Bienvenidos/as a #OtroMundo. Primavera fresca en la ciudad de Buenos Aires, aunque no creo que haga tanto frío como el que hace en Oymyakon, una de las ciudades habitadas con las temperaturas más bajas del planeta.
En este pequeño pueblo viven alrededor de 900 personas y, actualmente, es reconocido por haber batido el récord de -71,2 grados centígrados durante el invierno en 1933.
Oymyakon (en español “agua que no se congela”) está ubicado al este de Siberia y tiene una temperatura media de -62 grados. Por eso, todo lo que se expone al aire durante unos minutos, queda congelado: agua, animales, autos, casas, etc. Mientras que el sol sale sólo por seis horas durante el día entre los meses de mayo y octubre.
Para acceder a esta ciudad que, hoy en día es un gran destino turístico para aquellos que buscan entender cómo viven los siberianos bajo esas temperaturas, hay que viajar en auto durante 17 horas desde la ciudad más cercana, Yakutsk (capital de la República de Sajá, Rusia) por la Autopista de Kolyma, también conocida por los lugareños como “La carretera de los huesos” (llamada así porque algunos de los presos que trabajaron en su construcción durante 1932 y 1953 fueron enterrados allí).
Es probable que se considere que vivir bajo ese clima es inviable, de hecho, para dimensionar el frío es entre siete y diez veces más potente que Ushuaia en invierno. Sin embargo, no es tan imposible como parece, los habitantes de Oymyakon se acostumbraron a vivir debajo del manto blanco gracias a la calefacción que brinda una central térmica vecina y el agua de unos manantiales termales cercanos.
Además, son grandes aportantes a la economía del país, ya que su principal fuente productiva es la explotación de los yacimientos de oro y antimonio (un metal que se utiliza para complementar otros y acumular energía renovable) que hay en la ciudad. Eso sí, para trabajar en las afueras de las minas, se realizan turnos de 20 minutos por persona para no congelarse en el proceso.
¿Cómo se alimentan? Su dieta está basada únicamente en carne y pescado, ya que la producción de frutas y verduras es una tarea compleja a la intemperie. Por otro lado, las familias tratan de mantener una rutina diaria normal como en cualquier otro lugar del mundo y envían a sus hijos a la única escuela que hay en Oymyakon: Nikolay Krivoshapkin, construída en 1932, lleva el nombre de un comerciante local histórico y educa a los niños y las niñas de dos pueblos cercanos más: Khara Tumul y Bereg Yurde.
Las clases para todos los niveles comienzan a las 9 de la mañana cuando todavía es de noche y terminan a las 5 de la tarde cuando también está oscuro, ya que el sol sale por unas horas a partir de las 2 de la tarde, según señala Siberiantimes.com.
Asimismo, para llegar a la escuela existen tres vías: auto, colectivo o trineos tirados por perros siberianos entrenados y adaptados a ese clima (Sí, como en las pelis).
Sin embargo, cuando las temperaturas pasan los -52º C o los -56º C el colegio se cierra y se brindan clases virtuales.
El otro sitio del planeta que es igual de frío que esta pequeña ciudad rusa es la Antártida con -57º C como temperatura media anual. Allí viven aproximadamente 4000 personas en verano y 1000 en invierno en las 66 bases antárticas en las que asisten científicos, investigadores y sus familias, según el portal Antartida.eu.
Ahora ya conoc´s cuál es el lugar más frío del planeta y cómo viven sus habitantes. Si estás al tanto de otras historias que te gustaría hacerme llegar, podés escribirme un email a [email protected]