Dillom lanzó este viernes su segundo trabajo discográfico, Por cesárea, y volvió a impactar con su lírica, su interpretación y su estilo disruptivo. El álbum es una obra conceptual que se parece a una historia de terror. Tiene momentos de tensión, giros inesperados, intimidad, obsesiones y crisis existenciales. Un Dillom que pega un nuevo salto, fiel a él mismo, profundizando en su personalidad.
El disco tiene 12 canciones, un sonido que es nuevo y original pero que, al mismo tiempo, se divorcia de la escena del trap mainstream y continúa en su propio camino. Tiene solo dos colaboraciones: Mi peor enemigo, con Andrés Calamaro; y La carie, con Lali. También contó con la participación de Alejandro Terán y su Cuarteto Divergente en intervenciones orquestales.
Para conocer cómo se gestó este álbum que contó con un arduo año de trabajo y que salió, finalmente, Por cesárea, RED/ACCIÓN habló con uno de sus productores Fermin Ugarte y su ingeniero de sonido Santiago de Simone.
—¿Cómo nacieron las ideas y el hilo narrativo del disco?
Ugarte: En junio de 2022, durante nuestra primera visita a España con la Post Mortem Band, Dillom me contó en un bar cuál era el concepto que tenía en mente para su nuevo disco. La historia era prácticamente la misma que la que hoy esuchamos en Por Cesárea, lo desafiante fue plasmarla. Empezamos el proceso de composición con la intención de escribir las canciones de principio a fin, pero nos resultó forzado y terminamos soltando el volante para que surjan cosas más espontáneas en el estudio. Tuvimos en cuenta bloques de la narrativa, que luego se terminó de definir con el orden de las canciones. Hubo un componente de trabajo intelectual, pero también hubo un componente muy importante de suerte: las piezas, al final, encajaron solas.
—¿Cómo era un día de trabajo de composición con el equipo de Por cesárea?
Ugarte: El proceso de composición no tuvo forma ni metodología, fue puramente experimental, con la única premisa de contar una historia y unas pocas referencias sonoras como guía estética. Lo hicimos en el estudio Delta Sound Lodge, en las islas del Delta, y ahí fuimos rotando diferentes equipos de compositores en distintas escapadas o retiros. Ese espacio de aislamiento nos permitió pasarnos día y noche jugando con ideas y referencias, y que Dillom vaya curando todos los principios de ideas musicales para luego empezar a escribir sobre eso. En una segunda instancia, con una primer estructura armada, decidíamos si la canción valía la pena como para seguir profundizándola o si la dejábamos de lado y empezábamos con algo nuevo. Por eso el disco no tiene lados B. Son estas 12 canciones.
—Para grabar Por cesárea eligieron un sonido analógico, con instrumentos tocados en vivo y equipos de otras épocas. ¿Esto significó un desafío para ustedes?
De Simone: Más que un desafío, fue un disfrute para mí. Fue volver a trabajar con audio como cuando arranqué a mezclar, pero aplicando toda mi experiencia. Lo urbano hoy es cada vez más digital e inorgánico, pero esta grabación fue muy analógica y respetamos mucho el sonido de las tomas de grabación. A mí, a diferencia de lanzamientos anteriores, todo me llegó mucho más limpio y pude explotar mucho más el audio. Creo que eso se nota, la profundidad del 3D, la intensidad, cómo pasamos de situaciones muy íntimas a algo extremadamente fuerte y, al mismo tiempo, con un audio super envolvente. La verdad es que fue la experiencia de mezcla más satisfactoria de mi vida.
—¿Cómo fue el proceso de mezcla y cómo trabaja Dillom en esa etapa creativa?
De Simone: Estuvimos tres semanas en el estudio, Dillom y yo juntos mezclándolo, pero la verdad es que el disco es la visión 100 % de él. En cada detalle está su decisión. Y se logró este sonido teniendo en cuenta que queríamos hacer un disco dinámico pero también de audio clásico, no tan 2024, no con el audio de moda, sino algo más atemporal.
—El resultado fue un sonido de thriller, disruptivo, ¿cómo se logra? ¿En qué inspiraron?
De Simone: Hubo mucho tiempo de búsqueda y nuestra mayor referencia a nivel audio fue Random Access Memories (2013) de Daft Punk. Queríamos hacer eso, pero a nuestra manera, que se lograra eso a nivel audio. También hubo otras influencias, como discos de Blur y de Kendrick Lamar, pero el norte más importante fue el de Daft Punk.
—El disco también se parece a una película por su efecto cinematográfico, ¿también hubo referencias ahí?
De Simone: Sí. A mí particularmente, cada vez que lo mezclaba, lo visualizaba como una película de David Lynch y lo que a todos nos pasa cuando vemos una de sus películas por primera vez. Esos detalles que de golpe te cambian de plano y aparece una cara que te re asustás y que no tiene nada que ver, que no entendés por qué aparece. Bueno, con este disco queríamos lograr algo parecido, mezclado con todo lo otro. Fue una larga búsqueda, hasta que encontramos lo que terminó siendo Por cesárea.
—¿Cómo fue grabar con Andrés Calamaro y con Alejandro Terán?
Ugarte: A Andrés lo conocimos durante la misma gira española del 2022. Nos invitó a tomar un café a su casa en Madrid y conectamos muy rápido, a nivel humano y sonoro. Su profunda admiración y respeto hacia Dillom y su música hizo que todo fluyera naturalmente. Luego de varios encuentros, nos contó que estaba revisando un archivo inabarcable de grabaciones y, a partir del gusto compartido por el sampling, surgió la idea de que nos acerque una carpeta de sonidos. En uno de los últimos retiros al Delta empezamos a hacer un beat sobre una de estas grabaciones llamada Astorias, una jam entre Andrés y el legendario trompetista Jerry González. A partir de esa base nace el gérmen del tema Mi Peor Enemigo y, a modo de círculo perfecto, decidimos invitarlo a cantar sobre esa misma canción.
Con Alejandro Terán y el Cuarteto Divergente la experiencia fue bastante mágica también. Terán trajo un abordaje super cinematográfico y heterodoxo del arreglo de cuerdas. Con unas poquísimas referencias a modo de guía elevó las canciones hacia lugares emocionantes, coqueteando tanto con el pop de los 70 como con la música contemporánea y el "ruidisimo". Prácticamente sin edición, los arreglos que escribió se incorporaron naturalmente a las canciones y lograron una profundidad y una unidad textural en el disco que, visto en retrospectiva, era absolutamente necesaria.