Muchos productores argentinos abandonan los pesticidas por sus altos costos y la dependencia que generan- RED/ACCIÓN

Muchos productores argentinos abandonan los pesticidas por sus altos costos y la dependencia que generan

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Unos 5.200 establecimientos agropecuarios ya utilizan prácticas agroecológicas, lo que se traduce en uno de cada 50 productores del país. Argumentan que los agroquímicos le quitan nutrientes al suelo y eso los lleva a necesitar más pesticidas, generando un círculo sin fin.

Una persona toma una planta de brocoli en una práctica de agroecología, una de las soluciones basadas en la naturaleza.

Foto: Unión de Trabajadores de la Tierra / Diálogo Chino (Archivo)

"Con agroquímicos todo es más fácil: matas todo lo que puede perjudicar a la planta. Pero a la par también estás matando al suelo”, sostiene Amadeo Riva, productor de soja y otros cultivos en Argentina, que pasó de usar 9.000 litros de pesticidas por año en sus 1.200 hectáreas a sólo 1.000, utilizando la agroecología.

El caso de Riva se repite en otros productores agropecuarios pequeños y grandes a lo largo del país, que al observar los altos costos de los pesticidas y la dependencia que generan los mismos, elijen diversidad en sus campos y disminuir el uso de agroquímicos todo lo posible.

La agroecología promueve la producción agrícola conservando los recursos naturales elementales de la producción de alimentos tales como el suelo agua y biodiversidad. Ello implica diversidad de especies en el suelo, menor uso de elementos externos como pesticidas y reciclaje de materiales orgánicos

Argentina es hoy el tercer productor de soja a nivel mundial con 17 millones de hectáreas cultivadas, sólo superado por Brasil y Estados Unidos. El país vivió un crecimiento exponencial de este cultivo en las últimas décadas, de a poco reemplazando otros y llevando al monocultivo.

El monocultivo de soja, acompañado por un uso cada vez mayor de pesticidas, hoy estimado en 500 millones por año, ha tenido severos efectos en los suelos del país. La cantidad de nutrientes es cada vez menor, lo que lleva a su vez a un mayor uso de pesticidas, generando un círculo sin fin.

“Los suelos funcionan bien si hay diversidad biológica. Pero con los monocultivos se genera una situación de estrés. Aparecen desequilibrios que se transforman en más enfermedades como plagas e insectos de todo tipo”, afirma Luis Wall, doctor en bioquímica y asesor de productores agropecuarios.

Plantación de trigo. Foto: AFP

Suelos dañados

Argentina pasó de producir 2.5 millones de toneladas de soja por año en 1990 a los actuales 50 millones, volviendo al cultivo central para los ingresos fiscales del país por las exportaciones que van dirigidas en gran parte a China. Esto vino acompañado de una multiplicación por diez de la cantidad de litros de pesticidas utilizados.

La soja aporta hoy un tercio de los dólares que genera Argentina por la exportación de bienes, con el 95% de las exportaciones del grano dirigidas a China. Sin embargo, ello no ha sido garantía de crecimiento económico, con el país atravesando en la actualidad nuevamente una crisis económica.

Las consecuencias de este modelo se observan en los suelos, de acuerdo a relevamientos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Los suelos agrícolas del país tienen hoy entre 30 y 50% menos materia orgánica, un indicador clave de su salud, que un suelo virgen sin ser explotado.

El último análisis realizado en 2018 mostró una caída generalizada en los nutrientes de los suelos agrícolas. “Los productores no reponen lo que se llevan de los cultivos,” sostuvo Hernán Sainz Rozas, investigador del INTA, apuntando específicamente a la expansión de la soja.

La baja calidad del suelo preocupa a los productores, que se acercan a especialistas en búsqueda de prácticas alternativas a los pesticidas. Tal fue el caso de Riva, asesorado por Eduardo Cerdá, director de RENAMA, red de 21 municipios que fomentan la agroecología.

“El campo es un adicto, hay que sacarle la droga de a poco”, afirma Riva, que fue gradualmente reduciendo la cantidad de pesticidas al empezar a rotar sus cultivos. “Gastaba miles de pesos en pesticidas y el rendimiento era malo. Entonces me propuse volver a lo de antes y de a poco empezaron a mejorar los rendimientos”.

De acuerdo al último censo agropecuario, un total de 5.277 establecimientos agropecuarios de 250.881 revelados utilizan prácticas agroecológicas, lo que se traduce en uno de cada 50 productores. La mayor cantidad se encuentra en la provincia de Buenos Aires.

Las consultas son cada vez más, de acuerdo a Cerdá, a quien municipios, provincias y productores piden más información. “El argumento de que la agroecología no es posible ya se superó. Ahora lo que hay que ver es cuál es el mejor modelo, si es cambiar los químicos por productos naturales o de qué otra manera”, afirma.

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En reemplazo de los pesticidas

Mientras que productores como Riva buscan eliminar todo uso de pesticidas en sus campos, otros los reemplazan por alternativas naturales. Tal es el caso de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), que agrupa a 10.000 familias de campesinos y productores en 15 provincias.

Se estima que hay en Argentina 200.000 pequeños productores y que ocupan el 13% de la tierra cultivada, produciendo el 60% de las frutas y verduras que se consumen en el país. La UTT agrupa incluye a muchos de ellos, promoviendo su transición a la agroecología.

De todos los productores asociados a la organización, 250 familias ya producen de forma agroecológica en un total de 300 hectáreas. No utilizan semillas transgénicas ni pesticidas, reemplazándolos por bioinsumos, productos biológicos obtenidos a partir de organismos vivos con propiedades beneficiosas para el suelo.

“Tenemos productores de hortalizas, vegetales y cereales que ya se sumaron a la agroecología. Queremos expandirnos cada vez más y sumar otros cultivos como la soja,” afirma Juan Amador, miembro de UTT. “Con estas prácticas mejoran los suelos y las plantas están más fuertes”.

Para lograr que más productores practiquen la agroecología técnicos de la organización llevan adelante talleres en todo el país. Se enseñan conocimientos sobre el suelo y técnicas para preparar bioinsumos. Además, UTT tiene sus propias fábricas de pesticidas naturales que provee a los productores.

Delina Puma es una de las encargadas de dictar los talleres. “Los agroquímicos son un círculo del que es difícil salir. No te permiten progresar por que el costo de producción es altísimo. Con la agroecología nosotros hacemos nuestros propios insumos y gastamos mucho menos”.

Viñedo mendocino. Foto: AFP

Impulso a la agroecología en Argentina

Además de dañar los suelos y generar dependencia, los agroquímicos también son cuestionados por su impacto en la salud. Productores suelen fumigar cerca de zonas pobladas, lo que ha llevado a altas tasas de cáncer en pueblos de Argentina, sumado a contaminación de cursos de agua con pesticidas.

“Ya hay más de 130 municipios que tienen algún tipo de legislación que limita el uso de agroquímicos. Entonces la demanda por alternativas de parte de productores es fuerte,” sostuvo Jorge Ulle, técnico del INTA. “Hay muchos productores buscando caminos alternativos. La situación actual no es buena”.

El caso más reciente es de la provincia de La Pampa, que prohibió en enero la venta de pesticidas en todo su territorio al no haber una adecuada gestión de los envases de los productos químicos por parte de las empresas. La decisión fue apoyada por el Ministro de Ambiente Juan Cabandié.

El nuevo gobierno del presidente Alberto Fernández se mostró favorable a impulsar la agroecología. Para ello, se está trabajando en la creación de un área específica dentro del Ministerio de Agricultura, que sería presidida por Cerdá, además de legislaciones nacionales para regular el uso de agroquímicos.

“No hace falta dinero sino legislación y programas para reducir el uso de agroquímicos. Hay que acompañar y motivar a los productores a realizar esa transición y para eso el acompañamiento del estado es necesario,” afirmó Cerdá. “El futuro no es con más agroquímicos, es con más vida”.

Esta nota fue publicada originalmente en Diálogo Chino


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