Antes de escribir estas líneas me puse a revisar el maquillaje y las cremas que uso, y a leer detenidamente sus ingredientes. Con la siguiente entrevista entenderán por qué.
Este lunes se sancionó la ley que prohíbe la comercialización e importación de productos de cosmética e higiene personal que contengan microesferas plásticas añadidas (microplásticos). El proyecto había sido trabajo por el Círculo de Políticas Ambientales junto al entonces diputado Juan Carlos Villalonga. Así que esta semana conversé con María Eugenia Testa, directora ejecutiva del Círculo, para comprender la relevancia de esta ley para Argentina.
—¿En qué consiste la ley sancionada?
—Es una ley que parece chica, pero nos llevó mucho tiempo alcanzarla sobre todo por las cuestiones burocráticas. La ley consiste en la prohibición de la comercialización y la importación de cosméticos y artículos de higiene oral que contengan microesferas plásticas añadidas intencionalmente, es decir, que no son parte del producto sino que se añaden para que tengan una función determinada. Algunos ejemplos son las cremas exfoliantes y las pastas dentales. Desde la sanción del lunes, la industria tendrá dos años para adaptarse. Su implementación estará regida por la ANMAT, es decir, quien habilitará o no su comercialización. Lo que no dicen estos productos es que tienen “microperlas añadidas” o “microplásticos”, pero sí en sus ingredientes aparecen los polímeros con los que están hechas las microperlas como “polietileno” o “polipropileno”.
—¿Por qué esta ley es importante para la salud humana y el ambiente?
—Los cosméticos y artículos de higiene no son la principal fuente de generación de microplásticos, pero es la primera y más fácil de abordar. Además, tienen un contacto directo con nuestro cuerpo y nuestra salud. Hay que tener en cuenta que hay microplásticos en algunos lápices labiales, esmaltes de uñas, sombras, protectores solares. Por el contacto directo que tenemos con los microplásticos y porque, una vez que eso se enjuaga, esos microplásticos van directo por la cañería es una vía directa de impacto ambiental esta ley es importante. Estos polímeros son sólidos e insolubles, que se acumulan, que son ingeridos por fauna marina y luego nosotros comemos eso.
—¿Puede esta ley ser un impulso para otras normativas sobre microplásticos?
—Esto es un primer paso fundamental para empezar a abordar el tema del control y las regulaciones sobre microplásticos. Hay una gran variedad de productos sobre los que se debería ir avanzando y que son más complicados, como los neumáticos; o que son plásticos a partir de los cuales se generan microplásticos, como las botellas. Buscamos que sea el camino inicial para empezar abordar las regulaciones sobre el plástico en Argentina. Tengamos en cuenta que aún no tenemos una Ley de Envases y Embalajes, que lleva más de 20 años de discusión en Argentina porque hay un fuerte lobby presionando en su contra. Más allá de qué plástico estés hablando prohibir, lo primero que hay que hacer es crear un sistema de gestión del mayor consumo de plásticos, que es la industria alimenticia. No tenemos esa ley y es muy necesaria.
Podés conocer más sobre el tema en este informe del Círculo de Políticas Ambientales.
Este contenido fue publicado originalmente en Planeta, la newsletter con información para actuar y cuidar al planeta que edita Tais Gadea Lara. Podés suscribirte en este link.