En la vorágine del día a día, entre trabajo, estudio y tareas de cuidado, parece cada vez más difícil que compartir tiempo con nuestros afectos sea una prioridad. Sin embargo, más allá de mejorar el ánimo, sostener la conexión social es una verdadera inversión a largo plazo para la salud del cerebro. Más aún en un contexto en el que 50 millones de personas que padecen demencia, cifra que según los especialistas se duplicará en sólo 20 años.
Ahora, un estudio llevado a cabo durante seis años en Alemania encontró que el aislamiento social contribuye a la atrofia cerebral, es decir, la pérdida progresiva de tejido del centro que coordina el sistema nervioso, así como al deterioro cognitivo. Quienes tienden a estar más aislados, también tienden a tener volúmenes más pequeños en el hipocampo, un espesor cortical reducido y un funcionamiento cognitivo más deficiente, informaron los investigadores.
Los resultados indican que el riesgo de demencia podría reducirse promoviendo una mejor conexión social, particularmente entre los adultos mayores. Según escribieron los autores en el paper publicado en eLife: “En conjunto, la evidencia actual sugiere que el aislamiento social tiene un efecto adverso en la salud del cerebro”.
Tal es el efecto que, suponiendo una relación causal entre el aislamiento y el deterioro cognitivo, otro estudio publicado en 2020 en The Lancet señaló que, dentro de los factores de riesgo de demencia, el 3,5 % de los casos podrían atribuirse al aislamiento social. Esto es casi tanto como la obesidad, la hipertensión y la diabetes combinadas.
Para la reciente investigación, el equipo liderado por Laurenz Lammer del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (Alemania) examinó cómo el volumen del tejido neural en la región del hipocampo del cerebro cambia con la edad. Además, los científicos analizaron si la atrofia de regiones específicas del cerebro y los síntomas de la enfermedad de Alzheimer están asociados con el aislamiento social. Para ello, involucraron a más de 10.000 participantes adultos, principalmente de entre 40 y 79 años, de Leipzig.
Además de la limitación de incluir participantes únicamente de Alemania, los investigadores aclararon que todavía se necesita más evidencia para entender por completo qué ocurre en el cerebro. Sin embargo, "en pocas palabras, asumiendo que todo lo demás permanece estable, la diferencia entre tener tres o cuatro amigos cercanos y que nos apoyen es comparable a una diferencia de un año en el envejecimiento del hipocampo", resumió Lammer en un comunicado de prensa.