La primera síntesis de la oxicodona a partir de tebaína fue desarrollada por los químicos Martin Freund y Edmund Speyer en la Universidad de Frankfurt en Alemania, en 1916 y la primera prueba clínica se desarrolló un año después. Luego la compañía alemana Grupo Merck, la combinó con la escopolamina y la efedrina y la comercializó como un analgésico bajo el nombre de Eukodal hasta 1987. Esta misma droga fue consumida por Adolf Hitler, de acuerdo con este artículo de la BBC.
En Estados Unidos, Purdue Pharma una compañía farmacéutica desarrolló un analgésico bajo el nombre de OxyContin. En 1995, este fue aprobado por la Food and Drug Administration o FDA (lo que en Argentina conocemos como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, la ANMA)).
De acuerdo con este artículo de la National Library Medicine, una característica de la comercialización del OxyContin fue el esfuerzo de Purdue Pharma de minimizar el riesgo de acción en el uso de opioides para el tratamiento del dolor crónico no relacionado con el cáncer. De esta manera, la empresa formó a sus representantes de ventas para que transmitieran el mensaje de que el riesgo de adicción era inferior al 1%.
Las ventas aumentaron de 44 millones de dólares (316 mil recetas dispensadas) en 1996 a unas ventas combinadas en 2001 y 2002 de casi 3 mil millones de dólares (más de 14 millones de recetas). También subió la adicción a nivel regional y entre 2002 y 2004, el consumo no médico de OxyContin a lo largo de la vida había aumentado de 1,9 millones a 3,1 millones de personas y el 2004, se había convertido en el opioide de venta con receta más consumido en Estados Unidos. Ha causado 500 mil muertes en el país en dos décadas, según este artículo de El País.
En 2018, se presentó la primera demanda en el estado de Massachusetts contra los ejecutivos y directores de Purdue Pharma. En esta se alega que han engañado a los médicos y público para que más personas tomaran opioides en dosis más altas y períodos y miles de personas sufrieran sobredosis y murieran. Desde que se presentó la primera demanda otras ciudades y estados han hecho lo mismo.
La serie Medicina letal (Painkiller) de Netflix se narra los orígenes del fármaco, la historia de los directivos de Purdue Pharma en el proceso y la de muchas de sus víctimas.
¿Qué es la oxicodona?
La oxicodona es un opiáceo clasificado como opioide fuerte. Es parecida químicamente a otras drogas de la misma familia como la codeína, la heroína o la morfina, pero la oxicodona es 1,5 a 2 veces más potente que esta última.
Se puede prescribir en cuadros de dolor crónico severo, ya sea oncológico o no oncológico crónico como por ejemplo, en osteoartrosis severa no quirúrgica o las lumbalgias crónicas severas degenerativas, excluidas de indicación quirúrgica
¿Qué genera la adicción?
Eduardo Stonski, jefe de la Sección de Evaluación y Tratamiento del Dolor del Servicio de Clínica Médica del Hospital Italiano de Buenos Aires, afirmó: “No hay que confundir la adicción con la dependencia física. La primera es la búsqueda incesante de una sustancia para fines no analgésicos y la segunda es la necesidad de analgésicos para paliar un dolor generado por una patología”.
Todos los opioides tienen la posibilidad de generar adicciones. Harry Trigosso, jefe del servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Austral, explicó: “Las adicciones pueden generarse por una suma de la dependencia física y la personalidad adictiva de algunos pacientes”.
Stonski afirmó: “Los casos de adicción se producen cuando la indicación del fármaco se realiza en pacientes con riesgo de mal uso o abuso de opioides”. Por eso, el profesional recomienda la herramienta Opioid Risk Tool (ORT) que sirve para evaluar el riesgo de abusos en personas adultas de atención primaria a las cuales se les prescriben opiáceos para el tratamiento de dolor crónico
La situación en Argentina
La promoción de medicamentos por la industria farmacéutica en nuestro país se lleva a cabo de manera distinta que en Estados Unidos.
Las empresas ofrecen sus fármacos a través de cursos de capacitación y folletos, y promocionan sus productos nuevos según grupos médicos que los utilicen, por nichos. Los opioides fuertes como la morfina, la oxicodona, la metadona y el tapentadol se encuentran en este último grupo que es utilizado por paliativistas, anestesiólogos y médicos del dolor.
Trigosso explica: “El médico suele incorporarlos a su arsenal de trabajo a través de educación médica en sus sociedades científicas, donde la educación está basada en publicaciones médicas comprobada por estudios multicéntricos”.
De acuerdo con la ANMAT, en 2017 se oficializaron importaciones de OxyContin y solo puede ser prescriptas por médicos matriculados mediante recetas extendidas en formularios oficiales. Por eso, Trigosso cree muy improbable una crisis de opioides como la de Estados Unidos. Además, la disponibilidad de opioides en el país por el momento no es tan amplia. Los servicios están concentrados en Buenos Aires, Neuquén y Rosario mientras que en la región del noroeste hay deficiencias en su provisión, en las oportunidades de entrenamiento para los profesionales de la Salud y la disponibilidad de opioides en establecimientos farmacéuticos, según este artículo del Ministerio de Salud.
Sin embargo, existen algunos factores que podrían poner a la Argentina en riesgo de vivir una crisis de opioides como la de Estados Unidos. Stornski afirmó que algunos de ellos pueden ser el desconocimiento por falta de educación médica en el empleo de fármacos, la falta de información de salud que los ciudadanos tienen y la naturalización del consumo de opioides en medios audiovisuales de comunicación masiva.. “El mercado paralelo de opioides existe en todo el mundo y considero que no podemos ser la excepción”, afirmó.