La campaña global es una oportunidad para adoptar un cambio de hábito ante una industria vinculada al cambio climático, incluso más de lo que pensamos. En esta edición lo analizamos.
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#JulioSinPlástico. Si mis cálculos no dan mal, plásticos es uno de los temas sobre los cuales más hemos conversado en PLANETA. De hecho, fue el tema con el que dimos nacimiento a la newsletter allá en noviembre de 2018. Bueno, plásticos e incendios, me atrevería a decir. Vaya interesante relación. Y hoy vuelvo a hablar de plásticos porque estamos en Julio (no, no hay meme de Julio Iglesias aquí) y, más allá del propósito puntual de la iniciativa, me interesaba invitarte a indagar en el vínculo entre los plásticos y el cambio climático. ¿O acaso nunca escuchaste a alguna persona decir que "con iba a seguir usando sorbetes descartables, total no hacía diferencia ante el cambio climático"?
No seamos ingenuos. Por supuesto que un sorbete no hace la diferencia. Y que necesitamos cambios drásticos desde las políticas públicas y los sectores privados. Esos cambios nos incluyen en su implementación como ciudadanos activos.
En 2011, Rebecca Pince-Ruiz dio inicio a la campaña Plastic Free July o Julio Sin Plástico en Australia con un propósito: reemplazar plásticos descartables por alternativas reutilizabas. Desde entonces y gracias a la difusión en redes sociales, la iniciativa se ha expandido alrededor del mundo como un llamado mensual a tomar conciencia y cambiar un hábito para que, obvio, se quede el resto del año y los venideros.
Ahora bien, sabemos que un plástico descartable no es eficiente porque se convierte en residuo en menos tiempo de lo que llevó su producción, pero ¿sabemos de dónde viene el plástico? Sabemos que los plásticos arrojados al mar se enredan en los cuellos de tortugas marinas, ¿pero sabemos cómo contribuyen al cambio climático?
- ¿De dónde vienen los plásticos? Para dar respuesta quizás hay que preguntarse primero qué son los plásticos. El CONICET define que "bajo la denominación de plásticos se agrupa un gran número de polímeros artificiales sintetizados principalmente a partir de derivados del petróleo (hidrocarburos)". A esa definición, la Cámara Argentina de la Industria Plástica complementa que "los plásticos proceden de recursos naturales: petróleo, gas natural, carbón". Recursos no renovables. La Federación Británica de Plásticos explica que esta obtención a partir de recursos se realiza por extracción de materias primas, procesos de refinamiento y polimerización.
¿Se acuerdan de la fórmula? Más combustibles fósiles = más emisiones = más aumento de temperatura = cambio climático. Los plásticos vienen de combustibles fósiles, pero no sólo ello, como menciona el CONICET, "han inundando nuestra vida cotidiana".
Desde lentes de contacto a autopartes de un vehículo, desde materiales de construcción a telas para prendas de vestir, desde envases y envoltorios a más envases y más envoltorios, sí, los plásticos han inundado nuestra vida cotidiana. Observa el gráfico debajo, en 1950 el mundo producía 2 millones de toneladas de plásticos al año, cifra que se aceleró a 381 millones de toneladas en 2015. Ese incremento significa no sólo un aumento en el uso de un material procedente de combustibles fósiles sino también un mayor uso de energía -procedente de combustibles fósiles- para su producción y transporte para su distribución. De nuevo: más combustibles fósiles = más emisiones = más aumento de temperatura = cambio climático.
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Continuemos con el tema. Deirdre McKay, investigadora de la Universidad Keele, explica que, a medida que la demanda de gasolina continúe disminuyendo, se harán plásticos directamente del petróleo crudo. Y considera el vínculo plásticos-cambio climático sintetizado en la imagen visual de "el cambio climático en una botella". Así también lo analiza Rebecca Leber respecto del crecimiento que puede continuar teniendo la industria "a partir del etano, un abundante subproducto del gas extraído a través del fracking".
- ¿Qué pasa con los plásticos y sus emisiones? Lo detalla un informe de 2019 del Centro Internacional de Derecho Ambiental (CIEL, por sus siglas en inglés) titulado Plástico y Clima. Los costos escondidos de un planeta plástico. Una de las principales conclusiones del reporte es que, si la producción y el uso de plásticos crecen como se planifica, para 2030, las emisiones de GEIs de todo el ciclo de vida de los plásticos (extracción y transporte de combustibles fósiles, refinación y fabricación, gestión de residuos e impacto en los océanos) podrían alcanzar las 1.34 gigatoneladas por año.
- ¿Los plásticos son entonces los malos de la película? Si bien hay que contemplar algunos cambios que recupero debajo sobre una industria procedente y dependiente de los fósiles, como no se cansa de repetir mi amiga Agustina Besada, co-fundadora de Unplastify, "el problema no es el material sino su uso, y abuso". Si pensamos sólo en términos de utilidad, no es lo mismo un caño de plástico para que perdure en una construcción a una bolsa plástica para que dure apenas los minutos que te lleva la caminata del supermercado a tu casa. De hecho, el sector con mayor producción de la industria plástica es el de envases, popularmente conocido como packaging que, vaya casualidad, coincide con ser el que más residuos genera. Ello nos lleva al siguiente punto.
- ¿A dónde van los plásticos? Quizás la primera respuesta que se te viene a la mente es que van al reciclaje. Perdón, pero no. En 2015 a nivel mundial, el 55% del plástico se tiraba, un 25.5% se incineraba y un 19.5% se reciclaba (Our World in Data). El final del ciclo no es el final de su impacto. El "manejo" bajo incineración es el que, según el análisis del CIEL, más emisiones genera.
- ¿Qué hacemos ante esto? Tomo algunas de las recomendaciones que se desprenden del informe del CIEL, más precisamente las que enuncian como de mayor impacto positivo: dejar de producir y usar plásticos descartables (o de un sólo uso), parar cualquier nueva petroquímica o expansión y otras infraestructuras para la industria plástica, generar sistemas circulares de basura-cero que no incluyan incineración ni quema a cielo abierto, adoptar medidas que extiendan la responsabilidad al productor sobre la gestión final de sus productos plásticos, reforzar los compromisos de reducción de emisiones.
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Hablando de combustibles fósiles (o porque no podemos dejar de hacerlo), dos noticias de la semana. Quizás pensaste que era el tráiler de una próxima película de Christopher Nolan, pero no. Ni Nolan se atrevió a tanto. Desde el viernes, se viralizó la imagen de una fuga de gas en un ducto submarino en el golfo de México, a metros de una de las plataformas petroleras de Pemex. Si bien la empresa dijo que la situación se contuvo, "el accidente" despertó todo tipo de críticas sobre el impacto ambiental de la industria y las carencias de reales controles y medidas de prevención -como suelen argumentar para defender su actividad-.
En paralelo, en Argentina se llevó a cabo una audiencia pública tras el interés de la empresa noruega Equinor para llevar a cabo un proyecto de exploración de hidrocarburos offshore en las costas de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. ¿Qué significa offshore? Que la actividad se realiza sobre el agua y no sobre tierra, para lo cual se instalan plataformas y/o busques de perforación.
Durante los tres días de audiencia, hubo 309 exposiciones en contra y apenas 12 a favor del proyecto y la actividad (estos 12 correspondientes a personas físicas vinculadas con la industria petrolera). ¿El resultado? Se elaborará un informe con las conclusiones de la audiencia. El ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible anticipó que no aprobará nuevas exploraciones en jurisdicción federal (es decir, no aplicaría esto a Vaca Muerta por ejemplo que le compete a la provincia de Neuquén) hasta que no haya un plan de transición energética claro en línea con los compromisos climáticos que debe cumplir el país.
La discusión sobre la política energética en Argentina debe iniciarse cuanto antes y con argumentos sólidos. ¿Hasta cuándo será esa transición con uso de combustibles fósiles? ¿Cuándo dejaremos de usarlos? ¿Iniciar nuevas explotaciones de combustibles fósiles hoy, en 2021, es compatible con alcanzar la neutralidad en carbono a 2050?
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De los fósiles a los efectos que generan sus emisiones. Sabemos que a más explotación de combustibles fósiles, más emisiones de GEIs, más elevada la temperatura del planeta (podes darte una vuelta por la Guía sobre cambio climático de RED/ACCIÓN para profundizar). Y la semana pasada te anticipaba la ola de calor que acechaba a Canadá y Estados Unidos, intensificada por el cambio climático. Bueno, la red World Weather Attribution realizó un rápido análisis y confirmó que, sin el cambio climático antropogénico, hubiera sido imposible alcanzar las extremadamente elevadas temperaturas que se sucedieron en el norte del continente americano. En breves palabras, el cambio climático incide a que las olas de calor sean cada vez más intensas y frecuentes.
Para comprender aún más las relaciones entre esta ola de calor, la sequía en Argentina y el cambio climático, te recomiendo escuchar la edición de esta semana de FOCO -el podcast de RED/ACCIÓN- en el que di algunos aportes junto a la científica climática Inés Camilloni. Podés disfrutarlo aquí.
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En agenda: documental en defensa del río. Mañana se estrena El último río de la Patagonia, una producción audiovisual argentina que busca visibilizar la importancia del río Santa Cruz a través de una travesía en kayak a la que se embarcaron 27 activistas procedentes de Argentina, Alemania, Chile y Estados Unidos.
"Este documental muestra la impactante belleza del último río libre de la patagonia argentina, hoy amenazado por la construcción de dos mega represas hidroeléctricas sobre su cauce. Un ecosistema que se deteriora y que nos tiene como testigos. Compartimos este documental como un aporte para que esta no haya sido la última travesía en kayak por un río Santa Cruz libre, vivo y salvaje", nos anticipa Sofía Nemenmann, directora y productora general del documental. El estreno tendrá lugar mañana, jueves 8 de julio, a las 19 (hora argentina) en YouTube. Más información aquí.
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Ser sustentables: y sumarse al Desafío Unplastify. La propuesta es concreta: reemplazar por 21 días un plástico descartable por una alternativa reutilizable. ¿Por qué durante 21 días? Porque es el tiempo mínimo necesario para incorporar un cambio de hábito. Así que, sumarse al Desafío Unplastify es la invitación a la acción de esta edición. ¿Argumentos por los cuales hacerlo? Creo que hay suficientes en esta newsletter 🙂 Más información para sumarte al desafío aquí. Luego podes contarme cómo te resultó.
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Durante estos días he estado y estaré participando en distintas capacitaciones para diversos públicos sobre cómo comunicar sobre temas ambientales y, particularmente, cambio climático. Algo que, confieso, es de lo que más disfruto por el hecho de poder transmitir a otros mi conocimiento y experiencia y porque es sumamente necesario que haya más personas comunicando con calidad. En ese proceso, y por otras iniciativas, vengo leyendo bastantes libros (en este momento estoy leyendo cuatro libros a la par) y me quedó dando vueltas una frase de uno de ellos (que pronto detallaré con entrevista a su autor aquí en PLANETA).
"¿Dónde estamos? En el momento en el que toca actuar. Como lo estábamos ayer, como lo estaremos mañana. Nos queda menos tiempo, pero sigue sin ser tarde (...) debemos aprovechar desde la vertiente individual y colectiva, que no se excluyen y se necesitan mutuamente".
¡Hasta el próximo miércoles!
Tais