Sobral, en el estado de Ceará, uno de los más pobres de Brasil, logró una revolución educativa. En 2000 la mitad de los alumnos del lugar cumplía ocho años sin entender lo que leía, pero hoy ese porcentaje se redujo a cero. El foco estuvo puesto en la capacitación docente, en evaluaciones rigurosas de la calidad educativa y en crear un entorno escolar saludable para el aprendizaje. En junio pasado estuvo en Buenos Aires Veveu Arruda, exalcalde de la ciudad e impulsor de esta iniciativa que logró demostrar que con decisión política, la educación de calidad es posible. “Pienso que Argentina tiene un pasado que puede enseñar al presente a construir el futuro de la anhelada política educativa que se merece”, dijo en su visita.