Ya pasó más de un mes desde la Cumbre del G20 de Buenos Aires. Para la Argentina dejó un saldo positivo como país anfitrión por el éxito de la organización y por los acuerdos bilaterales de inversión que firmó Mauricio Macri. Para el resto del mundo el análisis no fue tan optimista: Estados Unidos siguió sin aceptar el acuerdo de París para la protección del clima, no se tocó el tema migratorio y no hubo una condena explícita al proteccionismo.
En una larga charla con RED/ACCIÓN, Pedro Villagra Delgado, el ex vicecanciller de Susana Malcorra y el sherpa argentino del G20, habla de lo que nos dejó la cumbre, sus impactos en la vida cotidiana de la gente, y los logros que se alcanzaron en temas de género, futuro del trabajo, y más.
- Arranquemos con las críticas: no se avanzó en el tema de cambio climático y Estados Unidos bloqueó las críticas al proteccionismo en el documento final, lo que dejó estancada la agenca colectiva.
“El último año había sido muy malo para el multilateralismo. En ese contexto, la Argentina consigue que tengamos un G20 que sale bien. Tuvimos un documento de consenso. En algunos temas el consenso fue modesto, pero instalamos en la agenda temas que son prioritarios para la Argentina”. El ex vicecanciller se refiere a las tres prioridades argentinas que forman parte del documento final: el futuro del trabajo, la igualdad de género y un futuro alimentario sostenible.
–La versión final de los documentos parece reflejar el movimiento hacia un capitalismo más inclusivo, dando a entender que se discute en el G20 no son sólo cosas de tecnócratas y de la élite global …
–La gente que viene de finanzas a veces pide que el G20 debería volver a ocuparse sólo de temas financieros y macroeconómicos. Yo creo que la respuesta a eso es que si vos no das cuenta de alguno de los temas sociales y políticos, no vas a tener estabilidad ni gobernabilidad. Es decir, no vas a tener economía. Si te empieza a estallar el mundo como está pasando ahora en partes de Europa y vos no atendés los reclamos de la gente, la economía simplemente va a colapsar. Mal que mal, la economía en definitiva está inserta en un contexto humano.
–¿Había conciencia entre los miembros del G20 de que estamos viviendo una cierta crisis de legitimidad del sistema?
–Creo que precisamente eso es lo que ha hecho la agenda Argentina. La gente no se pone a leer el G20 ni sus anexos, pero la gente común de la calle sabe que las obras de infraestructura son fundamentales, que el futuro del trabajo es un problema y sabe que hay tecnologías que le están por quitar ese trabajo, a través de la automatización. Y saben que la educación es crucial para eso.
Tener abordada la cuestión de igualdad de género o la lucha contra la corrupción, esos sí son temas que están en la agenda diaria de la gente . Y ese era uno de los elementos que nosotros empujábamos cuando decían “estos temas no son del G20”. Porque si vos querés mantener la estabilidad, la gobernabilidad financiera macroeconómica, tenés que tener estabilidad social y política, sino se va todo al carajo. La crisis del 2008 creó el G20: la gente perdió sus casas, y había que hacer algo o se incendiaban también los EE.UU.
–¿Cómo le explica los beneficios al argentino de la calle?
–No es que porque vos hacés el G20 vienen inversiones y negocios, pero vos en el G20 lo que estás tratando de hacer es que globalmente se tenga en cuenta, no solamente la parte financiera y macroeconómica, que es la razón de ser del G20, sino que además tenga temas políticos y sociales que también afecta a la macroeconomía y a las finanzas. Por ejemplo el futuro del trabajo, la cuestiones de género, que tienen un efecto importante en la gente o temas vinculados al cambio climático.
–Toda esa agenda, el futuro del desarrollo sustentable, el tema de la inversión en infraestructura como herramienta de desarrollo, todos esos temas los puso la Argentina y son temas que van a impactar eventualmente en la Argentina. No va a pasar mañana, pero todo eso genera un sistema global que sea más amigable al crecimiento con mayor interacción con otros países. Ahí va a empezar a impactar de manera directa, que no es tan tangible. La Argentina, haciendo una de estas cosas bien, como creo que consiguió hacer, creo que se presenta frente al mundo como un país más serio y más confiable. En la Argentina se pueden hacer negocios, cosas y proyectos, entonces creo que eso también tuvo un impacto muy grande.
–Uno de los temas que más se trabajó fue el de la globalización y el futuro del trabajo, algo que genera mucha inseguridad ...
–Lo que está claro es que en este mundo, le guste o no a alguna gente, el mundo está globalizado. Es una realidad. Vos tenés que adaptarte a que esas nuevas tecnologías, van a hacer desaparecer puestos de trabajo, van a aparecer otros nuevos y tenés que preparar a la gente para que puedan tener trabajos de calidad, trabajos dignos que les permitan insertarse en la una economía. Hay profesiones y oficios que van a desaparecer.
Y en la cumbre hubo acuerdo de la necesidad de generar nuevas capacidades, mejorar los sistemas educativos y que además, el trabajo sea inclusivo. También en la necesidad de implementar la portabilidad de los beneficios, las transversalidad de los sistemas de protección social.
Y esto no es un problema sólo de países pobres. Los países que realmente podés decir que tienen más o menos resuelto temas de desarrollo inclusivo, género, trabajo etc. etc. etc. son bolsones chiquitos. Serían los Nórdicos, Japón, Australia (donde viví varios años), Nueva Zelanda y Corea. ¡Eso es todo! En el resto, todos tenemos problemas. Y creo que eso es algo que hay que dar una respuesta colectiva. No en el sentido de que va a venir un gobierno mundial a imponer lo que hay que hacer, sino concertada, que sepamos qué es lo que queremos hacer y cada cual lo va a haciendo en la medida de sus posibilidades, en la medida de que sus políticas les vayan permitiendo manejarlo.
–A nivel práctico, ¿qué implicó presidir el G20?
–Existía la duda si la Argentina lo podía hacer, por la magnitud del país. Nosotros, dentro del G20 somos el país más chico, junto con Sudáfrica, en PBI, en tamaño de la economía, en impronta. Y además, venimos de 12 años complicados, no particularmente vinculados al mundo. Entonces, a pesar de que el G20 durante los Kirchner estuvimos todo el tiempo presentes, ahora, la realidad era otra. Para nosotros era muy importante. El G20 es el único organismo top ten donde estamos sentados. Entonces obviamente no es un tema menor para nosotros preservar el G20 como un mecanismo de concertación con el resto del mundo.
–Argentina le puso mucho énfasis en el tema a la inversión en infraestructura como un instrumento de desarrollo. ¿Por qué?
–Conseguimos que haya una hoja de ruta para que se vayan generando criterios para que los proyectos de infraestructura se conviertan en clases de activos en la que es seguro para los inversores invertir. Para eso había que estandarizar sistemas de garantías y los sistemas de préstamos que se van a aplicar. La infraestructura no es sólamente infraestructura pesada como puertos, rutas, aeropuertos, sistema de electricidad, sino también conectividad, es fundamental. Si hoy en dia vos no tenés un buen sistema de conectividad, podés tener los mejores puertos del mundo y todo lo demás, pero como economía de alto impacto en el mundo de hoy, no vas a funcionar.
–¿Qué se logró en el tema de género y por qué el Gobierno dice que fue uno de los avances más importantes de la Cumbre?
–El tema de género ya no está simplemente en un párrafo que hablaba del empoderamiento de la mujer, que es muy importante, pero era un cuestión casi de nicho. El tema de la mujer tiene que ser transversal y estar presente en toda la agenda del G20. Hay que tener en cuenta que tenés países que son muy disímiles en su legislación, pero lo cierto es que hay que ir avanzando.
La Argentina no es uno de los países que está peor. Es más, te diría que en algunos casos estamos bastante bien. Un ejemplo: en las delegación del G20 argentino, en las presidencias de los grupos de trabajo, había un montón de mujeres. Vicky Costoya, en Desarrollo Social; Laura Jaitman, en Finanzas y que fue la negociadora principal - ahí las tres principales negociadoras eran mujeres. Lo mismo pasaba en medio ambiente con Soledad Aguilar. En todos los grupos, teníamos mujeres en posiciones de decisión, eso es lo más importante, eso no fue hecho exprofeso, no fue que fuimos armando la delegación para el hecho de la foto, para que no quedemos flojitos de género. No, simplemente fue así porque eran mujeres muy capaces que estaban ocupando esos puestos y fue casi una cuestión casual, pero que estaba muy alineada a lo que estábamos diciendo.
–¿Cuál fue el rol del presidente Mauricio Macri en que la cumbre llegara a buen puerto?
–Creo que durante la cumbre hubo consenso que en cierta forma terminó siendo providencial que Argentina justo este año tuviera la presidencia del G20. Hacía falta alguien que se ponga en la posición de referí y eso Macri lo hizo muy bien. Siempre estuvo en la posición equidistante. Y ahí nuevamente fue clave la relación amistosa con que tiene con los otros líderes. Eso no fue secundario. Y eso fue muy importante durante la crisis financiera nuestra porque eso le permitió a Nico (Dujovne) estar todo el tiempo en contacto con Lagarde y con todos los ministros de economía del mundo. Es más, el hecho de que China haya apoyado el acuerdo con el FMI es insólito. China en general jamás se pronuncia sobre estas cosas, pero con Argentina fue diferente.
–¿Tuvieron temores de que la cumbre terminara en desastre dada la crisis interna que vivía el país?
–Algunos países tenían sus dudas. Creo que no es menor que en medio de ese tremendo quilombo interno que estábamos, pudimos mantener la calma y supimos mantener esa situación controlada y mostrar que la Argentina puede. Otro logro es que pudimos implementar una agenda que es de interés global y no la nuestra solamente, Nos propusimos ser ambiciosos.