La “apnea de pantalla” es una acción inconsciente que muchos hacemos al exponernos a la computadora o al celular: sin darnos cuenta, por unos segundos, dejamos de inhalar y exhalar normalmente. El concepto lo creó Linda Stone, una exejecutiva de Microsoft que advirtió que cada vez que revisaba sus mails contenía la respiración, por lo que comenzó a investigar al respecto.
Lo primero que hizo Stone fue una investigación en su propia casa. Invitó a 200 personas y monitoreó su ritmo cardíaco y respiración mientras se conectaban a sus computadoras. El resultado que obtuvo es que el 80 % dejaba de respirar por momentos. En 2008 escribió un artículo al respecto en The Huffington Post.
Según otro artículo publicado recientemente en The New York Times, es probable que hoy, con la exposición mucho más constante a las pantallas que tenemos, este fenómeno haya empeorado. El profesor de Psiquiatría Stephen Porges explicó al diario que la “apnea de pantalla” es una forma que tiene nuestro cuerpo de responder al estrés, ya que al enfrentarnos a este tipo de estímulos nuestro sistema nervioso se enfoca en buscar señales de amenaza.
Cuando recibimos una nueva notificación en el teléfono, nuestro cerebro tiene que hacer un esfuerzo extra que detona cambios fisiológicos, como una respiración menos profunda y una disminución de la frecuencia cardíaca. La sensación es la de quedarnos inmóviles y, si además la notificación es inesperada, es aún más probable que lo percibamos como una amenaza.
Al final del día, si esto se repite muchas veces, es normal que nos sintamos agotados porque estamos haciendo que nuestro sistema nervioso esté en un estado crónico de amenaza. Esto podría explicar, tal vez, lo estresante que nos puede ser trabajar con Whatsapp, donde las notificaciones son instantáneas y nuestros contactos laborales esperan una respuesta rápida.
Para que todo esto nos afecte lo menos posible, hay algunas cosas que podemos hacer.
- Desactivar las notificaciones de nuestro teléfono: quizás parezca un poco extremo, pero cuando lo hacés realmente se siente liberador. Si desactivamos las notificaciones de Instagram y Whatsapp, por ejemplo, y solo dejamos que nos suene el celular con las llamadas, nuestro día podría ser bastante más ameno, ya que contestaremos los mensajes solo cuando decidamos entrar a la aplicación.
- Hacer ejercicios de respiración: la meditación o el yoga pueden ayudar a que en el día a día nos volvamos más conscientes de cómo estamos respirando. Tener este tema más presente también nos puede ayudar a que, a lo largo del día, nos tomemos unos segundos para respirar profundamente, lo que relaja a nuestro organismo y mejora el estado de ánimo.
- Probar con pantallas más grandes: según Porges en The New York Times, cuanto más grandes son las pantallas menor es la carga mental. Al reducir el campo visual, exigimos más a nuestro sistema nervioso. Una buena idea, si tenemos que trabajar con Whatsapp, es dejar el celular y hacerlo con la computadora desde Whatsapp Web.
- Tomarse descansos reales: si decidimos hacer un descanso de trabajo o de pantallas (como la computadora) no cuenta en ese rato ponernos a responder mensajes en el celular. Es necesario que al menos unos minutos al día nos dediquemos a hacer cosas que no requieran tanto esfuerzo mental para que nuestro sistema nervioso pueda salir del estado de alerta y entre al estado de relajación.
- Hacer actividad física y estar en contacto con la naturaleza: por último, poner a mover el cuerpo, estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza son unas de las mejores ideas para desconectar en serio de las pantallas y pueden ayudarnos a funcionar mejor.