Los científicos aportaron la tercera y última parte de lo más actualizado de la literatura climática sobre un tema crucial: mitigación del cambio climático. Mientras el escenario actual no es alentador, ver el reporte del IPCC con lupa nos aporta lo más importante: qué tenemos que hacer para revertir esa situación. En esta edición, lo analizamos, o empezamos a analizar.
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“¿Qué le da esperanza? Si es que tiene alguna”. Ésta fue la pregunta que le hice a William Moomaw, profesor emérito de Política Ambiental Internacional en The Fletcher School de la Tufts University en Massachusetts, Estados Unidos, en el marco del Journalists Forum al que fui invitada por el Lincoln Institute of Land Policy en Boston. Mis colegas emitieron una suerte de risa, no de burla, sino de aprobación por el interrogante. "En mis clases nunca dejo que mis alumnos se vayan sin esperanza", me respondió el también autor líder de cinco reportes del IPCC. Y profundizó: "El miedo genera que la gente preste atención, pero no motiva a la acción. La culpa es aún peor. Lo único que motiva a las personas es la esperanza. Hay más soluciones que problemas allá afuera, sólo hay que promocionarlas y ponerlas en práctica".
Moomaw se acercó finalizado el panel a agradecerme la pregunta. Continuamos la conversación mientras ambos sabíamos que, a dos días, se venía un nuevo reporte del IPCC. Tuve presente en mi mente su respuesta cuando recibí los documentos bajo embargo mientras viajaba en tren de Boston a Nueva York, la tuve también presente cuando vi titulares con mensajes apocalípticos sobre el reporte, la tuve presente mientras esta newsletter fue producida, escrita y editada en trenes, hoteles, aviones y mi hogar. ¿Podemos tener esperanza ante la crisis climática? Sí. Creo que, entre todo lo malo, ese puede ser uno de los principales mensajes que nos da el nuevo reporte del IPCC o, el que considero, debemos promover para que se active la acción. Veamos por qué.
Luego de las contribuciones del Grupo de Trabajo I sobre las bases físicas del cambio climático y del Grupo de Trabajo II sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad, llegó el momento de la mitigación, es decir, de una de las patas clave de la acción climática, sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs). Como he aclarado en las dos oportunidades anteriores, el IPCC (por las dudas recuerdo: las siglas se deben al Inglés del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) no realiza nueva investigación sino que recopila la literatura más actualizada sobre cambio climático y la expone en este tipo de reportes.
Puntualmente a lo que hace esta edición sobre mitigación, significó el arduo trabajo de 278 autores de 65 países distribuidos -aún desigualmente-; 59% proceden de países desarrollados y 41% de países en desarrollo. Más la contribución de 354 autores y 59.212 comentarios de revisión, el reporte recopila lo más actualizado sobre mitigación de más de 18.000 publicaciones científicas.
Antes de pasar a algunos de los primeros puntos de análisis sobre el reporte (porque vendrán más en las siguientes ediciones, obvio), voy con la segunda aclaración no menos importante y se refiere a la distinción entre el Resumen para Tomadores de Decisión y el Resumen Técnico. No sólo difieren en longitud (el de tomadores de decisión tiene 60 páginas y el documento técnico 145), sino que principalmente es el Resumen para Tomadores de Decisión el que se expone a la negociación con los gobiernos y es en ese proceso en que -vamos a decirlo políticamente correcto- se “suaviza” cierto lenguaje.
Ahora bien, algo es cierto: los gobiernos están participando, están leyendo, están viendo lo que dice la ciencia climática. Es decir, no pueden seguir haciéndose los tontos sobre lo que debe pasar... o no deberían...
Mi análisis de hoy se centrará en dónde estamos con las emisiones, hacia dónde puede ir el principal sector emisor (energía), algunas cositas raras que aparecieron allí y, también, qué se puede hacer desde la demanda. La próxima edición se centrará en el segundo sector más emisor (usos del suelo) en una compilación propia entre el reporte del IPCC y lo aprendido en el foro de Boston.
Pero no nos adelantamos, empecemos por lo importante: ¿dónde estamos parados? Spoiler: no en el mejor escenario.
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"Nos encontramos ante una emergencia climática. La ciencia del clima advierte de que ya estamos peligrosamente cerca de los puntos de inflexión que podrían generar una cascada de consecuencias climáticas irreversibles". António Guterres no sale a gritar como Kate Diabisky en Don´t Look Up solo porque debe respetar los formalismos como secretario general de Naciones Unidas, pero cuando habla sobre la necesaria acción climática se nota su harta impotencia frente a la irresponsabilidad de los tomadores de decisión ante la crisis climática. Y es que sí... todos estamos hartos e impotentes. La ciencia viene a confirmar lo que sospechamos: no estamos donde debiéramos estar si queremos un presente y un futuro de efectos menos dramáticos del cambio climático. ¿Por qué digo esto?
Las emisiones siguen subiendo. Perdón: nosotros estamos haciendo que las emisiones sigan subiendo, cuando debieran tener un curso de movimiento inverso: su reducción. Más precisamente, las emisiones netas antropogénicas totales de GEIs continuaron creciendo durante el período 2010-2019. La parte preocupante: el promedio anual de las emisiones de GEIs durante ese período fue más alto que en las décadas anteriores, fue el más alto desde que se tienen registros. La parte "alentadora" -por querer decir algo positivo-: el ritmo de crecimiento entre 2010-2019 fue más bajo que el de 2000-2009. Aquí lo importante es que las emisiones siguen creciendo, aumentando, ascendiendo en todos -repito TODOS- los sectores... ¡ya no sé en cuántos verbos decírselo a los tomadores decisión! Y la realidad tiene que cambiar esa narrativa: tenemos que ir a la reducción.
Ah, pero ¿acaso Glasgow no salvó al planeta? Léase mi ironía por favor. El IPCC compiló material hasta octubre de 2021, es decir previo a la COP26. Bueno, con eso en mente, aquí nos revela que las políticas implementadas hasta fines de 2020 tendrán como resultado emisiones de GEIs más altas que las implícitas en las NDC, es decir, que las implícitas en las promesas y los compromisos que asumen los gobiernos. Aquí viene Guterres en modo Diabisky: "Algunos líderes gubernamentales y empresariales están diciendo una cosa y haciendo otra. Simple y llanamente: están mintiendo. Y los resultados van a ser catastróficos (...) Los Gobiernos y empresas responsables de grandes emisiones no se limitan a hacer caso omiso; están echando más leña al fuego. Están asfixiando nuestro planeta, movidos por sus intereses creados y sus inversiones históricas en combustibles fósiles, cuando las soluciones renovables más baratas generan empleos verdes, seguridad energética y una mayor estabilidad de precios".
No nos quedemos en el miedo ni en la culpa. Moomaw expuso la razón por la cual este escenario actual -en el que no estamos, de ninguna manera, yendo a limitar por debajo del 1,5°C- está tan mal: "Los tomadores de decisión están enfocados abajo, sin ver lo que pasa arriba. Y eso está creciendo cada vez más. La métrica real es lo que pasa en la atmósfera". Más look up, imposible. No estamos mirando a la atmósfera. No estamos viendo el impacto que nuestras decididas acciones están teniendo sobre ella.
A esto se refirió también Thelma Krug, científica climática brasileña y vice-chair del IPCC, cuando le pregunté cuál era para ella el hallazgo o contribución más importante de este informe. "Este reporte es muy intenso, es muy profundo. Cuando vemos que las emisiones globales siguen creciendo y que el promedio de 2010-2019 fue el más alto del que se tiene registro, cuando empiezas el informe con esta información tu paras y piensas qué pasa. Nosotros tendríamos que estar ahí en un escenario compatible con 1,5°C, ya, haciendo un esfuerzo muy profundo para limitar las emisiones. No estamos viendo eso en la práctica. Pero el informe también indica que a través de políticas públicas que se han implementado, ya se han evitado muchas de las emisiones. Posiblemente si no hubiéramos tenido esas políticas en diferentes partes del mundo, hoy estaríamos con más emisiones".
¿Tenemos una ventana de oportunidad aún para encaminarnos en un escenario compatible con 1,5°C? La buena noticia es que sí. La mala noticia es que esa ventana se nos está cerrando cada vez más y, al cerrarse, hace cada vez más difícil y desafiante el cómo reducir las emisiones. Entonces, tenemos que reducir las emisiones. Veamos cómo puede o debe hacerlo el sector que más emisiones genera: energía.
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"Los radicales que plantean un verdadero peligro son los países que están aumentando la producción de combustibles fósiles. Invertir en nuevas infraestructuras de combustibles fósiles es una locura moral y económica. Estas inversiones pronto serán activos varados, una mancha en el paisaje y una ruina en las carteras de inversión". Desglosemos un poco las palabras de Guterres sobre el reporte del IPCC. Sabemos que, lamentablemente, no podemos cerrar la canilla de los combustibles fósiles de un día para otro. Que debemos hacer una transición en el sector hacia fuentes más amigables con la necesaria acción climática. También sabemos que muchos en el sector público y privado siguen apostando y defienden la explotación de combustibles fósiles, y no sólo de la existente sino también de la nueva. Y lo cierto es que los números ya no nos dan margen para ello, ya no hay margen para retrasar la acción... porque ya estamos retrasados.
El sector de energía es el que más emisiones genera a nivel mundial. Es responsable del 73.2% de las emisiones de GEIs, con la energía usada en la industria, la de los edificios y el transporte como sus actividades más contribuyentes. Básicamente esto se debe porque es un sector formado sobre la base de la explotación de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
Por todo esto, es el sector clave en el que, desde lo público y lo privado, se deben realizar cambios drásticos y profundos para reducir sus emisiones. Claro que... no es tan fácil.
- Lo que muestra el reporte. "Reducir las emisiones de GEIs en todo el sector energético requiere transiciones importantes". Muy importantes, le agregaría. Ahora, ¿de qué transiciones estamos hablando? De reducir sustancialmente el uso de combustibles fósiles, de promover y desplegar fuentes de energía de bajas emisiones, de cambiar a fuentes de energía alternativas, de mejorar la eficiencia y la conservación de energía. Y de hacer todo eso cuanto antes, de forma complementaria y con una estrategia que se pueda sostener en el largo plazo.
El reporte muestra un dato no menor que explica esa referencia de Guterres "de inversiones que pronto serán activos varados" y es el hecho de que los costos de las energías renovables están disminuyendo, incluso están siendo más competitivos que los combustibles fósiles poniéndose por debajo de sus costos. En pocas palabras: la transición conviene también por motivos económicos.
En materia de transporte vinculado a energía, para poder reducir las emisiones es necesario promover tecnologías bajas en carbono, acelerar la transición hacia vehículos eléctricos, mejorar las tecnologías en materia de baterías para que acompañen la transición por ejemplo en trenes eléctricos, desarrollar combustibles alternativos para la aviación -como hidrógeno de bajas emisiones o biocombustibles).
- Lo que me preocupó al leer. "Las estrategias de mitigación modeladas para lograr estas reducciones (compatibles con escenarios de 1,5°C y 2°C) incluyen la transición de combustibles fósiles sin CCS a fuentes de energía de muy bajo contenido de carbono o cero, como energías renovables o combustibles fósiles con CCS". Sé que ustedes estarán pensando qué es CCS, yo lo primero que dije al leer este apartado pensé en otras tres letras: WTF!
Lo que ese apartado expone es que en la transición se está incluyendo no sólo a energías renovables sino también a combustibles fósiles con captura y almacenamiento de carbono o carbon capture and storage o CCS. No dudé en preguntarle a Krug sobre este punto, preocupada por que la industria de los fósiles lea este apartado y diga "listo amigos, seguimos con nuestro negocio pero capturamos las emisiones".
"Para el sector de electricidad, las renovables serán 100% la opción. Pero hay otras áreas dentro de energía en las cuales no será tan fácil", dice Krug y profundiza: "Cuando el reporte se refiere a CCS es como si tu fueras a hacer la producción de la misma forma en que lo vienes haciendo, pero en el proceso tu capturas las emisiones. No se trata de que tu reduces las emisiones, sino de que te estás evitando que esas emisiones vayan a la atmósfera. No las reduces y las evitas, en tanto no las dejas llegar a la atmósfera". ¿Listo? ¿Tan sencilla es la transición?
"El proceso de CCS no es simple. Porque es costoso para hacerlo a gran escala y porque no es que el almacenamiento se puede hacer en cualquier sitio, sino en aquellos para garantizar la permanencia de ese gas que fue capturado. También porque hay que evitar fugas", explica Krug y hace una aclaración no menos importante: "Cualquier nuevo proyecto de fósiles tendría que, al menor, tener este tipo de tecnología. Al menos. Pero no es una cosa muy apreciada porque lo que buscamos realmente es que el sector de energía tenga una transformación. Esta transformación significa que no continúen de la misma forma en la que están produciendo". Y creo que éste último debe ser EL mensaje para la industria.
Ahora bien, esa transformación no debe dejar a nadie atrás.
- Lo que se necesita para una transición justa. El reporte reconoce que las contribuciones regionales a las emisiones de GEIs continúan siendo ampliamente distintas, ello se repite a nivel nacional en algunos grupos. La variable del desarrollo y los ingresos es la que se pone sobre la mesa. Sabemos que los países con mayor desarrollo son los que más contribuyen y han contribuido al problema, que los países con menor desarrollo contribuyen y han contribuido menos y necesitan ayuda para hacer frente a la crisis climática. Todos deben actuar, pero también algunos deben ayudar a otros para que la transición sea para todos.
"El progreso en la alineación de los flujos financieros hacia los objetivos del Acuerdo de París sigue siendo lento y los flujos de financiamiento climático rastreados se distribuyen de manera desigual entre regiones y sectores", dice el reporte y... sí, lo sabemos. El financiamiento fue una de las grandes deudas que dejó la COP26 y el gran tema sobre el cual la COP27 puede resultar exitosa. El put the money on the table es urgente para que ningún país quede afuera de la transición que la acción climática nos requiere. Al respecto, también se refiere Krug.
"La cooperación internacional acelerada es un facilitador crítico para que se puedan hacer estas transiciones de una manera justa, de una manera baja en emisiones de GEIs. Se discute en el informe sobre el aporte financiero de países desarrollados a países en desarrollo, pero no se considera que los gobiernos solitos no serán capaces de viabilizar toda esta brecha que hay para estimular esas transiciones. No es simple".
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"Las medidas del lado de la demanda y las nuevas formas de provisión de servicios pueden reducir las emisiones globales de GEIs en los sectores de uso final en un 40-70% para 2050 en comparación con los escenarios de referencia". Este apartado se refiere a un nuevo capítulo que se incluyó en esta edición del reporte del Grupo de Trabajo III y que se refiere a la compilación de literatura científica climática sobre la demanda de servicios. Sería uno de los lugares en donde nos pararíamos nosotros como ciudadanos consumidores y en donde también tenemos -como marca ese 40-70%- una posibilidad de impacto. Claro que, siempre acompañados de los cambios macros que se requieren.
¿Qué tipo de cambios se pueden realizar en la demanda para facilitar una reducción de las emisiones? Las mayores posibilidades están reemplazar los traslados en vehículos particulares y priorizar la caminata, el uso de la bicicleta, transporte público eléctrico y reducir los viajes en avión (aquí es donde me siento culpable por el viaje, aunque volveré a compensar lo que no pude reducir). Claro que para que desde la demanda se pueda tener un impacto positivo es necesario que desde los espacios públicos y privados se garanticen ciudades más caminables, bicisendas y carriles exclusivos, transporte público con fuente renovable de abastecimiento, y alternativas competitivas a viajes en avión, allí donde es posible. Cambios en cómo ser más eficiente en el uso de la energía en los hogares es otra de las opciones para marcar una diferencia en términos de emisiones desde la demanda.
Lo que me parece más destacable del reporte es que subraya que estas transformaciones no sólo significarán algo positivo en términos de la contribución a la acción climática, sino que también representarán una mejora en el bienestar de las personas. Algo que, a veces, parece nos olvidamos en todas estas ecuaciones. La clave está en que estas transformaciones sean posibles para todos y con ello el bienestar que brindan. Krug es contundente al respecto: "Para estos cambios se necesitan políticas públicas".
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Cómo seguir profundizando en el reporte, hasta la próxima edición de Planeta. Claro que aquí no se acaba el análisis sobre el reporte. Ustedes lo saben mejor que nadie. De hecho, hace unos días hice un hilo en Twitter sobre cómo la cobertura del Grupo de Trabajo II nos acompañó directa o indirectamente en PLANETA durante el último mes. Del mismo modo, esta contribución sobre mitigación nos acompañará en las ediciones venideras. ¿Qué seguir leyendo mientras tanto?
- Siempre les voy a recomendar que no le tengan miedo a los reportes científicos. Sí, sé que a veces no invitan mucho a la lectura. ¿Dije a veces? Empezar a acercarse a ellos es la mejor manera de romper esa barrera del tecnicismo. Claro que la otra es el Inglés. Los reportes tardan muchísimo en ser traducidos a otros idiomas. Esa traducción a veces no llega nunca. Mientras tanto, si quieren pispear el reporte de mitigación, les recomiendo hacerlo con el Resumen para Tomadores de Decisión y, si hay algún dato ahí que les llama mucho la atención y/o sobre el cual quieren profundizar, búsquenlo en el resumen técnico, vean su contexto.
- El World Resources Institute realizará un webinario con el foco puesto en las acciones transformadoras que se requieren desde los distintos sectores para mantener el límite de 1,5°C “vivo” entre los caminos a recorrer. Será el próximo martes 12 de abril a las 11.30 (hora argentina) y se realizará en Inglés, con interpretación simultánea en Español y Francés. Más información para registrarse aquí.
- Y si quieren seguir, como yo, en una súper lectura de los análisis, los genios de Carbon Brief han hecho un enorme trabajo (como de costumbre). Sus textos están más dirigidos a un público ya en tema, pero es un sitio que recomiendo seguir. El desafío: son publicaciones en Inglés. Pueden acceder a su análisis sobre este reporte aquí.
Un mensaje de nuestro partner
La compañía de productos de belleza y cuidado personal, cuidado del hogar y alimentos y bebidas anunció un nuevo compromiso en su búsqueda por reducir los envases de plástico virgen. Conozcámoslo más en detalle.
- ¿De qué se trata el anuncio? Para fines de este 2022, Unilever habrá reemplazado el 20% del plástico virgen que utiliza en sus envases por plástico reciclado de origen nacional. Esto no sólo tendrá un impacto positivo en el ambiente al reducir el uso de plástico virgen, sino que también tendrá un impacto positivo en lo social y lo económico pues promueve la inclusión y la generación de empleo de más de 700 recuperadores urbanos.
- ¿En qué contexto local se enmarca esta acción? La compañía tiene una meta de reducir los envases de plástico virgen en un 50% para 2025. Por lo que, será un paso más en pos de ese objetivo. Ello se complementa con los objetivos de la compañía de ayudar a recolectar y procesar más envases de plástico de los que vende, y de garantizar que todos sus envases de plástico sean reutilizables, reciclables o compostables para 2025.
- ¿En qué contexto internacional se enmarca esta acción? Unilever es una de las empresas que se ha comprometido con el reciente tratado internacional de Naciones Unidas que busca disminuir la contaminación por plásticos en el planeta.
- ¿Por qué es importante reducir el uso de plástico en medio de la crisis climática? Recuerden que dedicamos una edición de PLANETA para comprender el vínculo entre los plásticos, los combustibles fósiles como su origen y la necesidad de actuar ante el cambio climático. La pueden leer aquí.
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“Gracias por esta terapia en grupo”. Con estas palabras Ron Suskind finalizó la conversación formal que acompañó la cena del evento que nos congregó a periodistas especializados en Boston. Seguramente te estarás preguntando “quién es Ron Suskind”. Bueno, una primera presentación sobre él sería que, siguiendo con la teoría de los seis grados de separación, estuve a seis grados de distancia o cercanía de Leonardo DiCaprio.
Una segunda presentación sería que es un profesional que superó todas mis expectativas. Era el invitado estrella a ser entrevistado por un colega del Boston Globe y luego recibió preguntas de algunos colegas. Estuvo más de una hora. Creo que fue más de media lo que nos quedamos esperando con otros colegas hasta que se sentó al lado mío en la mesa y siguió la conversación tan cautivante que no puedo reproducirla con palabras.
La tercera presentación sería que Ron Suskind es periodista, escritor y productor. Fue, ni más ni menos, que uno de los co-productores de la tan aquí referida película Don´t Look Up. Iba a esperar a compartir en PLANETA esta experiencia, pero ¿qué mejor que seguir hablando de Don´t Look Up cuando estamos hablando de un reporte científico?
La conversación con Suskind reveló o confirmó que la película fue pensada desde un inicio para comunicar sobre cambio climático y fue realizada por la suma de profesionales -pero sobre todo de seres humanos- que querían involucrarse en la causa desde su lugar, que entendieron que la producción audiovisual también podía ser, o debía ser, un medio con impacto para el fin.
Periodistas de cine que habían criticado negativamente la película recibieron llamadas/mensajes de científicos climáticos explicando a qué se refería el filme. Científicos climáticos celebrando quizás la mejor película sobre cambio climático recibieron llamadas/mensajes de negacionistas climáticos en contra de sus celebraciones. Personas que no tenían interés en ver la película decidieron verla sólo para poder ser parte de toda la conversación que Don´t Look Up ya estaba generando. Esto es lo que Suskind describió como lo más importante de la película que coprodujo: la película instaló la conversación, "fue un call to action". Incluso Suskind se mostró bastante optimista. Para él quien antes era escéptico al cambio climático, comenzó a cambiar su postura a partir del filme. Yo tengo mis dudas, pero ojalá esté equivocada y Suskind en lo cierto.
Después de instalar la conversación, ¿qué sigue?
La respuesta a esta pregunta me la dio Suskind, pero cuando me respondió a otra central: ¿Por qué el foco del filme en Estados Unidos? Por la grieta y el creciente escepticismo sobre el tema, quizás también porque Estados Unidos es el país históricamente más emisor, porque era necesario instalar -sobre todo ahí- el tema, el debate. Y lo que sigue sí será internacional, lo que sigue estará enfocado en la acción.
Claro que no se tratará de una segunda parte de Don´t Look Up porque, si la vieron, saben que eso sería imposible. Será una nueva película que, desde la ficción, pondrá el foco en las acciones que se requieren emprender, de forma urgente, ante la crisis climática y ecológica. Quizás este reporte del IPCC sobre mitigación le vino en el momento justo a Suskind y a su equipo para el guión. Y hablando de guión, ahí estuvo mi segunda pregunta en lo que era ya una extensa y profunda conversación.
¿Es cierto que la última frase de DiCaprio sobre el final no estaba en el guion? "Es cierto", me dijo Suskind y agregó: "Filmar esa escena fue muy emotivo para todos". Esa frase del final creo que es la que debiéramos tener presente siempre. No sólo nosotros. También los tomadores de decisión al momento de definir sus medidas.
Hablar de la película para indirectamente hablar de cambio climático fue para Suskind y nosotros una terapia de grupo. Creo que a veces es también lo que hacemos aquí en PLANETA. Porque compartimos todo tipo de emociones a partir de la información científica y porque lo más importante y transversal es eso que vendrá en la siguiente producción cinematográfica y se expuso en esta edición: qué hay que hacer y cómo, ya.
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No puedo dejar de hacer mención a algo en particular sobre el final. Espero que la semana pasada me hayan extrañado tanto como yo a ustedes. PLANETA no llegó a sus casillas de mail porque necesité hacer mayor desconexión de la que había pensado iba a necesitar para volver a reconectar. El motivo es algo que aún prefiero mantener en el ámbito privado, pero que me sigue enseñando que lo mejor que podemos hacer ante un diagnóstico es actuar.
Este reporte del IPCC nos ha dado un diagnóstico preciso de lo mal que venimos, lo peor a lo que nos estamos encaminando, pero también -y por sobre todo- ese mejor destino hacia el cual podemos (debemos) ir. No sólo eso. Este diagnóstico es tan detallado que nos da el conocimiento de las posibles y necesarias soluciones para hacer frente a la actual crisis. Sólo hace falta algo: actuar. No hagamos que el próximo diagnóstico sea el de un planeta y una humanidad enfermos e imposibles de tratar.
Ahora sí. Con los pies recién llegados a mi hogar en Argentina, gracias por leer y acompañarme desde el otro lado! La postal fotográfica es del inicio de la primavera en Boston.
Un saludo!
Tais