Un Resumen de Políticas de la Organización Mundial de la Salud pone el foco en el vínculo entre el cambio climático y la salud mental, y llaman a la acción. En esta edición, analizamos sus aportes más importantes.
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Antes de iniciar con el contenido "formal" de la edición de hoy, me gustaría hacer dos observaciones. En primer lugar, no puedo enviarles esta newsletter sin mencionar que un periodista y un indigenista fueron asesinados en la Amazonía brasileña. Dom Phillips y Bruno Pereira estaban en lugares remotos de la Amazonía. Phillips estaba investigando para su próximo libro y Pereira lo acompañaba por su rol como experto en comunidades indígenas. El domingo 5 de junio tenían que emprender un regreso y no se supo nada más. Desaparecieron. En las últimas horas, dos sospechosos fueron detenidos y confesaron haberlos asesinado. Dos cuerpos fueron encontrados conforme las indicaciones de los sospechosos. Dos personas que trabajaban en defensa de las comunidades originarias, de su territorio, de sus derechos, fueron asesinadas.
Me cuesta un montón escribir hoy sobre cualquier otro tema que no sea esta realidad. América Latina es, año tras año, según el reporte de Global Witness la región más peligrosa para los defensores ambientales. No solo eso. Es peligrosa también para quienes, como Phillips, buscan alzar su voz.
Los datos van y vienen, la incertidumbre y la impunidad con la que se está manejando todo genera más impotencia aún. Hoy no quería dejar de mencionar la necesidad de que se haga justicia por Dom y Bruno, y que se trabaje -de verdad- en la región para que no ocurran más estos crímenes, para que se actúe contra las mafias de actividades ilegales que buscan arrasar con todo y con todos. Me quedo con las palabras del colega y amigo de Dom, Jonathan Watts.
"Los muchos amigos de Dom Phillips tendrán diferentes puntos de vista sobre el significado de su vida y muerte. Este es el mío: Sigamos con su trabajo"
Esta primera observación no deja de estar vinculada con el tema central que había elegido trabajar para PLANETA desde la semana pasada, semana en la cual -como se habrán dado cuenta- no recibieron la newsletter. Era medio paradójico escribir una edición sobre salud, cuando yo no estaba del todo bien. Y como en RED/ACCIÓN afortunadamente valoran y priorizan la salud del equipo, no dudaron a la hora de darme el tiempo necesario para trabajar sobre la news y escribirla.
Así que aquí estamos, en estos días en los que el caso de Dom y Bruno nos dan un poco ganas de "romper todo", bajar los brazos y no hacer nada más. Pero, siguiendo las palabras de Watts, me trato de aferrar a lo contrario: a que justamente por ellos, y por lo que defendían, hay que seguir intentando y luchando para que las cosas cambien. Mi humilde aporte es desde la comunicación en general y desde esta newsletter en particular. La edición de hoy se centra en un tema a veces olvidado, pero igualmente necesario de tener en cuenta en la acción climática: la salud mental. Veamos por qué.
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"Debemos preocuparnos por la salud mental en el contexto del cambio climático". Este es uno de los mensajes destacados y transversales del Resumen de Políticas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer este mes. Su objetivo es informar sobre el vínculo de incidencia que el cambio climático tiene en la salud mental y ser un llamado a los tomadores de decisión para que actúen al respecto.
El vínculo cambio climático-salud mental ha despertado el interés a nivel global últimamente. El más reciente reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) no dudó en incluirlo al informar sobre los impactos del cambio climático. "El cambio climático ha afectado negativamente la salud física de las personas en todo el mundo y la salud mental de las personas en las regiones evaluadas", decía el reporte. Más precisamente, la ciencia climática nos empezó a decir que ante más cambio del clima -producto de nuestras actividades- y, consecuentemente, eventos cada vez más extremos, mayor será la incidencia negativa sobre nuestra salud mental.
Bueno, la nueva publicación de la OMS nos viene a aportar algunas precisiones y profundizaciones al respecto.
- Primero: ¿qué entendemos por salud mental? "Es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”. Así es como la OMS define a la salud mental, que se convierte en el tema protagónico de la edición de hoy, porque ese estado puede verse alterado por el cambio climático.
- ¿Cómo la salud mental se ve afectada por el cambio climático? Desde ya, el vínculo no es tan fácil de identificar ni tampoco es una relación visible causa-efecto. Pero sí es un vínculo que se puede comprender en lo que termina siendo un proceso obvio. La OMS explica que el cambio climático afecta negativamente algunos determinantes sociales, ambientales y económicos de los que depende nuestro bienestar. Ello puede derivar en afectaciones a la salud mental.
Quizás la mayor mención en el último tiempo al vínculo cambio climático-salud mental se trató de la denominada eco-ansiedad o esa respuesta negativa que nos genera el comprender la gravedad de la crisis climática y ver, al mismo tiempo, la inacción o acción insuficiente ante la misma. Esta eco-ansiedad es una de las afectaciones negativas del cambio climático en la salud mental. Pero no es la única.
Los eventos climáticos extremos son los que mejor permiten ilustrar el vínculo cambio climático-salud mental conforme las determinantes mencionadas anteriormente. Una intensa y prolongada sequía puede perjudicar toda la producción de una familia, incidir en su subsistencia económica y afectar su bienestar. Puede incluso obligarlos a migrar. Precipitaciones intensas con consecuentes inundaciones pueden dar lugar a la pérdida de bienes materiales o del propio lugar que se habita incidiendo negativamente en el bienestar de las personas.
Esa afectación en el bienestar se puede poner de manifiesto con reacciones de estrés, ansiedad o depresión, sentimientos de miedo y dolor, incluso comportamientos suicidas, tal como explica la OMS.
Todo esto no se da de la misma forma en todos los casos. El nivel socioeconómico, el género, la edad son factores que marcan una diferencia respecto de cómo ciertas personas quedan más expuestas que otras. En sociedades patriarcales, por ejemplo, el después de un evento climático extremo puede suponer para una mujer no recibir ayuda económica para salir adelante y así, de nuevo, incidir aún más negativamente en su bienestar y sus oportunidades futuras. Las personas con problemas de salud mental pre-existentes son otros de los grupos que quedan aún más expuestos en la afectación que el cambio climático puede tener sobre su bienestar.
Todo esto no se da de forma singular. El cambio climático puede incidir en múltiples determinantes al mismo tiempo. Es decir, un mismo grupo de personas puede estar expuesta al mismo tiempo a inseguridad alimentaria, contaminación del agua y un evento climático extremo. Todo eso puede repercutir negativamente en su bienestar.
Y tengamos en cuenta que, sin considerar el rol del cambio climático, ya son 1.000 millones de personas las que a nivel mundial viven con un problema de salud mental. Es decir, tengamos en cuenta que la inacción ante el cambio climático y una acción climática sin considerar la salud mental, sólo elevará aún más esa cifra, con todo lo que ello implica.
Hacia todas estas personas más expuestas es donde más debe estar dirigida la atención y ayuda profesional.
Lo que me parece más destacado del Resumen de Políticas de la OMS es que no sólo describe la problemática sino que, por sobre todo, ofrece una guía de acción para que los tomadores de decisión activen y pongan en práctica, cuanto antes. Porque parten de una idea base: la salud mental tiene que ser una prioridad en la acción ante el cambio climático.
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5 recomendaciones de la OMS para que los tomadores de decisión implementen, ya. Algo que subraya la organización es que no en todos los países se está actuando de la misma forma ante esta situación. En algunos, la brecha sigue siendo muy amplia entre las necesidades de salud mental de las personas y el acceso a servicios que las puedan abordar. De hecho, una encuesta de la OMS del año pasado encontró que, de 95 países, sólo nueve han incluido la salud mental y el apoyo psicosocial en sus planes nacionales de salud y cambio climático. Nueve de 95. Nueve. Definitivamente, hay mucho aún por hacer.
Entonces, ¿cómo se pueden abordar los impactos del cambio climático en la salud mental? La OMS ofrece cinco recomendaciones para los tomadores de decisión. Pasemos a conocerlas.
- Integrar las consideraciones climáticas con las políticas y los programas de salud mental. Trabajarlos en conjunto, no como algo separado. Como vimos antes, todo está conectado con todo. Y es necesario considerar al cambio climático cuando se toman medidas en pos de la salud mental. La OMS ejemplifica que estar mejor preparados y contar con mejores programas de reducción de riesgos de desastre son cuestiones esenciales para proteger la salud mental.
- Integrar el apoyo a la salud mental con la acción climática. También trabajar en conjunto a la inversa. No se trata sólo de llevar las consideraciones climáticas a las políticas de salud mental, sino también de considerar la salud mental en las políticas climáticas, en sus dos elementos clave: mitigación y adaptación. Por ejemplo, realizar cambios en el transporte en pos de reducir emisiones (mitigación) puede realizarse de forma estratégica para que también sean cambios que contribuyan al bienestar físico y mental de las personas.
Piensen también en cómo cambios en el diseño urbano que den lugar a más y mejores espacios verdes pueden ser, a la vez, un determinante altamente positivo para la salud mental (recuerden que la ciencia ha demostrado que estar en contacto con la naturaleza al menos dos horas por semana contribuye en nuestro bienestar).
En materia de adaptación, es crucial que se refuercen los sistemas de salud para, ante los efectos ya presentes del cambio climático, se pueda dar una mayor y mejor respuesta.
- Basarse en compromisos globales. Parece una obviedad decirlo, pero creo que los tomadores de decisión aún no lo han tenido en cuenta. Cumplir con ciertos compromisos asumidos tendrá un impacto, directa e indirectamente, en el bienestar de las personas. Es decir, cumplir con el Acuerdo de París es también actuar en pos de la salud mental. No cumplirlo es incidir negativamente, es que el cambio climático tenga impactos devastadores sobre la salud mental. No cumplirlo no puede ser una opción.
- Elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades. Esta recomendación es muy interesante. Se trata de incluir a las comunidades en los procesos de toma de decisiones para que las políticas realmente sirvan a su propósito y puedan implementarse correctamente. Nadie mejor que las propias comunidades para conocer cómo se están viendo impactadas en todo sentido por el cambio climático. Aún cuando dice que es necesario estudiar más al respecto, el resumen de la OMS se refiere a cómo el activismo climático puede incidir favorablemente en la salud mental y cómo involucrarse en la acción climática es crucial. Ello siempre que todas las partes hagan su aporte. Es decir, no pongamos el peso de la acción sólo en los jóvenes.
- Reducir la brecha de financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial. De toda la ayuda internacional que se destina a nivel mundial a salud, menos del 1% va a salud mental. Eso no es todo. Los gobiernos destinan sólo 2,1% de sus presupuestos a la salud mental. En contraposición, los costos de los impactos en la salud mental son muy altos.
Si ya la adaptación recibe mucho menos financiamiento climático que la mitigación, y si para ambos aún falta muchísimo dinero sobre la mesa (recuerden put the money on the table), la salud mental está excluida de la repartición de un dinero que también necesita. Destinar financiamiento a las acciones que garanticen bienestar a las personas debe ser, también, parte de la discusión sobre el financiamiento climático, en particular, y de salud, en general.
En pocas palabras, el vínculo entre el cambio climático y la salud mental es el principal reflejo de que las acciones no pueden ser aisladas, sino llevarse a cabo de forma conjunta entre distintos actores y desde distintas áreas. También es reflejo de que cuando hablamos de los impactos del cambio climático, no hay que olvidarse que hablamos de impactos sobre personas, sobre un bienestar que se está viendo muy negativamente afectado, especialmente en los grupos más vulnerables.
Pueden acceder al Resumen de Políticas de la OMS (en Inglés) aquí. Pero antes de leerlo, no olvidemos profundizar en lo que también podemos -¿debemos?- hacer por nuestro bienestar ante el cambio climático.
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Recomendaciones para ustedes, en pos de su bienestar. Mientras leía el documento de la OMS, hice algunas preguntas en mi cuenta de Instagram sobre el vínculo cambio climático - salud mental. Lejos de compararse con los casos de afectación extrema que el cambio climático puede tener en la salud mental de las personas que vimos en los apartados anteriores, es una pequeña muestra de lo que cotidianamente el cambio climático también genera en eso que la OMS define como salud mental.
Un 52% afirmó que su salud mental se veía afectada por el cambio climático y un 37% dijo que creía lo hacía. La inacción política ante el cambio climático fue el motivo mayoritario (77%) de esa afectación. Un dato que, creo, debiera importarle a los representantes políticos. Lo que me alarmó fue que al preguntar si hacían algo al respecto en muchos casos la respuesta fue negativa, de decepción, de impotencia. La afectación es tal en el bienestar que está llevando a un grado de inacción personal en lo que termina siendo un círculo contraproducente de malestar.
Cuando trabajé en el tema de eco-ansiedad en RED/ACCIÓN, los expertos consultados coincidieron en que lo mejor que podemos hacer ante estas situaciones es transformar la condición o sensación negativa en algo positivo. Es decir, transformarla en acción. Comprender cuál es mi posibilidad de acción e involucrarme. Y allí donde directamente no puedo actuar, exigir a los tomadores de decisión la acción necesaria. Involucrarse en organizaciones, proyectos, iniciativas locales para actuar en colectivo es una de las acciones recomendadas para transformar la afectación negativa en algo positivo. Recuerden que como nos dijo el biólogo Andreu Escrivà, "toda la acción individual suma, incluso la individualista, pero sólo la colectiva transforma".
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Y si de acción climática se trata, necesitamos debatir sobre la transición necesaria. Esta es la invitación del evento de presentación del Informe Ambiental 2022 (IAF). Se trata del reporte que la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) presenta año a año para convocar a la reflexión y a la acción sobre los principales desafíos del momento. Este 2022 el foco del reporte está puesto en la transición socioecológica, foco que también tendrá el evento de presentación.
Luego de dos años de virtualidad, la presentación del IAF será el motivo perfecto para encontrarnos presencialmente y reflexionar juntos. Allí tendré la oportunidad de moderar el panel sobre el desafío de nuestro tiempo: cómo construir una transición socioecológica integral. Los oradores que me acompañarán en la conversación serán Gladys González, senadora nacional y presidenta de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable en el Senado; Eduardo Cerdá, director nacional de Agroecología; Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía Gral. Mosconi; y Gabriela Wyczykier, investigadora del CONICET y de la Universidad Nacional de General Sarmiento e integrante del GECIPE.
Por lo que, si están en la ciudad de Buenos Aires, creo que es una cita a la que no pueden faltar. Será el próximo jueves 23 de junio a las 18 (hora argentina) en Plaza Galicia (Leiva 4070, CABA). Hay cupos limitados, así que no tarden en anotarse aquí.
Para quienes no estén en Buenos Aires o incluso para quienes se encuentren fuera de Argentina, podrán seguir el evento en vivo desde el canal de YouTube de FARN, ya pueden activar la notificación. ¡No se lo pierdan!
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De cierre, algunos contenidos con los cuales despedir a Javier Drovetto. La semana pasada fue especial para RED/ACCIÓN porque despedimos a Javi, quien continuará su excelente desempeño profesional por otros rumbos. Para quienes no lo conocen, Javi fue el gran capitán del barco de RED/ACCIÓN. Detrás de cada contenido que hacía, había alguna mirada, consulta, observación de él para que salga lo mejor posible. Pues siempre buscó eso: sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Pero no sólo eso, conforme el tema central de la edición de hoy, Javi fue también la persona que nos abrió las puertas y los oídos para que hablemos sobre todo ello que incidía en nuestro bienestar físico y mental.
Como quiero creer que ahora, lejos de RED/ACCIÓN, será uno de los fieles lectores de PLANETA 😏 decidí darle una despedida desde la newsletter con tres de los contenidos que fueron especiales en el trabajo en conjunto, contenidos que se mantienen vigentes.
- Un artículo que escribí dos veces. Sí, lo escribí la primera vez, se lo envié a Javi para editar y me llamó. Tratar de poner las distintas voces sobre la mesa respecto de la minería no era fácil. El primer artículo no daba cuenta de lo mucho que había investigado y consultado sobre el tema. Y eso me lo hizo notar Javi en la conversación telefónica. El segundo artículo fue el que se terminó publicando y sigue invitando al debate sobre qué minería debemos hacer (o no) y cómo. Lo pueden leer o releer aquí.
- Una propuesta diferente que elaboramos un montón. Javi siempre escuchaba mis propuestas (y quejas jeje). Para el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, le propuse entrevistar a distintas mujeres que trabajan en ciencia climática. Elegir los perfiles fue un primer desafío, porque queríamos ser lo más diversos posibles en temáticas, regiones, edades. El segundo fue visibilizar esos perfiles de una manera distinta. El resultado sigue siendo hoy una práctica y amena forma de conocer a cinco mujeres que, desde la ciencia, actúan frente al cambio climático. Lo pueden disfrutar aquí.
- Una cobertura que fue una hermosa locura. Estaba muy estresada en Glasgow porque la organización de la COP26 era una locura, afectada nuestro trabajo como periodistas y yo sentía que no estaba dando lo mejor de mí. Javi me llamó no para hablar de contenidos sino para expresarme alegremente cómo todo el equipo de RED/ACCIÓN estaba enfocado trabajando en la cobertura de una conferencia climática y cómo estábamos marcando una diferencia. La cobertura de la COP26 fue algo que planificamos en un muy poco tiempo, con recursos limitados y que tuvo un impacto positivo hermoso. De todo lo que hicimos, el registro diario sobre lo que ocurría en la COP26 fue de lo que más disfruté hacer juntos y hoy nos sirve mucho para recordar lo que pasó porque... la próxima semana nos meteremos de lleno (de nuevo) en negociaciones climáticas. Lo pueden recordar aquí.
🟢 Me despido hoy con un aviso no menos importante. A partir de la próxima semana, estarán recibiendo PLANETA los viernes. Tres años y medio después de venir saliendo los miércoles, tomamos la decisión con el equipo de cambiar de día. ¿El motivo? Doble. Por un lado, PLANETA ha ido evolucionando (recuerden que empezó llamándose Sustentables) y hoy intento ofrecer un análisis más detallado. Por lo que los viernes nos permitirá analizar un tema destacado de la semana con mayor tiempo y dedicación. Por otro lado, y en línea con el bienestar físico y mental del que hablamos hoy, es un cambio que me acompañará en varios cambios que tengo que hacer en mi rutina por un tema de salud y que me permitirá trabajarla más tranquila. El objetivo es siempre el mismo: comunicar sobre cambio climático para informar, concientizar y llamar a la acción.
Así que no duden en agendarse los viernes para revisar sus casillas de mail y leer PLANETA 📩 Spoiler de la próxima semana: negociaciones climáticas, mi favorito.
¡Gracias por leer! Buen finde,
Tais