—¿Cómo funcionan los prejuicios de género en relación al liderazgo?
—Cuando decimos la palabra líder, lo primero que se nos viene a la cabeza es un hombre alto, fuerte, buen mozo, educado. Nuestro modelo de liderazgo (también el de las mujeres) está sesgado por características masculinas. Participé en un estudio académico en el que se encuestaba a estudiantes de todo el país (Estados Unidos) sobre sus capacidades para comunicar, colaborar o resolver conflictos. Las mujeres tenían mucha mejor performance que los hombres, y cuando se les preguntaba si creían tener cualidades de liderazgo, la mayoría decía que no. Los hombres, en cambio, tenían peor performance, pero decían tener habilidades de liderazgo. Lo llamativo es que tenían 18 o 20 años: todavía no habían sufrido discriminación en la vida laboral. La limitación está en la mente.
—¿Cómo se pueden superar esos prejuicios?
—Yo abrí una escuela de liderazgo para mujeres, y empecé a enseñarles ciencias, empezando por neurociencias. El objetivo es derribar las barreras internas para que las mujeres, desde chicas, se animen a liderar. El cerebro del que tiene miedo es un lío. Se bloquea la parte creativa y se activa la parte que sirve para protegerse y huir. Los miedos de la mujer en torno al liderazgo tienen que ver con su identidad: teme no ser una líder femenina. Y eso se relaciona con los estereotipos, que nos hacen estar hipervigilantes, dudar. Los estereotipos sobre la mujer dicen que no es tan inteligente, que es demasiado sensible, demasiado suave. Y el modelo estereotipado del líder está en el otro extremo: intenso, agresivo. Si tomo esas características, soy una mala mujer. Y no quiero eso para mí. Es un dilema imposible, y el efecto es que me alejo.
—¿Cómo se sale de ese estereotipo que paraliza?
—Yo propongo dos estrategias. La primera es enfocarte en tus valores, esos que hacen a tu identidad personal. La gente vive y muere por sus valores. La investigación en neurociencias muestra que los valores funcionan como un escudo protector de la identidad ante las amenazas externas. Así que lo primero es reflexionar sobre tus propios valores. La segunda es ser valiente con pequeñas acciones que te van preparando para acciones mayores. El tema no es mujeres contra hombres. Esta conversación es sobre diversidad, inclusión, igualdad. Contraten mujeres, promuévanlas, denles desafíos, permítanse ser liderados por mujeres. Ése es el camino.
Las tres preguntas a Alexis Kanda-Olmstead son un extracto de una presentación que hizo en el contexto de TEDxCSU. Para acceder al video completo, podés hacer click acá.
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