2013 el Colegio de Cardenales convirtió a Jorge Bergoglio en el Papa Francisco y el mundo, por unos días, posó sus ojos sobre nosotros. Casi diez años más tarde, el 18 de diciembre de 2022, Lionel Messi levantó la Copa del Mundo después de que la Scaloneta hiciera un despliegue inusitado de talento y garra. Y el planeta entero volvió a mirarnos con admiración y entusiasmo.

Salvando las distancias, desde hace unos días los noticieros de los medios internacionales ponen de nuevo un ojo en la Argentina. Si hubiera ganado las elecciones cualquier otro candidato, apenas un puñado de menciones anodinas diría que se inicia un nuevo ciclo político y que el presidente electo tiene el desafío de intentar arreglar la ya crónica crisis económica del país. No mucho más. Pero no: ganó Javier Milei, y la mayoría de los medios mainstream del mundo alertan sobre un populista de ultraderecha, de dudoso equilibrio mental, que se alzó con el poder. Y que se cierne el Apocalipsis sobre los ya atribulados argentinos.

El desafío de la nueva Cancillería y del aparato de comunicación del futuro Gobierno es inmenso, pero un plan de trabajo eficaz podría enfocarse en cuatro ejes:

  • Resignificación de qué es “la derecha”. Milei no parece tener parentescos con el corporativismo fascista, que es el modo en que se encarna la derecha antidemocrática. Tampoco con el conservadurismo. Según reza el credo libertario, promueve el “respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”, que es el núcleo filosófico del liberalismo político. Ni el argumento ni sus implicancias han sido explicados todavía a los medios globales.
  • Cuidada identificación de referentes. Dime con quién andas y te diré qué dirán de ti. Trump y Bolsonaro tocan el ego de Milei porque lo elogian en público, pero podría tratarse de malas compañías. Trump es casta: un millonario que se aprovechó del Estado, Milei vivió siempre de su trabajo. Trump es proteccionista, Milei promueve la economía abierta. Bolsonaro es militarista, Milei no sabe ni qué es eso. Los dos son ex presidentes, él recién empieza.
  • Redefinición del personaje. Una cosa fue Milei candidato, otra debería ser Milei presidente. Es clave hacer claro ese contraste: el histrionismo border que lo ayudó a ganar no hace match con la sobriedad moderada que necesitará cuando, ya en el gobierno, las papas quemen. Es la hora del tono de voz bajo, la explicación pausada y la gestualidad serena. Por cuatro años al menos. 
  • Relativización de temas álgidos. Se puede tener el pelo revuelto, lo que no se puede es negar el cambio climático. Se puede cada tanto caer en un exabrupto, pero no cabe ignorar la brecha salarial de las mujeres. Se puede pensar en soluciones audaces para el problema de la inflación, o incluso en dolarizar, pero no hace falta amenazar con poner una bomba al Banco Central. El día que ganó el ballotage se terminó el tiempo de la hipérbole.

Los pasos en la dirección correcta empiezan a darse: la futura Canciller Diana Mondino viajó a Brasil a fumar la pipa de la paz con Lula y confirmar que habrá multilateralismo. El Papa Francisco dejó de ser “la encarnación del mal” para convertirse en Su Santidad. Ya no suena el rock furioso de la campaña. Se insinúan las primeras notas de un vals suave. El del pragmatismo.

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Tres preguntas a Esmeralda R. Vaquero. Es una periodista independiente española. Escritora y profesora de escritura creativa. Colaboradora en medios como Píkara Magazine, El Salto, CTXT o Ethic.

—¿Es posible saber cuántos minidibujos o emojis recibimos y enviamos por día?
—La respuesta sería incuantificable, como tampoco es medible el número de símbolos disponibles en las aplicaciones y redes sociales, que cada poco tiempo incorporan novedades. La forma en que nos comunicamos experimentó una rotunda transformación a principios de este siglo, con un aumento de las interacciones virtuales. Esta nueva comunicación escrita aporta numerosas ventajas, aunque tiene un inconveniente fundamental: nos perdemos el componente no verbal presente en las conversaciones en vivo y en directo. Precisamente para contrarrestar esta carencia se crearon los emojis. Esta palabra, de la que deriva emoticón, es de origen japonés y se compone de “imagen + letra”. Se pueden definir como pequeñas imágenes o pictogramas con los que expresamos ideas o sentimientos a través de los espacios disponibles en el entorno digital, como redes sociales, páginas web, correo electrónico o mensajería instantánea. Aunque hace algunos años se utilizaban de forma esporádica, a día de hoy se han incorporado a la comunicación y los empleamos de forma natural. De hecho, actualmente parece impensable no utilizarlos en nuestras conversaciones: sin ellos los mensajes parecen fríos, distantes, demasiado formales.

—¿Cuál es el aporte que hacen los emojis a la comunicación digital?
—Ante la ausencia de las personas en vivo y en directo, donde además de las palabras hacemos llegar gestos, entonación y expresiones faciales, los emojis se han convertido en elementos que aportan un extra y clarifican la intención del mensaje. Pero no solo es eso. La ciencia ha revelado que los emojis de caras tristes o alegres influyen en el cerebro humano del mismo modo que lo haría un rostro en la vida real. Esto sucede porque los pequeños pictogramas son procesados en el área occipitotemporal, la misma zona utilizada para identificar las caras físicas. Es difícil decir si este auge implica una ventaja o un inconveniente. Lo cierto es que entra en juego la relatividad, pues cuando elegimos ahorrar tiempo en explayarnos y decidimos optar por una imagen las relaciones interpersonales se pueden ver afectadas: ningún pictograma puede sustituir el desarrollo verbal de un proceso mental o emocional. Y precisamente ese es otro de sus riesgos; cuando tendemos a sintetizar y a dejarnos llevar por la rapidez de la sociedad en la que vivimos, el lenguaje verbal y escrito puede verse dañado si en lugar de un elemento adicional, el emoji se convierte en un suplente de las palabras.

—Por otra parte, el emoji también abrevia y hace más rápida la comunicación…
—En la comunicación vía internet, frecuentemente se opta por transmitir una gran cantidad de información con una abreviatura o una imagen. Ese es, en muchos casos, el uso que se hace de los emojis. Sin embargo, el objetivo principal para el que fueron diseñados estos símbolos es el enriquecimiento del mensaje, no la sustitución. Siendo así, su función sería más que óptima, aunque puede resultar difícil cuando mantenemos conversaciones rápidas por la calle, en el trabajo o en los pocos minutos del viaje en transporte. Por otra parte, tampoco podemos obviar que para algunas personas las imágenes suponen su único medio de conexión con el mundo. Las “caritas” se convierten en la vía de expresión de niños y niñas con dificultades comunicativas para expresar sus estados de ánimo. Personas con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down mejoran su calidad de vida gracias a los pictogramas o emojis. Quizá sea momento de pensar en el futuro de estos símbolos y evitar la estandarización de emociones que, algunas voces críticas, atribuyen a los emojis. No cabe duda de que estas pequeñas imágenes terminarán adoptando nuestra apariencia, lenguaje corporal y entonación, para parecerse lo máximo posible a nuestra figura. Con un mundo virtual que plantea debates y cuestionamientos a diario, este será otro terreno que dará que hablar.

Las tres preguntas a Esmeralda R. Vaquero se tomaron del artículo “La irrupción de los emoticonos”, publicada originalmente en Ethic. Para acceder a la nota completa, podés hacer click acá.

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CIRPCOM 2023. Con un Auditorio del Malba lleno y más de 580 asistentes virtuales, la semana pasada se celebró en Buenos Aires la CIRPCOM 2023, la Conferencia Internacional de Comunicación y Relaciones Públicas más relevante del sector. Bajo el lema “Influencia que Construye”, los más destacados exponentes de la industria —académicos, empresarios, CEOs y periodistas— se dieron cita en la séptima edición del reconocido evento, organizado por primera vez en conjunto entre el Consejo Profesional de Relaciones Públicas y el Círculo DirComs de Argentina.

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Voces. ChatGPT generó todo tipo de reflexiones este año. Un aspecto especialmente inquietante para los profesionales de la comunicación es que esta nueva tecnología se apropió de la palabra. Es lo que propone Christian Silveri en este artículo que analiza las potencialidades y los límites del algoritmo y se plantea con agudeza que “se equivoca, pero no como lo haría cualquier persona: puede afirmar rotundamente algo absurdo. Porque no busca la verdad. No le importa el bien común”. La dimensión ética de la comunicación y de cualquier actividad verdaderamente humana aflora una vez más como oportunidad. Si la sabemos aprovechar.

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Academia. El de comunicación estratégica es un concepto cada vez más consolidado. Este artículo estudia su origen y evolución con el objetivo de potenciar su uso en las organizaciones del sector público y privado. Según su autor, Enrique Silvela Díaz-Criado, “comenzó como una expresión coloquial, luego se transformó en una idea atractiva y ahora requiere una consolidación conceptual” considerando sus aplicaciones y los actores que más lo utilizan: los países de la OTAN.

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Oportunidades laborales

Hasta acá llegamos esta semana. ¡Hasta el próximo miércoles!

Juan

Con apoyo de

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