¡Buenos días! Sí, como leíste en el encabezado, este es el último envío de esta newsletter. RED/ACCIÓN, lamentablemente, ayer anunció su cierre. Y para cerrar esta etapa queremos compartirte cómo avanza un proyecto para cuidar nuestra casa global, el planeta.
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La Ruta Verde Panamericana es un proyecto que está en marcha. Y que ya comenzó en más de 100 localidades del continente.
Se trata de un biocorredor que estará construido de árboles y plantas nativas, con una extensión de Tierra del Fuego hasta Alaska. Es una suerte de gran banner de miles de kilómetros, un gran llamado de atención. Un cartel que siga diciendo que hay que atender al cambio climático. Y en este gran cartel los materiales son en sí mismo la respuesta al cambio climático.
Es que la humanidad debería plantar en los próximos años miles y miles de plantas nativas para evitar la pérdida de glaciares y la suba del nivel de los océanos, entre otras consecuencias del calentamiento global.
Es un cartel que se construye en comunidad, entre muchas y muchos. Sus materiales son básicamente baldosas verdes de especies nativas, ya existen: están dispersas por muchísimos lugares de todo el continente. A veces hay que saber dónde están, ubicarlas, marcarlas. En otras ocasiones hay que “alinearlas”, reubicarlas para que encajen en la ruta. Otras veces, entre baldosa y baldosa habrá que construir nuevas baldosas para diseñar ese camino continental.
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¿Por qué es necesario este corredor verde?
Hace muchos años la humanidad viene creciendo. Había muchísimos caminos por los que circulaban aves, mariposas, libélulas, reptiles, abejas. Con el crecimiento de la vida humana se fueron interrumpiendo varios de esos caminos verdes.
Este es el intento demostrarnos como humanidad que es posible restaurar esa larguísima carretera que ya existía y ahora está interrumpida en tantos lugares.
Estos animales serán en sí mismos los indicadores de que esta ruta ha sido lograda. Cuando un cardenal amarillo vuelva a aparecer donde hace cien años ya no está, en el medio de Entre Ríos, Buenos Aires o La Pampa, esto significará que hicimos bien ese camino que se había cortado. Si la loica, otra ave pampeana que ahora solo está en algunas islas del suroeste bonaerense, significará que habremos bienconstruido esta estructura verde que es en sí misma una carretera.
Si vuelven las libélulas a iluminar las noches como lo hacían antes y dar su magia… si vuelven a aparecer abejas nativas donde ya no están, serán indicadores de vida real. Eso nos mostrará que fueron reconstruidas las rutas verdes que ya no estaban.
Los biocorredores son la reconstrucción de los caminos que hacía la fauna y acompañaba la flora, porque la fauna polinizaba y llevaba de un lado a otro la multiplicación de la flora. Tienen que volver a estar en nuestra comunidad local, sudamericana, americana y global.
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Para esto, lo primero que necesitamos es distinguir especies nativas de exóticas. Cuáles son autóctonas y cuáles no. Es pedagógico lo que se pretende: reconocer el valor de las plantas nativas.
Y también buscamos generar una nueva cultura de plantas nativas y del árbol. Así como ahora muchas personas adoptaron la cultura de donar sangre o de ser donantes de órganos. Así como hay una cultura solidaria para ayudar ante emergencias. Esta cultura de la solidaridad se tiene que convertir en una acción para salvar la casa común que tenemos. Las especies nativas son la respuesta concreta de la comunidad al calentamiento global.
Esta ruta que increíblemente ya empezó en más de un centenar de lugares. En ocasiones con baldosas que ya existían. En otros lugares hubo y habrá que plantar. Y luego hay que unir esos puntos de plantación. Como si se juntaran cuentas de rosario. Que todas estas cuentas al final se conviertan en un camino lleno de vida. La ruta verde está poniéndose en movimiento. Y es larga, ambiciosa: queremos que llegue desde Tierra del Fuego hasta Alaska. Millones de personas en todo el continente pueden participar de esta construcción.
Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus más de 100 programas, la compañía alcanzó a más de 300.000 personas.
Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad
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En cualquier lugar de América en donde te encuentres, podés colaborar con esta Ruta Verde. El proyecto arranca en la maceta de un departamento, en el patio de una casa. O en una escuela, una universidad, una plaza o un parque.
Primero, te recomendamos seguir la cuenta oficial del proyecto en Instagram para conocer su avance y cómo involucrarte.
Hay varias maneras de participar.
Una es mapear espacios verdes cercanos que puedan ser las baldosas. Y trazar corredores biológicos entre esas baldosas, que incluyan árboles y plantas nativas. Cuando se plante cada una, arrobá a @nuevarutaverde.
- Cosechando y germinando semillas para generar plantines de nativas.
- Organizando o participando en jornadas de plantación. Hay una riqueza en la plantación comunitaria que tiene que ver con esa idea de fomentar una nueva cultura de las plantas nativas.
- Otra manera de colaborar es difundir la Nueva Ruta Verde, explicando su importancia para mejorar la calidad ambiental.
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Si se trata de fomentar una cultura de la plantación, es clave el trabajo en comunidades educativas.
Desde la cuenta de IG de La Nueva Ruta Verde comparten algunas ideas para estudiantes, docentes y familias: pueden sumarse en la recolección de semillas; identificar plantas nativas de la región; participar del proceso de germinación; plantar especies nativas.
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No nos cansamos de buscar a Loan. Puede estar muy cerca nuestro.
Llegó el momento de despedirnos. Queremos agradecerte por este tiempo de acompañar leyéndonos. En poco menos de cinco años, compartimos cada semana una mirada constructiva que nos oxigenara, que nos ayudara a levantar la vista y a pensar el mundo siempre atendiendo las necesidades del otro.
Hablamos de voluntarios y voluntarias admirables, de organizaciones sociales comprometidas con el prójimo, de héroes que deciden donar sangre, o médula ósea u órganos. O compartir abrigo o alimento.
Destacamos muchas veces, como en esta edición, la necesidad de cuidar nuestra casa común, el planeta.
También buscamos entender a comunidades vulneradas y comprometernos con su inclusión.
Nos acompañamos en una pandemia, compartiendo cómo cuidarnos, a qué estar atentos. Y destacando a voluntarios y profesionales valientes.
Ojalá que todo esto que estas reflexiones y miradas puedan seguir oxigenando tu vida.
Como siempre, cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Y podemos seguirla en [email protected]
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David