Los factores que determinan cómo y cuándo se utilizan determinados tipos de expresiones de saludo en cada lengua se estudian en pragmalingüística, el campo de la filología que relaciona el significado de las palabras con su contexto.
Esta disciplina comenzó a desarrollarse a principios del siglo XX y analiza las distintas funciones pragmáticas que influyen en el significado implícito de la lengua.
Cuando se aprende una lengua extranjera, se aprende una forma distinta de pensar y de comportarse; casi podríamos decir que se adquiere una nueva identidad. En el ámbito de los saludos se pueden ver claramente estas diferencias, incluso entre culturas muy similares como pueden ser la española y la francesa.
El ritual del saludo
Las fórmulas de saludos y despedidas como actos ilocutivos, es decir, que expresan una intención además de un significado, están íntimamente relacionadas con los principios socioculturales que rigen cada sociedad. Están influidos directamente por los principios de la cortesía y las normas sociales que rigen las relaciones interpersonales y tienen como objetivo asegurar una convivencia equilibrada entre las personas. Al mismo tiempo, se pueden considerar como parte de las estrategias conversacionales (cortesía estratégica) que tienen como meta establecer buenas relaciones entre los interlocutores.
Algunos lingüistas consideran estos actos del habla como rituales que expresan lingüísticamente una necesidad social (la de reconocimiento de nuestro interlocutor). Existen en todas las lenguas, pero se requiere un conocimiento de las normas para poder pasar del silencio a la interacción oral.
Pragmalingüística y fórmulas de saludos
La competencia pragmática y sociocultural capacita al hablante de una lengua a comportarse según las normas establecidas y aceptadas por su comunidad. A pesar de que existen unos principios universales de cortesía, su interpretación varía según la cultura.
Una de las funciones intercomunicativas más importantes del saludo, dependiendo de cuál sea la fórmula que elegimos para dirigirnos a nuestro interlocutor, es que refleja la existencia de diferentes relaciones entre los interlocutores. Hay expertos en el análisis de la cortesía que afirman que cada sociedad organiza el tratamiento a sus miembros según dos tipos de rasgos: por una parte, están las propiedades macrosociales (como la edad, el sexo, la posición familiar, el rango social, etc.) y por otra, la actuación individual que atañe a la personalidad de cada individuo.
La estrecha relación con la interacción social indica que su análisis debería abordarse basándose en las teorías de la pragmática. En las primeras clases de francés, los estudiantes aprenden a saludar diciendo bonjour, salut y au revoir mucho antes de dominar los pronombres personales y las declinaciones de los verbos.
No obstante, es necesario no solo enseñar a los alumnos de una segunda lengua las fórmulas de los saludos, sino también ayudarles a desarrollar su competencia interaccional para que puedan emplearlos adecuadamente según el contexto comunicativo.
Por ejemplo, cuando una persona hispanohablante estudia francés, muy pronto aprende que “hola/adiós” tienen su equivalente en francés: “Salut/au revoir”. Sin embargo, hay una diferencia importante entre las dos lenguas en las fórmulas que se refieren a las partes del día: bonjour, bonsoir y su equivalente español “buenos días, buenas tardes” se utilizan sólo para saludar, mientras que bonne journée, bon après-midi se emplean para despedirse.
La ‘nuit’ y le ‘soir’
Asimismo, el saludo “buenas noches” no tiene el mismo empleo en francés. Los estudiantes deben ser conscientes de que, cuando lleguen a un lugar a las nueve de la noche, no dirán “buenas noches”, es decir bonne nuit como suelen hacer en español. Deberán utilizar la expresión bonsoir, puesto que la fórmula bonne nuit es una despedida que se emplea para irse a dormir.
La misma diferencia pragmalingüística se puede observar en otras lenguas. Por ejemplo, en inglés se saluda por la noche empleando la fórmula good evening mientras que good night se reserva para despedirse cuando se va a dormir; lo mismo ocurre en italiano, con el saludo buonasera y la despedida buonanotte; en alemán, con el saludo guten Abend y la despedida gute Nacht; y en griego, con el saludo καλησπέρα y la despedida καληνύχτα.
Consecuentemente, el hablante de una lengua extranjera debe activar un proceso de comunicación bidireccional: en primer lugar, tiene que abandonar algunas fórmulas que se emplean en su lengua materna y, en segundo lugar, adoptar otras estrategias inexistentes en su lengua materna.
La arbitrariedad de las palabras
No existe ninguna relación directa entre las palabras y su significado. Es algo arbitrario como ya lo advirtieron varios lingüistas. Hace siglos, algunos filósofos griegos resaltaron la importancia del contexto para la comprensión de las palabras, puesto que el lenguaje se fija a través de la interacción de sus hablantes y está íntimamente ligado al significado pragmático de los elementos lingüísticos.
Es necesario, pues, que los estudiantes de segundas y terceras lenguas reflexionen sobre las estrategias comunicativas que emplean en su lengua materna. Así, podrán adaptar su manera de expresarse a lo que rige la gramática y pragmática de la lengua de destino.
Las estrategias comunicativas se aprenden comunicando. Esa es la forma para que los estudiantes de idiomas puedan comprender la función pragmática de las fórmulas de saludos y dominen el arte de saludar.
Adamantía Zerva, Profesora del Departamento de Filología Francesa, Universidad de Sevilla
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.