¿Por qué Six Feet Under sigue vigente veintidós años después de su estreno? - RED/ACCIÓN

¿Por qué Six Feet Under sigue vigente veintidós años después de su estreno?

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Six Feet Under fue siempre celebrada por su guión inteligente, su exploración de temas profundos y su estilo visual único, y llegó a ser considerada una de las mejores series de su tiempo y también de la actualidad. ¿Cuál fue el secreto de su éxito? (Advertencia: contiene algunos spoilers).

¿Por qué Six Feet Under sigue vigente veintidós años después de su estreno?

Richard Jenkins y Peter Krause como Nathaniel Fisher padre e hijo. Fuente: HBO.

Six feet under, la serie sobre una familia que dirige una funeraria, se transmitió por primera vez en junio del año 2001. De hecho, si ahora proyectas la serie en una televisión moderna, vas a notar que en las primeras temporadas la proporción de la imagen no se adapta bien a tu pantalla, más adecuado para las teles viejas. Sin embargo, hace no mucho tiempo se discutía en Twitter cuál era la mejor serie de la historia, y las ganadoras indiscutibles fueron Breaking Bad y ésta. La serie también ganó nueve premios Emmy, está entre las 10 mejores series de HBO según el puntaje en IMDb, y en el 2018 The Guardian lo nombró el drama familiar por excelencia, “por el que todos los demás dramas familiares deberían ser juzgados”. ¿Cómo se explica que siga teniendo tantos partidarios veintidós años después de su estreno?

La explicación que salta a la vista inmediatamente es que su eje es uno de los temas centrales para la humanidad: la muerte. Al ser el rubro en el que trabaja toda la familia, se la aborda con simplicidad, sin morbo y con bastante humor negro. Lo más llamativo es, quizás, lo cotidiana que se vuelve: todos los capítulos inician con una muerte (algunas más predecibles, otras más intrincadas).   

El efecto de la serie sobre el espectador es similar al que tiene el trabajo sobre la familia Fisher: nos acostumbramos tanto que la empezamos a ver en todos lados. Ya en la tercera temporada, se vuelve inevitable ver a un niño corriendo hacia la calle o una persona subida a unas escaleras muy altas sin pensar inmediatamente en un final catastrófico. 

En una entrevista, con ocasión del veinteavo aniversario de la serie, sus actores principales comentan que el tópico de la fragilidad de la vida humana era algo que simplemente no abundaba en la televisión norteamericana de ese momento, al menos por fuera de la guerra o de situaciones extremas. 

Allí mismo, su director, Alan Ball (ganador del Oscar al mejor guión por American Beauty), dice que “culturalmente, no nos gusta mirar a la muerte. Entonces me surgieron estas preguntas: ¿Quiénes son estas personas a las que contratamos para que se ocupen de ella por nosotros? ¿Cómo son sus vidas cuando están constantemente frente a ella?”. Balleligió la ciudad de Los Ángeles como locación porque sentía que era “la capital mundial de la negación de la muerte” . 

En la vida de los Fisher, la tensión está en otro lado: la paternidad, los trastornos psiquiátricos, el aborto, la dificultad de envejecer, la discriminación hacia las diversidades sexuales. A nivel social (veinte años después se comprueba), estos asuntos nunca dejaron de estar en el centro de nuestras vidas, de generar discusiones y obligarnos a tomar postura.

En cierto sentido, es también una oportunidad para mirar hacia el pasado y ver cuánto progresamos: 

La historia de David Fisher y Keith Charles nos muestra un momento en el que aún no existía el matrimonio igualitario en Estados Unidos, y como pareja les resultaba prácticamente imposible adoptar. Pero también revela muchas modalidades de discriminación que siguen aún vigentes, muchos debates que aún no están saldados (como todas sus dudas alrededor de la subrogación de vientres), y muchos momentos que siguen siendo decisivos en la vida de las personas, como salir del closet ante la familia. 

Mathew St. Patrick y Michael C. Hall como Keith y David. Fuente: Pinterest.

Ruth, la madre de los Fisher, desde la primera hasta la quinta temporada trae a la mesa lo difícil que puede ser ver a los propios hijos crecer, el famoso “nido vacío” y también la pérdida de control sobre sus decisiones de vida (sus parejas, sus carreras). Aún más actual es lo que trae este personaje en cuanto al deseo: en una sociedad cada vez más centrada en los jóvenes, es igual o incluso más importante poder ver a una mujer mayor y viuda que sale en busca de nuevos candidatos y se adapta para salir al mundo de las citas otra vez. 

El personaje de Claire, la hermana que empieza siendo adolescente y atraviesa una truculenta llegada a la adultez,  fue el que su director y guionista eligió para plasmar más de sí mismo; no sólo por ser el hermano menor, sino también por sus aspiraciones artísticas. Es por eso que Lauren Ambrose, la actriz que la interpreta, considera que la gente se identificó tanto con el personaje.

Lauren Ambrose como Claire. Fuente: Pinterest.

Por su parte, la familia de los Chenowith gira siempre en torno al psicoanálisis: padres psicólogos, un hijo bipolar, y una hija que pasa por millones de etapas hasta darse cuenta que ésta es su vocación. Bernard y Margaret Chenowith, intelectuales y excéntricos, constantemente cruzan los límites que normalmente se establecen entre padres e hijos, representando a una familia disfuncional y codependiente. Por mucho que sepan sobre la mente y las emociones los padres de esta familia, están lejos de ser los ideales, y quizás ejemplifican mejor que nunca el famoso estereotipo de “hijo de psicólogos”. 

Por todas estas cuestiones, creo que cualquier espectador y amante de Six feet no se siente satisfecho al contestar “es sobre una familia que tiene una funeraria” ante la pregunta “¿De qué se trata?”. Al final, esa premisa inicial termina sirviendo como excusa para tratar temas que, al menos en el futuro cercano, no se vislumbra que vayan a perder su relevancia. 

Si ya te convencimos de que es una serie imperdible, no demores en ponerle play: Six feet under  está disponible en HBO