El PIB y el ingreso per cápita aumentarían hasta un 10,5% en algunos países si se mejoraran las condiciones de vivienda de las personas que residen en asentamientos informales. Además, estas mejoras permitirían salvar por año 730.000 vidas a nivel global, es decir, más que el número de muertes que se prevendría anualmente mediante la erradicación de la malaria. Además, hasta 41,6 millones de niños/as más estarían matriculados en la escuela (esto equivale a una sexta parte de las infancias no escolarizadas en el mundo).
Los datos surgen de un informe publicado en el marco de “Hogar es...” (en inglés, “Home Equals”), una campaña a cinco años lanzada por la organización internacional Hábitat para la Humanidad. La iniciativa busca cambiar políticas locales, nacionales y mundiales para que, quienes residen en asentamientos informales, mejoren su acceso a una vivienda adecuada.
Según Naciones Unidas, más de mil millones de personas en el mundo viven en barrios marginales o asentamientos informales que, por ejemplo, no tienen servicios de agua, saneamiento o electricidad. En América Latina, se calcula que hay por lo menos 95 millones de personas que residen en lugares de este tipo y, además, son los más afectados por los efectos del cambio climático, ya que están hechos de materiales de baja calidad y seguridad. En Argentina, como contábamos en esta nota, hay un millón de familias que viven en barrios populares.
La investigación hecha por Hábitat para la Humanidad y su aliado de investigación, el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), estima que se obtendrían beneficios en términos de crecimiento económico, ingresos, salud y educación y se mejorarán este tipo de viviendas.
En efecto, algunos países de Latinoamérica y el Caribe lograrían aumentar el PIB hasta en un 10,5 % en países como Haití, hasta un 3 % en países como Argentina y hasta un 6 % en países como República Dominicana, Brasil y México. Por su parte, la esperanza de vida podría aumentar hasta un 2 % en países como Bolivia y Honduras, por ejemplo, y hasta un 1 % en países como México y Guatemala.
“Este informe se suma a la evidencia de que garantizar que quienes residen en asentamientos informales tengan acceso a vivienda adecuada no solo es lo correcto, sino también lo más inteligente que se puede hacer”, asevera Jonathan Reckford, presidente y CEO de Hábitat para la Humanidad Internacional. Por su parte, Alexandre Apsan Frediani, investigador del IIED y uno de los autores del informe, indica que es probable que las ganancias modeladas en el informe sean una subestimación. “Hay un efecto indirecto”, dijo en relación a las mejoras de las viviendas precarias, “porque cuando a la gente de los asentamientos informales le va mejor, a toda la sociedad le va mejor”.