¡No cancelen ‘Maus’!- RED/ACCIÓN

¡No cancelen ‘Maus’!

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

Una junta escolar de Tennessee eliminó la novela gráfica de Art Spiegelman. Alegó preocupaciones sobre insultos y una imagen de desnudez. Holocausto: censurado.

¡No cancelen ‘Maus’!

La cultura de la cancelación impactó sobre la novela gráfica de Art Spiegelman, una historia sobre el Holocausto que a fines de la década de 1980 revolucionó el universo del cómic. ¿Hasta dónde avanzará la hipercorrección política?

Plus: polémica en torno a un nuevo libro sobre la captura de Ana Frank; y una pregunta: ¿es el cómic un género nacido de la literatura judía? 

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Hace unos días —el 10 de enero—, una junta escolar del condado de McMinn, en el estado de Tennessee, votó para eliminar la novela gráfica de Art Spiegelman Maus, ganadora del Premio Pulitzer en 1992, del plan de estudios de artes del lenguaje de octavo grado. Alegó preocupaciones sobre ocho insultos, “material vulgar e inapropiado” y una imagen de desnudez femenina en la representación de judíos polacos que sobrevivieron al Holocausto. O sea, la canceló. 

La votación se produjo en medio de una serie de batallas en los sistemas escolares de todo Estados Unidos, donde los conservadores apuntan a los planes de estudio que se refieren a la historia de la esclavitud y del racismo en ese país. Y McMinn es un sitio muy, muy trumpista.

Seguro conocés Maus: es la biografía de Vladek Spiegelman, un judío polaco sobreviviente de Auschwitz —preso número 175.113—, contada a través de su hijo Art, un dibujante de cómics que quiere dejar memoria de la masacre nazi en Europa.

Vladek Spiegelman no es un personaje políticamente correcto, sino un hombre de a pie, que realmente existió y que tuvo sus contradicciones, contradicciones mundanas que ahora horrorizan a la junta escolar del estado de Tennessee. Sin embargo, Maus, donde los judíos son ratones y los nazis, gatos, marcó un antes y un después en el universo de la novela gráfica con su estilo narrativo: logró mostrar el horror del Holocausto con dibujos.

Foto: Maro SIRANOSIAN / AFP

Pero hasta que lo tomó la junta escolar del estado de Tennessee, el cómic de Art Spiegelman sólo había recibido elogios. Umberto Eco: “Maus es un libro que no se puede dejar de leer, ni siquiera para ir a dormir. Cuando dos de los ratones hablan de amor, te conmueven; cuando sufren, lloras”. Michael Chabon: “Un genio en mayúscula”. The New Yorker: “La primera obra maestra en la historia del cómic”. The Wall Street Journal: “La historia más conmovedora y exitosa jamás hecha sobre el Holocausto”.

“Estoy agradecido de que el libro tenga una segunda vida como herramienta antifascista”, dijo Art Spiegelman —hoy de 73 años— al Washington Post. Dado que esas votaciones escolares apuntan a limitar “lo que la gente puede aprender, lo que puede entender y pensar”, dijo, “hay al menos una parte de nuestro espectro político que parece estar muy entusiasmada con prohibir los libros […] Esto es una alerta roja. No es solo: ‘¿Cómo se atreven a negar el Holocausto?’. Ellos negarán cualquier cosa”.

“Una de las razones por las que Maus es tan amenazante, y por las que algunos educadores intentaban proteger la idea de enseñarlo en un plan de estudios, es que está en cómic”, dijo Spiegelman. “La narrativa de viñeta a viñeta hace que sea fácil de recordar, tanto el componente visual como los pensamientos subyacentes que deben comunicarse, porque puede ir del pasado al presente y al futuro y de ida y vuelta, y el ojo revolotea a través de la página. Los niños lo hacen instintivamente”.

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Art Spiegelman en febrero de 2015, en Nueva York. Foto: Mark Sagliocco / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP.

La movida de Tennessee trajo un debate sobre los límites cada vez más holgados de la cultura de la cancelación, y me parece buena esta reflexión de Gabriel Batalla (autor de La cultura de la cancelación: Del juicio público a la era del clickbait) en Clarín:

  • “Con Maus hay un paso más: ya no una cancelación sino una censura y sobre un tema además que tiene una historia muy profunda. Es probable que piensen que ciertos temas no son para ciertas edades. O sea: los canceladores se justifican en una sensibilidad seguramente religiosa ya que estamos hablando de uno de los estados del ‘cinturón bíblico’ del sur de Estados Unidos, con una estructura religiosa e históricamente reaccionaria, racista y esclavista. Aunque se trate de temas comprobados en la historia, van en contra de la verdad histórica”.

Otro ataque insólito vino luego del de Maus. También en Tennessee, un pastor llamado Greg Locke compartió en redes sociales una quema de libros con títulos de Harry Potter y Crepúsculo a los que tildó de “influencias demoníacas”. “Tenemos un derecho constitucional y bíblico para hacer lo que vamos a hacer. La brujería y las cosas malditas deben desaparecer”, se escucha decir al pastor en un video.

¿El desnudo que molestó en Tennessee? Es una representación de la madre de Art Spiegelman. Otra sobreviviente de los campos, que se suicidó cuando él tenía 20 años.

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Edición holandesa de The Betrayal of Anne Frank. Foto: Sem van der Wal / ANP / AFP) / Netherlands OUT

El Holocausto tiene más noticias: el libro The Betrayal of Anne Frank (“La traición de Ana Frank”), de la canadiense Rosemary Sullivan, fue una sensación editorial cuando se publicó en varios idiomas el 18 de enero. Se trata de una investigación de seis años tras el hombre que entregó a la familia Frank en agosto de 1944. Pero ahora Jürgen Welte, el editor de Harper Collins Alemania que planeaba publicar la versión en alemán el 22 de marzo, quiere revisar la obra, que dice que el contador judío holandés Arnold van den Bergh fue ese hombre.

“Después de dos ediciones profesionales del manuscrito, actualmente estamos pasando por una revisión interna”, anunció el editor, según DW. “La fecha de publicación tardía de la edición en alemán muestra que estamos manejando este tema sensible de manera extremadamente responsable”.

Van den Bergh, un contador de Amsterdam, supuestamente dio una lista de escondites de judíos en Amsterdam a los ocupantes alemanes para salvar a su propia familia. Entre ellos estaba la dirección de la casa donde se alojaba Ana Frank. 

Pero ahora esa teoría está en duda. La evidencia es una carta anónima recibida por Otto Frank, el padre de Ana, que señalaba a Van den Bergh como un miembro del Consejo Judío a quien los nazis le dieron un trato preferencial por revelar escondites.

  • Johannes Houwink ten Cate, un profesor de estudios sobre el Holocausto y el genocidio, dijo al diario holandés NRC Handelsblad que no hay evidencia de que el Consejo Judío haya elaborado listas de direcciones de escondites. John Goldsmith, director del Fondo Ana Frank establecido por Otto Frank, dijo al periódico suizo Blick am Sonntag que la investigación estaba llena de errores y era una teoría de la conspiración. El historiador de Ámsterdam Ben Wallet dijo a Der Spiegel que la evidencia de los investigadores era “tan inestable como un castillo de naipes”.

Así que ya sabes: no compres ese libro. 

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Henry Cavill, el nuevo Superman.

Volviendo a Maus… ¿es el cómic un género nacido de la literatura judía? Roy Schwartz, autor de un curioso libro titulado Is Super­man Cir­cum­cised?, cree que sí. Data dura:

  • El libro de cómic en sí es una invención judía. En 1933, a un maestro de escuela desempleado del Bronx llamado Maxwell Gaines (nacido Ginsburg) se le ocurrió la idea de licenciar tiras de periódicos viejos y reimprimirlos en formato de revista. (Es por eso que se llaman “cómics”: originalmente eran todas tiras de humor). Gradualmente, se necesitaba contenido nuevo, y en junio de 1938 debutó Superman.
  • El Hombre de Acero fue el primer superhéroe y el molde para todos los demás. También es un personaje fuertemente judío. “No canónicamente sino metatextualmente”, escribe Roy Schwartz en este artículo, “como metáfora y como avatar de sus creadores judíos, Jerry Siegel y Joe Shuster”.
  • Se le dio el nombre de nacimiento Kal-El (“El” significa “Dios” en hebreo), y la misma historia de origen que Moisés: un bebé llevado a un lugar seguro en un pequeño recipiente, encontrado en medio de una espesa vegetación, renombrado y criado por personas que no son de su pueblo, que crece para convertirse en un gran salvador. En varias versiones, viaja a través del Polo Norte y se entera de su herencia especial del holograma de su padre Jor-El, reflejando el viaje de Moisés a través de Madián y la zarza ardiente.
  • “Pero lo que hace que los cómics sean judíos no es solo la historia de su creación; es el rico tapiz de temas judíos y simbolismo que se puede encontrar dentro de ellos”, sigue Schwartz. “Estos temas, aunque presentados metafórica e hiperbólicamente, son los mismos que los de la literatura judía estadounidense del siglo XX”.

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