—¿Cuál será el mayor aprendizaje para el ecosistema gastronómico tras la pandemia?
—La adaptación. Y escuchar y no cerrarse en la decisión que uno tome. Un día podés decidir hacer ciertos platos y quizás en dos semanas los tenés que cambiar. Todos vamos en esta montaña rusa emocional que también impacta en lo que querés comer. Hay que estar medio atento.
—¿Te parece que llegó para quedarse la iniciativa que implementaron algunos restaurantes de vender sus materias primas para hacer los platos en casa?
—No hay nada que se pueda predecir. Por un tiempo va a ser así, porque está bueno y uno tiene que salir menos. Tiene que ver con una oportunidad de compra y tener el menor contacto posible. Cualquier predicción que uno haga va a ser errada y hay que tener cuidado.
—¿Cuáles son los mayores desafíos para adaptarse a este contexto y seguir ofreciendo un buen servicio?
—El mayor desafío es mantener a los equipos. Otro tema es el de los envíos. Estas empresas tuvieron una gran inyección porque eran los únicos que había, pero creo que más adelante van a surgir más opciones y eso va a ser un cambio grande.
Este contenido fue publicado originalmente en Otra Economía, la newsletter sobre economía circular, inclusiva y de triple impacto que edita Florencia Tuchin. Podés suscribirte en este link.
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