Los Premios Sony de Fotografía distinguen el talento de fotógrafos establecidos y emergentes. Con los años, se convirtió en uno de los certámenes más prestigiosos del mundo y acaba de revelar los finalistas de 2024 en el que participaron 54 países.
A pesar de su establecida reputación, la corporación tecnológica buscaba este año dejar atrás la controversia que se generó en su última edición cuando coronó al fotógrafo alemán Boris Eldagsen, quien rechazó el premio luego de admitir que había generado su fotografía con inteligencia artificial (IA).
La edición de este año contó con premios regionales para América Latina. Allí, la participación ganadora fue la del argentino Marcos Azulay, con una fotografía de su hijo unos días después de cumplir 20 años titulada Fidel.
A nivel mundial, la participación argentina destacada entre los finalistas es la de Jorge Mónaco, titulada Retratos y paisajes. El fotógrafo recibió en 2002 la Beca del Fondo Nacional de las Artes a la investigación por su ensayo Los menonitas. Con este trabajo que lo llevó a ser finalista, busca "arrojar luz sobre las vidas de la gente de grupos minoritarios, ya sea étnicos, religiosos o relacionados con el género", según acotan los organizadores del concurso en un comunicado.
El ganador será anunciado el 18 de abril y se llevará 25.000 dólares y una gama de equipos de imágenes digitales de Sony, así como una presentación individual de su trabajo en la exposición de Sony.
Algunas de las otras participaciones destacadas de Amérca Latina fueron las del chileno Marco Chabana (ganador del tercer premio) con una imagen folklórica tomada en una muestra de baile del Grupo Tabake; y la del colombiano Jair Fernando Coll.
Este último, segundo en la competencia regional, capturó a un niño de 9 años posando en Quinamayó, una comunidad afrocolombiana que celebra la Navidad en febrero. Para ser más exactos, se celebra 40 días después de la fecha tradicional del nacimiento de Jesús, ya que es el tiempo que la Virgen María descansó después de dar a luz y coincide con el histórico período de descanso para los esclavos en Colombia.