La ansiedad que se acumula antes de recibir feedback negativo o incluso una crítica constructiva en el trabajo puede ser paralizante. Pero, ¿y si pudiéramos entrenarnos para anhelar ese feedback negativo en lugar de preocuparnos por eso?
Esta es la idea detrás de un episodio fascinante del podcast de TED "WorkLife With Adam Grant" que profundiza en por qué odiamos escuchar comentarios negativos.
Cuando nos enfrentamos a esto, explica Adam, tenemos una respuesta fisiológica: nos tensamos, nuestra respiración se vuelve más profunda y nuestro ego se ve tan amenazado que comienza a limitar la información que se introduce en nuestros cerebros. Nos regulamos para evitar tomar las críticas duras.
De hecho, un documento de trabajo de 2017 realizado por investigadores de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte encontró que a veces nos lo tomamos tan en serio que cambiamos nuestras interacciones sociales en la oficina para evitar a las personas que tienden a darnos comentarios negativos.
¿Por qué reaccionamos de esta manera a los comentarios que supuestamente nos ayudan?
Esencialmente, es porque todos nosotros somos muy malos dando feedback negativo. Es un círculo vicioso que se refuerza a sí mismo y nos entrena a evitar algo que en realidad nos haría mejores en el trabajo y en la vida.
La solución a este problema en ambos lados —recibir los comentarios o darlos— se reduce a confiar en que todos participen de buena fe.
Cuando estés dando feedback negativo, hacélo de manera honesta y abierta, y enmarcá la conversación como un medio difícil pero necesario para terminar de mejorar el rendimiento del receptor (¡y decílo con honestidad!). Si estás recibiendo el feedback, pensálo de una manera para que finalmente te lleve a una mejora personal.
Por lo tanto, la próxima vez que recibas comentarios ásperos, reconocé que puede ser difícil de escuchar, pero no te enojes ni te apagues. Incluso si te dan una C por desempeño, te pueden dar una A por mejorar. Y eventualmente, como una C.E.O. a quien Adam entrevista en su podcast, podés volver a entrenar a tu cerebro para buscar activamente ese feedback para que no lo asocies con la ansiedad, sino con la oportunidad.
© 2019 The New York Times