Cuando pensamos en anticoncepción, los métodos con más protagonismo suelen ser las pastillas, el DIU hormonal, el parche o el anillo vaginal: todos tienen altos niveles de efectividad si son usados correctamente. Sin embargo, de acuerdo con un artículo de Clue, una empresa dedicada al registro de los ciclos y la fertilidad, algunos de estos métodos anulan la ovulación, un proceso que puede ser signo de vitalidad. Esto se logra a través de la inserción de hormonas que detienen o cambian el ciclo hormonal habitual y, en consecuencia, evitan que los ovarios liberen óvulos y por ende, un embarazo.
Si bien son seguros y efectivos, estos métodos traen consigo un lado B: tienen efectos secundarios, tanto desde lo físico (ausencia de la menstruación, dolores de cabeza, nauseas, baja de la líbido, mayor riesgo de cáncer de mama o problemas cardiovasculares) como de lo emocional (cambios en el estado de ánimo, por ejemplo). Por esto, hoy se buscan otras alternativas que estén libres de hormonas e intervención.
Junto a esta necesidad aparece como protagonista el preservativo, el método de anticoncepción más conocido y accesible. Pero también aparece el método sintotérmico, una práctica que poco a poco cautiva el interés de muchas personas.
La ginecóloga Estela Pristupin cuenta que este último es parte de los métodos de conocimiento de fertilidad: “Los seres humanos somos una especie de ovulación oculta, es decir, que no es obvio cuando ovulamos”, explica la profesional. “Lo que intentan ver estos métodos es en qué momento se produce la ovulación y qué momentos hay días fértiles para evitar las relaciones sexuales”, profundiza.
¿Cómo funciona el método sintotérmico?
De acuerdo con un artículo para CYCLO de Carolina Saldarriaga, instructora certificada en el método sintotérmico, nuestro ciclo menstrual está controlado por cambios hormonales cíclicos de estrógeno y progesterona que producen síntomas específicos y notorios en nuestro cuerpo, llamados los biomarcadores de fertilidad.
Por eso, esta práctica se basa en aprender a reconocer e interpretar los biomarcadores o señales de fertilidad que te da tu cuerpo, a través de su registro en un cuaderno y en un gráfico en la computadora.
En conjunto, son tres las principales anotaciones que se deben hacer para llevar a cabo con efectividad el método sintotérmico.
Por un lado, el seguimiento del calendario. Es decir, saber cuándo fue tu última menstruación para así poder estimar cuándo sucederá la ovulación (generalmente dentro de los siguientes 15 días). El calendario, además, orienta para saber en qué etapa del ciclo estás (folicular, ovulatoria, luteal, menstrual). Saldarriaga explica que la ovulación y la fertilidad no se pueden predecir ―punto clave― pero que sí se puede aprender a observar de forma muy efectiva.
Por otro lado, el registro del moco cervical. Según la ginecóloga Pristupin, el ciclo se divide en días de menstruación seguido por días secos (con poca cantidad de flujo), seguido de días donde el flujo se va haciendo cada vez más abundante, transparente y tiene un carácter de filancia (se forma como un hilo). Luego, una vez que se produce la ovulación, el cuerpo comienza a producir progesterona y cambia el flujo, que empieza a ser más pegajoso, grumoso y blanco.
Finalmente, hay que medir la temperatura basal. Es decir, la temperatura más baja que alcanza el cuerpo en estado de reposo, que es después de un sueño profundo (o sea, al despertarnos). De acuerdo con la instructora Saldarriaga, la temperatura basal se mantiene en un rango más bajo en la fase preovulatoria por el efecto del estrógeno y una vez ovulamos, sube de 0.2 a 0.5 grados centrígrados debido al efecto termogénico de la progesterona en el cuerpo, quedándose alta hasta el final del ciclo, cuando cae si no hay un embarazo.
Ventajas y desventajas del método
Mercedes Fiuza, ginecología integral y obstetra, cuenta que la ventaja principal de este método es que no posee efectos colaterales. Además, es gratuito y 100 % reversible. “Es un método recomendable en aquellas personas con ciclos regulares y síntomas claros de cada momento del ciclo, si tienen contraindicación para otros métodos o simplemente no quieren utilizar métodos farmacológicos, siempre teniendo en cuenta su tasa de eficacia”, profundiza.
En esta línea, Pristupin también comenta que la ventaja se basa fundamentalmente en que es una práctica libre de intervención. Sin embargo, explica que el problema fundamental del método sintotérmico es que hoy los métodos se los clasifica por eficacia, a prueba de los usuarios y que no todos tienen la predisposición y responsabilidad para registrar perfectamente estos biomarcadores.
“Los métodos que se recomiendan a nivel poblacional son métodos que la persona no tenga que estar pensando: un DIU, un implante. El método sintotérmico es lo contrario a eso”, agrega la profesional. “Se dice que tiene una efectividad del 99,8 %, pero hay una diferencia importante en los métodos entre la efectividad de uso perfecto, en el cual por ejemplo la pastilla tiene una efectividad del 99,7 % y su uso real, donde en el caso de las pastillas su efectividad se reduce un 9 %”, reflexiona.
Definitivamente no es ideal para todas las personas, sino para aquellas que están comprometidas con la elección que lleva mucho trabajo, tiempo y educación.