¡Hola amigos! Bienvenidos una vez más a SIE7E PÁRRAFOS, nuestro encuentro semanal de libros. Hoy vamos a hablar de la ganadora del premio Nobel de Literatura: la polaca Olga Tokarczuk. Pero no solo de ella, sino de alguien que es parte fundamental de su historia y tiene mucho que ver con la Argentina.
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Nobelizados. La semana pasada ganó el nobel de Literatura la escritora polaca Olga Tokarczuk, autora de los libros Sobre los huesos de los muertos (Océano), Un lugar llamado antaño (Lumen) y Los errantes (que Anagrama publica el mes que viene). Lo cierto es que no la leí pero pienso empezar ya.
- Toda la información a su alrededor me tienta mucho. ¿El dato más tierno? Que en Breslavia podés viajar gratis en subte y colectivo si llevas un libro suyo encima. Igual, la que más me despertó simpatía es la historia de su traductora norteamericana, Jennifer Croft, a quien contacte por mail. Me dice que ella siempre supo que Olga iba a ganar el Nobel, pero que cuando se enteró eran las 4 de la mañana donde ella está y pegó un grito que dejó a sus gatos en estado de shock hasta el día de hoy. Lo que más me interesa contarles es que Croft no traduce solamente literatura desde el polaco, sino también desde ¡el argentino! porque vivió acá unos años.
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Una porteña más. Cuento un poco su historia: resulta que durante su doctorado en Literatura comparada en la universidad de Northwestern, investigando a Gombrowicz, terminó en Argentina por unas semanas. Se entusiasmó con Buenos Aires y se quedó. Acá aprendió español y en los años siguientes empezó a traducir a muchos autores argentinos al inglés, su idioma natal.
- Entre ellos: Romina Paula, Federico Falco, Pedro Mairal y la antología El amor y otros cuentos: Aventuras románticas varias, narradas por escritores argentinos de última generación editado por Blatt & Ríos. Además creó, junto con Maxine Swann y Pola Oloixarac,el medio digital Buenos Aires Review. Le pregunto en qué anda y me cuenta: “estoy escribiendo mi propia novela basada un poco en las aventuras de los traductores de Olga que se llama Amadou, una novela literaria de misterio sobre la desaparición, en un bosque sobre la frontera entre Polonia y Bielorrusia, de una escritora famosa que acaba de ganar el premio Nobel. Mi primer libro, Serpientes y escaleras, sale en el año que viene en Entropía y Homesick (The Unnamed Press), originalmente escrita en español, acaba de salir en Estados Unidos”.
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Traducir a una Nobel. Croft es una de las dos traductoras más importantes de Olga Tokarczuk al inglés y esa historia también es muy interesante. Hace unos años ella estaba buscando alguna escritora polaca contemporánea para traducir para su tesis de maestría en la Universidad de Iowa. Las escritoras mujeres contemporáneas eran las que más le interesaban y las que más había estudiado. Finalmente, en la biblioteca de la universidad dio con una colección de cuentos de Tokarczuk y se enamoró de su literatura. Olga había sido traducida anteriormente por Antonia Lloyd-Jones, que es su otra traductora al inglés, y Antonia muy generosamente presentó a Croft y Tokarczuk.
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Así, Croft empezó a traducir Flights al inglés,que ganó el año pasado el Man Booker International Prize. Lo curioso es que este premio lo ganaron Croft y Tokarczuk en conjunto. Es que desde 2016, el Man Booker International Prize es otorgado a libros en inglés en donde se premia al autor y al traductor. Flights, particularmente, juega con el lenguaje en constelaciones, lo que lo hace un libro especialmente desafiante. Ahora está traduciendo Books of Jacob que es la última novela de Olga y según Jennifer, la más brillante. También está traduciendo su nuevo libro de cuentos, Tales of the Bizarre.
Y aquí, los libros de no ficción de la semana:
38 estrellas, de Josefina Licitra, comentado por Agostina Mileo. “Las feministas solemos decir que la historia de la humanidad es la historia del hombre, que recuperar las historias de las mujeres no es solo hacerle justicia al pasado, que mediante este acto cambiamos la noción de humanidad y nos volvemos más parte de las cosas y menos "lo otro". En 38 estrellas, Licitra narra la historia política de fines de los 60 y principios de los 70 en Uruguay a través de una crónica de la mayor fuga de una cárcel de mujeres de la historia. No es un manifiesto feminista, no se anuncia como tal. Se presenta como una historia pequeña en un gran contexto, como un episodio de un tiempo reciente que queremos volver lejano sin volverlo ausente. Las mujeres que aparecen no son heroínas olvidadas, son militantes tupamaras. Lo que hace rica la lectura es la ausencia de grandilocuencia y de pretensión de reivindicaciones. Es, en definitiva, una condensación perfecta de aquello que Mary Shear recuperó de Cheris Kramarae cuando dijo que "el feminismo es la noción radical de que las mujeres somos personas"”. Aquí, el comentario completo.
El método documental, de Ana Cristina Cesar, comentado por María Sonia Cristoff. “En estos ensayos de El método documental, Ana Cristina Cesar, poeta brasileña y magnífica, habla siempre de literatura, pero, como se verá en los párrafos que siguen, habla de literatura tal como la entienden las criaturas de su especie: como una práctica estética, sí, pero a la vez vital, como un oficio que alienta y alimenta cada uno de los actos de una vida, todos, incluso el suicidio, y así es que en estos ensayos escritos entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, seleccionados y traducidos por Teresa Arijón y Bárbara Belloc, poetas y magníficas ellas también, Ana C., como solía llamársela, hace referencias a poetas y escritores y teóricos de lo más variados, y hace también elucubraciones a partir de los otros oficios a los que Ana C. se dedicó, además de la poesía: las clases, la traducción, el periodismo, el activismo intelectual. En el último párrafo seleccionado acá hay una referencia a la literatura para niños, no porque Ana Cristina Cesar se haya dedicado a producirla sino porque escribió sus primeros poemas antes incluso de saber escribir -no hay contradicción: eran poemas orales que le dictaba a su madre, que los tipeaba, mientras ella caminaba de un lado al otro en un sillón al que apenas llegaba a subirse- y porque es impactante el ángulo desde el cual aborda el tema. Esa misma lucidez recorre absolutamente todos los ensayos de este libro. Más de una vez, advierto, podrán encontrarse chequeando las fechas de publicación de un texto con la del nacimiento de la autora: suena inverosímil pensar que fueron escritos por una veinteañera”. Aquí, el comentario completo.
Hasta acá llegamos por hoy, pero antes de irme, quiero compartir una placa que sirve como reflexión final acerca del Nobel. Hoy hablamos de una escritora y de su traductora, se podría decir que es un doble festejo, porque son dos mujeres en lugar de una. Sin embargo, aquí abajo dejo una placa que habla por sí sola. ¿El lado positivo? La literatura es la segunda categoría que más rompió el sesgo machista. ¡Pero falta tanto todavía!
¡Gracias amigos! Nos volvemos a encontrar la próxima semana. Sigan leyendo, comentando y participando de esta fabulosa colonia de la literatura.
Saludos,
Flor.