El nivel de ingresos, la educación, las condiciones laborales, la inseguridad alimentaria, el nivel de inclusión, el ambiente y el desarrollo de la primera infancia son algunos de los determinantes sociales de la salud que influyen de manera positiva o negativa, enumera la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tal es así que son responsables de entre el 30 y el 55 % de las consecuencias sanitarias, más incluso que el estilo de vida, asevera la agencia.
Bajo este marco, el Día Nacional de la Medicina Social adquiere mayor relevancia. “La medicina sin humanismo médico no merece ser ejercida", dijo el doctor René Favaloro (1923-2000), en conmemoración de quien se celebra la efeméride cada año en el país el 12 de julio a partir de la Ley 25.598.
Gonzalo Moyano es médico generalista, epidemiólogo y especialista en Bioética. Y explica a RED/ACCIÓN: “La medicina social se caracteriza por entender a la salud como un acontecimiento social, no biológico. Está absolutamente vinculado con las condiciones sociales de existencia. Por ejemplo, en la pandemia que tuvimos que sufrir entre el 2020 y el 2022, el primer brote local nativo que hubo fue en abril en la villa de Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires, donde no había agua y donde las personas estaban hacinadas, contradiciendo las instrucciones que el Ministerio de Salud de quedarse en casa y lavarse las manos. Luego, el primer fallecido fue un enfermero que tenía poliempleo y trabajaba en un geriátrico, en un hospital y en otro lugar más. Esas son las condiciones sociales en las que se reproduce la enfermedad”.
El 50 % de las personas en todo el mundo carecen de acceso a la atención sanitaria esencial. El 94 % de las muertes maternas ocurren en países de ingresos bajos y medianos-bajos. Cada día, 13.800 niños mueren antes de cumplir cinco años. Estas cifras de la organización internacional Partners In Health (PIH) resaltan que los enfoques biomédicos que se enseñan habitualmente en las facultades de medicina, como la revisión de la historia clínica de un paciente para ayudar a tratar una enfermedad, “son importantes, pero no siempre suficientes". Para comprender las desigualdades en materia de salud, la medicina social es fundamental, explican desde su página.
“Necesitamos menos medicina comercial. Cuando hay noticias en la Argentina sobre el tema de la salud, básicamente es la falta de medicamentos o el costo de las prepagas. Pero la salud tiene que ver con cómo le pasan las cosas a las personas, cómo viven y cómo se producen los alimentos. Llegar una vez que la persona está enferma es llegar muy tarde, resulta muy caro y, además, estigmatizante”, precisa Moyano, que es docente, investigador y miembro de ALAMES (Asociación Latinoamericana de Medicina Social).
De 25 niños menores de un año en las Américas, 2 no han recibido su primera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP3) —conocida como triple bacteriana— que los protege contra enfermedades infecciosas que pueden causar enfermedades graves y discapacidades o ser fatales. Se calcula que aproximadamente 1,2 millones de niños menores de un año no han recibido su primera dosis y casi 2 millones de niños no han recibido a tiempo la tercera dosis.
En esta línea, Moyano ejemplifica que la cantidad de muertes atribuidas a COVID recién se equiparó a las muertes anuales en el mundo por tuberculosis en noviembre de 2020. Es decir, casi cuando se cumplía un año de la pandemia, siendo que es una enfermedad conocida desde hace siglos, que tiene vacuna y tratamiento médico. “Estamos entendiendo mal las cosas porque dejamos que se mueran las personas cuando hay forma de evitar que la enfermedad produzca muerte y, sobre todo, hay forma de evitar que la enfermedad se produzca en forma epidémica o pandémica”, asevera.
Y concluye: “Lo que hay que hacer es mejorar las condiciones de vida de las personas y que las personas no solo puedan acceder a los medicamentos comprándolos. Se puede producir de un modo mucho más eficaz si lo produce el Estado, el 'cuco' que tenemos en este momento en Argentina. Además de la producción pública de medicamentos en sí, es importante la investigación para la producción de los medicamentos necesarios y no de los medicamentos innecesarios o absolutamente superfluos”.