En vísperas de concluir su mandato, conversamos con la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Avances en estos seis años, desafíos a futuro y cómo continuará su rol en la acción climática. Una charla con una de las mujeres latinoamericanas que marcó su lugar en la diplomacia climática internacional.
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Habemus Acuerdo de París, escribía en mi computadora en una sala de prensa en suelo francés en diciembre de 2015. Lo escribía sin ser consciente de que estaba siendo testigo de un momento histórico. Lo escribía mientras frente mío una colega más grande lloraba y sonreía. Probablemente ella había cubierto las negociaciones desde el inicio, 21 años antes. La COP21 -la COP del Acuerdo de París- era apenas mi segunda COP.
La sala de prensa, mejor dicho el predio, era una fiesta. Después de dos semanas, pero sobre todo después de años y años de fracasos, retrocesos y obstáculos por demás, los países llegaron a consenso para hacer frente al cambio climático. Lo hicieron con un acuerdo que no fue perfecto, pero que resultó ser el mejor acuerdo posible. El momento fue histórico. El hacer historia dependía de lo que venía exactamente después de París: la implementación.
El consenso en el Acuerdo de París no fue el fin de un trabajo, marcaría el inicio. ¿Cómo hacer para continuar ese momentum político? ¿Cómo hacer para que después de la fiesta que significó el llegar a un acuerdo no dé lugar a bajar las brazos? ¿Cómo empujar la diplomacia internacional para que el momento histórico empiece a hacer historia? Este fue el reto que le tocó a Patricia Espinosa.
Oriunda de México y formada en derecho y relaciones internacionales, luego de desempeñarse como secretaria de Relaciones Exteriores de México (2006-2012), de ser embajadora de México en Alemania (2001-2002 y 2012-2016) y de dedicar más de 30 años de su labor a las relaciones internacionales con foco en cambio climático y desarrollo sostenible, el 18 de julio de 2016 Patricia Espinosa asumió como secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Siete meses después del eufórico consenso en el Acuerdo de París, Espinosa pasaba a liderar el espacio multilateral que busca impulsar la acción climática. Pequeño gran desafío.
En estos seis años que estuvo en el cargo, tuve la oportunidad de conversar con ella en entrevistas en Katowice, Bonn, Nueva York y Madrid, haciéndole preguntas en las conferencias de prensa de cada conferencia climática anual (las famosas y ya conocidas por ustedes COP), o consultándola en los pasillos de las intensas negociaciones. La conversación que tuvimos esta semana fue distinta. Se da en un momento diferente, especial.
Espinosa desde la sede de la CMNUCC en Bonn, Alemania; yo desde la oficina en Buenos Aires, Argentina. Nos saludamos con la calidez típica latinoamericana. Después de seis años, el próximo viernes 15 de julio Espinosa concluye su mandato liderando la CMNUCC. Así que mi primera pregunta no podía ser otra que ésta.
- Seis años después, ¿cómo se siente en este momento? No puedo negar que, sobre todo, estoy un poco nostálgica por algunas amistades, compañeros y colaboradores. De repente, la idea de perder esos apoyos tan preciados es dura. Por otro lado, me siento satisfecha de que hemos hecho todos los esfuerzos a nuestro alcance para seguir movilizando la agenda hacia adelante. Ha sido un período extraordinariamente retador, con una serie de desafíos que yo nunca imaginé iban a ocurrir en el momento en que tomé posesión hace seis años.
Hoy el Acuerdo de París no sólo está en vigor, sino que está ya afortunadamente en la atención y en la mente de los principales tomadores de decisión, en todos los ámbitos a nivel global. Sea eso por las buenas o las malas razones. Las malas razones por la severidad de los eventos extremos meteorológicos que estamos viviendo en todo el mundo, que pone en evidencia la dimensión real de la emergencia climática.
- En estos seis años, ¿cuál cree que ha sido el mayor avance en materia de las negociaciones para impulsar la acción climática y empezar a implementar el acuerdo de París? Afortunadamente hemos logrado terminar la negociación de todas las reglas para la implementación. Ahora estamos en la etapa en que tenemos que construir todo eso. Primero fue el Acuerdo de París, un marco muy general que indica con claridad cuáles son los objetivos. Después, fue una negociación de cuáles son los instrumentos, las herramientas que se necesitan para ponerlo en práctica, para que, en cada uno de los aspectos, podamos tener un seguimiento puntual y se pueda dar, con transparencia, una visión de donde están los avances reales en la transformación que debe de ocurrir. Ahora, estamos en la etapa de construir esas cosas, que es mucho más técnico. Creo que esto es un avance muy importante porque cada vez, cada negociación, requiere un esfuerzo de conciliar nuevamente las distintas visiones, los distintos intereses. Esto no significa que estemos renegociando el Acuerdo de París nuevamente.
Ahora estamos muy centrados en la meta del 1.5°C, tal como lo dice el IPCC. No significa que hayamos modificado el Acuerdo de París, que habla de 2°C o lo más cercano a 1.5°C. No hemos modificado eso. Lo que tenemos ahora son elementos adicionales que nos dicen qué es lo que realmente debemos de buscar.
Esto por supuesto no implica que estamos logrando acelerar la acción climática al ritmo necesario. El reto sigue siendo enorme. No dejemos o no pensemos que “ahora están las reglas, así que vamos a tomarnos otros seis años para ver exactamente cómo funcionan”. Realmente este ritmo no se compagina con la urgencia del reto. El ritmo de las negociaciones tiene que cambiar, tiene que acelerarse para que haya una correspondencia con el sentido de urgencia y el sufrimiento de tanta gente en todas las regiones del mundo.
- Justamente sobre el ritmo de las negociaciones y el impacto diferencial del cambio climático. En la COP26 se sintió mucho la diferencia entre países desarrollados y en desarrollo. En las negociaciones se dice que una COP es existosa cuando todos se van un poco insatisfechos. En Glasgow, algunas Partes se fueron muy satisfechas y otras con poco o casi nada. ¿Cómo ve la situación entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo? ¿Se ha perdido la confianza? ¿Qué es necesario para recuperarla y avanzar en la acción climática? He sido muy clara en decir que el tema del cumplimiento de los compromisos que se han asumido hasta ahora es un tema que va directamente a los niveles de confianza, a la confianza entre todas las Partes. Esto es una arquitectura de cambio climático que tiene tres grandes pilares: uno es mitigación, otro adaptación, donde yo pondría pérdidas y daños, y el otro es apoyo a los países en desarrollo. Todo esto está basado en la idea de que hay una responsabilidad que implica a todos, pero que, en ciertos aspectos, las responsabilidades y las obligaciones son diferentes. En ese sentido, quienes se beneficiaron de un desarrollo con un uso irrestricto de los recursos tienen que ayudar a quienes apenas han contribuido al problema.
En el caso del cambio climático es muy evidente que cualquier esfuerzo que se haga en cualquier lugar del mundo se trata de beneficiar a todos, se trata de crear un bien global. Si, por ejemplo, la Unión Europea logra alcanzar sus objetivos, pero en todo África y Asia no tenemos una transformación profunda de la realidad, pues me temo que muchos de los logros que ellos alcancen se verán comprometidos. Ese equilibrio es el que me parece que, en ciertas ocasiones, se ha perdido de vista.
El tema del apoyo, específicamente apoyo financiero, pero crecientemente la necesidad de creación de capacidades y las necesidades en materia tecnológica, está tomando una mayor relevancia en las conversaciones. Si ese pilar no está bien atendido, pues sí la verdad estamos hablando de un escenario en donde vamos a tener mucha dificultad para encontrar un equilibrio. He insistido mucho en eso en privado y en público también, y me parece que sigue siendo un elemento central. Esta es una de mis preocupaciones rumbo a la COP27. Las prioridades se han ido centrando hacia otros temas y está claro que no podemos darnos el lujo de posponer esta agenda.
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Rumbo a Sharm El-Sheikh. Espinosa se refiere a la COP27 que tendrá lugar en noviembre próximo en Sharm El-Sheikh, Egipto. Una COP que, bajo la presidencia de un país africano, buscará elevar los reclamos de ese mundo en desarrollo: el financiamiento que necesitan para no quedarse atrás en las transiciones necesarias y la igualdad en las políticas de adaptación ante los impactos ya presentes del cambio climático.
El último gran trabajo de Espinosa al frente de la CMNUCC fueron las reuniones intersesionales que se celebraron hace unas semanas en Bonn y que adelantaron el trabajo técnico con la expectativa de que esa COP27 sea un éxito, o un avance más.
- No me gusta mucho hablar de que una COP fue exitosa o que fracasó. Creo que, después de París, es más bien si se realizaron los avances necesarios o no. ¿Cuáles considera son esos avances que tienen que ocurrir en la COP27 para considerar que tuvo resultados positivos? Concuerdo contigo en que hay que hablar de avances. Además, todavía no podemos decir que ya resolvimos el tema del cambio climático, por lo que es muy difícil decir que una COP fue un éxito, ¿verdad? Todavía no estamos donde tenemos que estar. Los elementos más críticos son los que están vinculados con los temas de apoyo, o sea: financiamiento, adaptación, y pérdidas y daños. En Glasgow no se dieron resultados concretos sobre estos temas, pero sí acuerdos que eran difíciles de lograr, como el inicio del proceso para una nueva meta en financiamiento al 2025 o el lanzamiento de un diálogo para abordar la posibilidad de un mecanismo financiero para pérdidas y daños.
Lo que ahora nos va a lograr conducir a un mayor avance sería ver justamente eso: progreso en todos esos aspectos. Es un momento difícil porque en todos esos aspectos los tiempos que se definieron no fueron de un año, sino de dos. Entonces, cuando alguien me dice que lo de pérdidas y daños no se tiene que terminar hasta 2023; yo digo sí, formalmente sí, pero todos sabemos que si no tenemos algún tipo de progreso este año, pues seguramente el reto va a ser todavía mayor en 2023. Entonces, encontrar las señales adecuadas que puedan verse como avances adicionales, va a ser el gran reto en Sharm El-Sheikh.
- Una de las regiones que necesita y demanda estos temas de apoyo es América Latina. Siempre que tuvimos la oportunidad de conversar, le pregunté sobre la región. Desde que inició en la Convención hace seis años a ahora, ¿cómo ha visto a la región latinoamericana en materia de acción climática, para bien o para mal? En América Latina y el Caribe hay muchos esfuerzos muy valiosos y hay ejemplos muy útiles que pueden replicarse en distintos países. Al mismo tiempo, sabemos que es una región que ha estado viviendo muchísimos retos políticos y sociales en estos últimos años. Sabemos que es una región en la que hay distintas tendencias políticas y, en ocasiones, la agenda de cambio climático se vincula con esas orientaciones políticas.
Pero a nivel de la población en general hay una toma de conciencia bastante clara con respecto a lo que representa el cambio climático, en parte por todo lo que ha estado sufriendo la región. Hay muchas áreas de oportunidad para poder implementar múltiples soluciones. Son países que han logrado en el pasado atraer inversiones a sectores nuevos y productivos importantes. Mi esperanza es que América Latina se pueda convertir en una región en la que la inversión en todas estas soluciones para el cambio climático fluye y en la que se generen los marcos normativos e institucionales necesarios para ello. Todos conocemos la riqueza de la región en recursos para poder transitar hacia un futuro sostenible y bajo en carbono.
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Desafíos globales y desafíos personales. Durante la primera COP de Espinosa a cargo de la CMNUCC, la COP22 en Marrakech de 2016, Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos marcando una serie de años de bloqueos en las negociaciones y preocupación para el multilateralismo por la acción climática. En 2017, Fiji asumió la presidencia de la COP23 con el desafío de no poder realizarla en su territorio, pero con el apoyo de la Convención para ponerla en marcha en Bonn. A menos de un mes de celebrarse la COP25 en 2019, la crisis político-social en Chile obligó a mover la conferencia del continente latinoamericano al europeo, con todo lo que ello significó. El predio -el IFEMA- donde se celebró ese encuentro internacional se convirtió pocos meses más tarde en un centro de atención para pacientes con COVID-19. La pandemia llegó, pausó las negociaciones climáticas y puso en riesgo de retrasar la acción climática.
Todos estos fueron los desafíos que le tocaron atravesar a Espinosa. Pero hubo uno transversal que la acompañó, que ella mantuvo en privado y ante el que ella se mostró lo más firme posible en su rol.
- Voy a permitirme hacerle una pregunta sobre un tema personal desde también un tema personal, si me lo quiere contestar o no, está bien. En su discurso en las intersesionales, dijo que uno de los desafíos que tuvo en estos años fue la detección del cáncer de mama. Yo fui a la COP25 con un tumor en el útero, benigno, pero muy problemático y este último tiempo estuve recibiendo un diagnóstico. Cuando me preguntaban en mi trabajo si me quería tomar un tiempo, dije que no, que, mientras pudiera, lo que más quería era seguir trabajando. ¿Cree que una de las cosas que más la ha impulsado a seguir trabajando, aún con lo que estaba atravesando, es la causa, es el continuar por la acción climática? Depende mucho de cómo se siente cada uno en el trabajo. Yo he tenido el enorme privilegio de tener un trabajo en donde me siento privilegiada, en donde estoy haciendo cosas que me gustan, en donde siento que estoy creciendo como persona, estoy haciendo una contribución. En ese sentido, el trabajo ha sido siempre para mí una fuente de energía, de fortaleza, de mantener la mente ocupada en cosas interesantes, en cosas que sí son difíciles, pero realmente de una manera positiva.
Me imaginaba ¿qué voy a estar en mi casa haciendo qué? Para mí fue aprender y decir “yo no quiero que la enfermedad me defina”. Obviamente eso hasta el límite de tus posibilidades físicas. Sí que hubo algunos días que no me encontraba bien y hubo que hacer cambios de planes o ajustes. Me parecía muy importante tener ese incentivo de que te levantas, te arreglas, sales, eres tú. Eres tú, como siempre, luchando con un nuevo reto, entendiendo tus límites.
Espinosa me interrumpe al iniciar la siguiente pregunta para reforzar el por qué compartir su historia ahora que afortunadamente se encuentra en remisión. “El cáncer de mama y el uterino siguen siendo los más frecuentes problemas de salud en las mujeres. Si bien no significa que todo el mundo vaya a vivirlo igual que una, hay que compartir las historias, para tener ahí una referencia”.
Paréntesis. Si sos mujer y aún no te hiciste el control ginecológico anual, aprovechá esta conversación para agendarte un turno lo antes posible. Cerrado el paréntesis, pasemos al final de esta entrevista.
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Un adiós, o un hasta pronto. Me gustaría poder preguntarle a Espinosa qué expectativas tiene sobre su sucesor, pero aún no se ha tomado una decisión al respecto. El diplomático mauritano que venía liderando la convención sobre desertificación, Ibrahim Thiaw, será quien momentáneamente la suceda en el cargo, hasta que la decisión final sea tomada en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Se sabe que la política de género del secretario general António Guterres se guía en que los espacios de la organización internacional sean liderados por mujeres, tal como fue Espinosa, tal como fue su antecesora Christiana Figueres.
Para Espinosa que haya mujeres en puestos de toma de decisión de acción climática no es un tema menor. “Es importante entender que una sociedad no puede funcionar bien si solamente integras a la mitad de la población. Más allá de eso, hombres y mujeres vemos el mundo diferente. Si nosotros tenemos un mundo en el que las soluciones o las decisiones las toma la mitad de la población, sin integrar la visión de los demás, pues ese tipo de soluciones no van a tener buenos resultados”, subraya.
¿Qué hará ella luego del 15 de julio cuando termine su rol de liderar la diplomacia de la política climática internacional? “Tomarme unas buenas vacaciones. Voy a ir a mi tierra, voy a estar con mi familia. Nunca he tenido esta posibilidad de tener un corte total de decir ´ahora estoy totalmente libre de obligaciones´”, reconoce. Tímidamente y sin concresiones, también nos comparte a dónde se sigue viendo laboralmente: “Me gustaría mantenerme activa en algún papel de asesoría, pero no he tomado todavía ninguna decisión”.
El adiós de Espinosa al mando de la CMNUCC es un hasta pronto, hasta reencontrarla en el espacio y objetivo común de impulsar y acelerar la acción climática.
En mi despedida a Espinosa le agradecí por siempre tomarse un tiempo en las negociaciones para darnos entrevista a esos pocos periodistas latinoamericanos que lográbamos asistir. Y en la despedida con ustedes, le pedí que les deje un mensaje:
"El tema del cambio climático es real y va a seguir empeorando. Todos los que están ya sufriendo los efectos del cambio climático, pues lo único que pueden esperar es que lo van a sufrir peor, cosa que no es nada halagüeño. Pero también y por sobre todo: hay que acelerar las transformaciones. Hablando de la región de América Latina y el Caribe, tenemos muy buenas bases para que se convierta en una región que avance aceleradamente hacia un desarrollo sustentable. Como la presencia de pueblos indígenas que tienen un conocimiento profundo de la naturaleza y de cómo restaurarla. Creo que tenemos una enorme oportunidad. Es un enorme reto, pero ojalá se pueda ver también como una oportunidad".
Sé que a veces los medios masivos buscan más la entrevista con un famoso que hable de cambio climático que perfiles como los de Patricia. Pero perfiles como los de ella son los que están aún en esos espacios llenos de hombres de traje, en un mundo de presiones de los países desarrollados y en medio de una enorme crisis llamada cambio climático, tratando de impulsar la acción. Para mí esos son los perfiles con los cuales es necesario visibilizar conversaciones. Y si estás de acuerdo, agradecé conmigo a RED/ACCIÓN por generar estos espacios de conversación, sumándote como miembro co-responsable o invitando a más personas que lo hagan.
¡Hasta la próxima semana!
Tais