Permanecer sentados en un escritorio durante muchas horas es la nueva normalidad para muchas personas que trabajamos en la computadora. Sin embargo, esta modalidad puede ser perjudicial para la salud si no se aplican diversas técnicas para mejorar la postura, según señalan los expertos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Por eso, lo recomendable es intercalar los períodos sentados con caminatas, movimientos de elongación o sentadillas a cada hora para mejorar la circulación sanguínea, el estrés muscular y el metabolismo, según enumera esta nota de la BBC. Estos ejercicios deben durar de dos a 20 minutos.
Aplicar este método durante toda la jornada de trabajo ayudará a sufrir menos dolores de cintura, además de colaborar en el control del peso y del colesterol.
De hecho, por estas razones algunas empresas o personas que hacen home office están adoptando escritorios ajustables para poder trabajar sentado o parado, y así ir intercambiando cada cierto período de tiempo las posiciones al trabajar.
Pero ¿cuáles son los riesgos que implica estar sentado o parado durante ocho horas seguidas?
Con el pasar de los meses, puede aumentar el riesgo de contraer problemas cardiovasculares, molestias musculares y en los huesos (piernas, nuca, hombros y espalda), según indica un artículo realizado por investigadores en el American Journal of Epidemiology.
Por eso, los especialistas recomiendan hacer ejercicio diario o, al menos, tres veces a la semana para compensar la fatiga muscular que provoca permanecer sentado por períodos prolongados de tiempo y, a su vez, no generar sedentarismo.
Por otro lado, estar parado durante mucho tiempo tampoco es bueno para la salud. Según un artículo publicado en el Journal of Occupational and Environmental Hygiene, esta posición puede dañar los músculos y los huesos por el esfuerzo que conlleva. Además, esto puede traducirse en hinchazón en las piernas, varices, fatiga muscular, malestar y dolor en la espalda baja, rodillas, caderas, tobillos y pies.
Sin embargo, dependiendo del peso corporal, la genética, la resistencia y las predisposiciones a enfermedades de cada persona, estos síntomas pueden aparecer precozmente o directamente nunca vislumbrarse.