La disforia de género es una expresión que utilizan los psiquiatras y psicólogos para referirse a las personas que se identifican o están camino a identificarse con un género distinto al que le asignaron al nacer y que, en ese proceso, experimentan una variedad de síntomas que incluyen la incomodidad con su cuerpo, ansiedad o depresión. El término fue creado por el psicólogo John Money en 1953, uno de los pioneros en considerar a la identidad de género como una construcción social que podía ser alterada a través de la terapia o cirugía.
Sin embargo, hubo distintos usos y lecturas del concepto. Por ejemplo, Miriam Gossman, lo usa en su libro Perdidos en la Nación Trans (Lost in Trans Nation, en inglés) Guía de una psiquiatra infantil para salir de la locura. La autora dice que escribió el ejemplar para visibilizar que se educaba a las infancias con una “ideología de género” que alentaba al “transgenerismo”. Según Grossman, la educación sexual, las redes sociales y la cultura pop impulsan a que los niños y niñas se sientan confundidos con su identidad de género de manera repentina.
Frente a este contexto controversial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) quitó en 2018 el término disforia de género del Manual de Enfermedades Psiquiátricas, mientras que la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos (APA) cambió su significado para que pase a referirse al malestar emocional de las personas que están pasando por el proceso de transición de género.
Por otro lado, y más allá de las nuevas posiciones de la OMS y de la APA, algunos profesionales de la salud y otras personas comenzaron a utilizar el término disforia de género “de inicio rápido” para referirse a los adolescentes y las infancias que experimentan la incomodidad con el género asignado al nacer de manera aparentemente repentina. Esta perspectiva supone que los menores son motivados por el entorno social, es decir, por los espacios educativos, recreativos, familiares. Asimismo, como Grossman, creen que la disforia de género de inicio rápido se puede tratar con terapia.
Sin embargo, la lucha explícita del colectivo LGBTQ+ ha buscado desinstalar este tipo de ideas que suponen la elección de la identidad de género como una patología a tratar para prevenirla desde hace décadas.
Según una investigación publicada en The Journal of Pediatrics basada en las historias clínicas de 173 menores de 16 años trans que asistieron a centros de salud especializados, no se encontró información relevante que sostenga que el entorno social o los problemas de salud mental puedan influir sobre la elección de la identidad de género. “El equipo de investigación no encontró nada en su análisis que respalde que la disforia de género de inicio rápido sea un fenómeno clínico”, dice el informe.
Asimismo, la médica Margaret Lawson, co-investigadora principal y profesora de pediatría en la Universidad de Ottawa dijo: "Esta investigación es la primera en mostrar que el conocimiento más reciente sobre el género no se asoció con tener amigos online, amigos trans o problemas de salud mental". Y agregó: "Estos resultados son extremadamente importantes porque disipan una teoría que había circulado sin pruebas".
Por su parte, Adrián Helien, médico y jefe de salud transgénero en el Hospital Durand de Buenos Aires señaló en una nota de Agencia Presentes que “la evidencia dice que las transiciones pueden darse en diferentes etapas de la vida, no hay reglas. Pueden suceder en la infancia, pubertad, adolescencia o edades posteriores”.