¡Hola amigos! Bienvenidos a una nueva edición de Siete Párrafos. Hoy vamos a hablar de un género de libros muy particular (y en crecimiento en el mercado) que nos llena de orgullo (y que están hechos con orgullo, además).
Compartí esta newsletter o suscribite
1
Orgullo nacional. Dejando atrás el fin de semana del orgullo gay creo que vale la pena que repasemos y celebremos el éxito que están teniendo los libros LGBTIQ+ argentinos. La literatura y los libros queers salieron del closet y podemos encontrarlos en versión comercial, no ficción, y literaria más o menos under.
- En el terreno de lo más comercial, fueron súper importantes estos años los libro juveniles de Magalí Tajes (Caos y Arde la vida, ambos de Sudamericana) que estuvieron primeros en el ranking de ventas casi todo el año pasado y que siguen siendo un éxito. Tajes en ambos libros habla sobre muchas cosas personales, entre ellas, cuenta que le gustan las chicas y cómo vivió su sexualidad desde pequeña. Hablando de los más vendidos de este año, no puedo dejar de nombrar uno de los libros que además de estar en los rankings, será nombrado por todos como uno de los favoritos del año (y que entra en mi ranking personal de cabeza): Las malas, de Camila Sosa Villada, que además lo van a publicar en España en marzo 2020. La novela, para los distraídos, nos mete en un grupo de compañeras y amigas travestis durante las largas noches cordobesas.
2
Buena literatura. Más allá de los más vendidos, los últimos años literarios dejaron otras joyitas que valen la pena repasar. Entre ellos, el poemario Tarda en apagarse, de Silvina Giaganti (Caleta Olivia) y los cuentos de Late un corazón, de I Acevedo (Rosa Iceberg). Ambos muy diferentes entre sí, pero con una fuerte primera persona queer.
- También en los últimos años disfrutamos de los personajes de las novelas Hasta encontrar una salida, de Hugo Salas (Cia. Naviera Ilimitada) y La ilusión de los mamíferos, de Julián López (Literatura Random House). El libro de Salas está protagonizado por Jeff, un ex actor porno de Los Ángeles que termina en Buenos Aires, viejo y solo y obsesionado con el pasado. La novela de Julián López cuenta la relación amorosa entre dos varones desencontrados.
3
Non fiction. De no ficción, un libro de 2016 que me parece fundamental es Niñez trans, compilado por Valeria Paván (Ediciones UNGS), con testimonios desde distintos puntos de vista sobre el caso de Luana, la primera niña trans con dni en el país. Ahora está vendiendo muy bien también el libro Sexo ATR, de Cecilia Ce (Planeta), que a pesar de hablar principalmente de sexo heterosexual, toca también muchos temas de sexualidad y deconstrucción que son temas que históricamente han ganado terreno gracias a la lucha LGBTIQ+ que ha aportado en los últimos años muchas enseñanzas y buenos libros.
Y aquí, los libros de no ficción de la semana:
¿Quién controla el futuro de la educación?, de Axel Rivas, comentado por Brian Majlin. “Se habla de los sindicatos, de los estudiantes, de los docentes y, a veces, de las autoridades; ¿pero alguien se pregunta quién gobierna la educación? Bueno, Axel Rivas sí, claro, pero es una respuesta casi obvia porque se trata de uno de los máximos referentes académicos del país en la materia en los últimos 20 años. Primero en CIPPEC y ahora desde UDESA continúa estudiando e investigando el problema de la educación. Problema porque no se halla respuesta y porque supone un universo complejo en un mundo donde la escuela entra en crisis, la educación misma -la idea de instruir a toda la población con los mismos contenidos y en un lugar particular- entra en crisis y el modo de organizar la sociedad está en crisis: educar para qué y para quiénes son preguntas que Axel se hace a lo largo de casi 300 páginas de este último libro que ha escrito”. Aquí, el comentario completo.
Postales de la contracultura, de Osvaldo Baigorria, comentado por Laura Isola. “En la portada hay un mapa. El de la costa oeste norteamericana está marcado con una línea y una flecha de sur a norte. Para arriba es donde se fue, un día de 1974, Osvaldo Baigorria y tardó once años en regresar. No sólo se fue a un lugar. Ese espacio geográfico que va desde California hasta los bosques de Canadá fue un momento de la historia del siglo XX: la contracultura norteamericana. Es un viaje como busca existencial que recorre todos los estadios de esa deriva: la supervivencia, el entretenimiento, la introspección, la política, el riesgo, las alucinaciones. Una vida a la intemperie que se fue llenando de episodios, de actos, como una película”. Aquí, el comentario completo.
Gracias amigos y amigas. Espero les haya gustado este envío. Si acaso sirvió para romper algún prejuicio o para dar alguna información que no tenían, la misión está cumplida. ¡Nos encontramos la próxima semana!
Un abrazo,
Flor.
