Un nuevo estudio publicado en Biology Letters revisó más de 100 trabajos que analizaron por qué los perros mueven la cola y qué significan esos movimientos, y los resultados fueron un poco más ambiguos de lo que dice el conocimiento popular. Quizás sea hora de dejar atrás el dicho "contento como perro con dos colas".
El equipo estaba conformado por las expertas en bioacústica Silvia Leonetti y Taylor Hersh (Universidad de Turín, Italia); la científica cognitiva evolutiva Andrea Ravignani (Universidad de Sapienza, Italia); y la experta en biología cognitiva, Giulia Cimarelli (Universidad de Viena, Austria). Leonetti, Hersh y Ravignani explicaron sus hallazgos en una entrevista con la revista Science.
¿Cómo surgió este rasgo perruno?
Tal como cuentan las autoras de la investigación, los perros son resultado del proceso de domesticación de los lobos por parte de los humanos. Por eso, al observar el comportamiento de los canes hoy en día, estamos también ante una huella de los primeros humanos. Y, por la misma razón, nos dice mucho comparar el comportamiento de los perros al de los lobos.
Si bien muchos animales tienen cola y la usan para distintas cosas (equilibrio, movimiento o espantar bichos), los perros son la especie que más desarrolló el rasgo de usarla para comunicarse. Hay dos teorías sobre su origen:
- La primera es que los humanos no seleccionaron este comportamiento directamente, sino que perduró como consecuencia o subproducto de la selección de otros rasgos. Nos volvimos tan amigos de los perros por su docilidad, y este rasgo podría estar ligado genéticamente a mover la cola.
- La segunda hipótesis, tal como explicó Leonetti, es que "durante el proceso de domesticación los humanos seleccionaron consciente o inconscientemente a los perros que movían más la cola porque nos atraen mucho los estímulos rítmicos, como la música o el golpeteo de los cascos de un caballo. Varios estudios demuestran que a los humanos nos atraen especialmente los patrones isócronos, que es un ritmo en el que todos los intervalos entre eventos son iguales, como en un metrónomo".
¿Qué nos comunican los perros con este comportamiento?
Hersh cuenta que, aunque mucha gente (incluida ella) pensaba que el movimiento de cola equivale al sentimiento de felicidad en los perros, los resultados no siempre indicaron eso. "Partiendo de esa idea, cuando un perro mueve la cola no tendría niveles muy altos de cortisol ―la principal hormona del estrés en mamíferos―. Pero una de las principales conclusiones que sacamos es que estos vínculos no son tan claros o unidimensionales. Por ejemplo, observamos casos en los que los perros movían la cola después de ser acariciados, pero sólo en los perros de refugio bajaban los niveles de cortisol (a comparación de los perros que vivían con sus dueños). En este caso, sus niveles de estrés cambiaban dependiendo de su historia de vida", explicó.
Ravignani agrega que, por el momento, creen que el porte y la velocidad (los beats per minute) indican la diferencia entre movimientos de cola que significan "me alegro mucho de verte" o "estoy a punto de atacarte". Según desarrolla, "eso es lo que dicen los libros clásicos de comportamiento canino, pero todavía no se cuantificó adecuadamente".
Por último, Hersh explicó que su hallazgo preferido fue el hecho de que el movimiento de cola es un comportamiento asimétrico. "Si un perro se cruza con algo a lo que quiere acercarse, suele mover la cola más hacia la derecha de su cuerpo. En cambio, si ve algo de lo que quiere alejarse, la mueve más hacia el lado izquierdo. Lo más divertido de esto es que los perros pueden percibir estas asimetrías en otros perros y responden distinto en cada uno de esos casos. Incluso yo misma lo empecé a notar en mis interacciones diarias con ellos".