¡Buenas tardes! Mañana es el Día de la Medicina Social. Y queremos homenajear en esta edición a aquellos trabajadores de la salud que tienen una entrega admirable.
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Hace muchos años dos jóvenes entraron a estudiar Medicina en la admirable Universidad Nacional de Córdoba. Se conocieron mientras estudiaban. Adriana y Gustavo se pusieron de novios, luego se recibieron y se casaron. Tenían una mirada muy comunitaria de la medicina. Con esos sueños, el primero de formar una familia, arrancaron su profesión. Tuvieron tres hijos. Al recibirse, apareció un brote de cólera en el norte del país. Decidieron entonces viajar juntos a salvar vidas y hacer una experiencia. A él se le ocurrió comprar una filmadora para tomar imágenes y hacer un documental. La enfermedad volvía al país y al mundo tras muchos años. Este admirable matrimonio joven tuvo una experiencia única y maravillosa.
Trabajaron juntos muy cerca. Él, realizando diagnóstico por imágenes, ella en auditorías médicas. Siguieron creciendo ellos y también sus hijos que pasan los 30 años.
Y aparece algo inesperado: el COVID-19. Con todo su impacto.
Estos dos médicos admirables se dedican a atender una, dos, veinte, decenas de pacientes… Se exponen desde el primer momento, con esa vocación, con esa dedicación que siempre tuvieron. Cuidándose todo lo que tenían que cuidarse y proponiendo cuidar a la comunidad. Están cerca de la gente, de las personas. Mejoran muchas vidas, salvan muchas vidas.
En el primer momento, cuando no había vacunas. Este admirable matrimonio de más de 40 años juntos, se contagia de coronavirus. Ante el impacto de lo que eso significaba, se preservan en su casa. Su situación se complica y se internan. Pasan a terapia intensiva y, con una semana de diferencia, ambos fallecen.
Esta historia de un matrimonio de médicos que se la jugaron hasta el final y entregaron su vida por nosotros, fue rescatada y debe seguir siendo rescatada. La pandemia produjo de todo y también generó desgraciadamente las muertes de heroínas y héroes. Siempre se pregunta quiénes son los héroes. En este matrimonio encontramos dos héroes o dos próceres contemporáneos Este final trágico debe convertirse en vida, admiración, en otra cosa. Pero tiene que conocerse. Hay que mantener estas historias en alto para que sean un ejemplo único y maravilloso de la capacidad que tienen algunas personas de dar la vida por todos los demás.
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"En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad", decía a menudo el doctor René Favaloro. Desde 2002, en honor a su nacimiento, cada año se celebra el 12 de julio el Día de la Medicina Social. Este enfoque de la medicina pone a la persona, al paciente, al ser humano, como centro de atención del profesional.
Y no por nada se eligió como su fecha la del nacimiento de Favaloro. Un extraordinario médico del que hablamos en una edición anterior de OXÍGENO, quien, a poco de recibirse, se mudó a Jancito Aráuz, un pueblo pampeano de 3.500 habitantes, donde Favaloro se interiorizó y preocupo por las dificultades de cada uno de los pacientes con los que estuvo.
A poco de graduarse, recibió una carta de un tío de la localidad de Jacinto Aráuz, en La Pampa, en la cual le contaba que en su pueblo de 3500 habitantes se necesitaban médicos. Allí comenzó a interesarse por cada uno de sus pacientes. De esa forma pudo llegar a conocer la causa profunda de sus padecimientos. Y comenzó a recorrer los primeros pasos de la atención primaria.
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Quizás una de las mejores definiciones sobre lo que es la medicina social es esta de la docente Noel Rosa, quien ha estudiado en distintas investigaciones el ejercicio de los profesionales de la Salud en Argentina: “Es esa medicina que no se ejerce individualmente, de puertas cerradas, medicando sin cruzar palabras, sino que hace alusión a estar en y con el pueblo, en ‘los conflictos que limitan la vida’, diría otro de nuestros médicos sociales más importantes, el Doctor Floreal Ferrara”.
La magíster Claudia Emilia Lascano, directora médica de la Posta Sanitaria Las Lilas y docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, amplía el tema: “El profesional que hace medicina social y comunitaria está capacitado para abordar el proceso salud-enfermedad y la atención de la población local desde la estrategia de atención primaria de la Salud, fundamentalmente en el primer nivel de atención, con criterios científicos, técnicos, sociales y éticos”. Y cuenta sobre su experiencia: “Personalmente, la medicina social me acerca a las personas y a su medio ambiente, me permite conocer el origen de las causas de las enfermedades, y me ha llevado a ahondar en el conocimiento más profundo del padecimiento de las personas que atiendo”. “Hacer medicina social —añade Lascano en esta nota de Télam— hace que, en muchas oportunidades, los médicos debamos demostrar conocimientos que exceden a lo asistencial para ayudar a la persona y a su familia a afrontar problemas que no son médicos sino, muchas veces, situaciones tristes y difíciles. Lo hacemos con una mirada amplia que reconoce la condición biológica, psicológica, social, económica, cultural y espiritual; aspectos que tienen un grado de influencia sobre sus enfermedades actuales o futuras”.
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A propósito de médicos y médicas comprometidos, además de la fecha que se celebra este 12 de julio, el último 4 de julio fue el Día del Médico Rural. “Nosotros trabajamos mucho en lo social, lo que por ahí en las grandes ciudades no, porque a veces no se conoce la realidad del paciente y nosotros conocemos todo", cuenta en una nota de la semana pasada la pediatra y médica rural Yudith Villarreal.
Otra médica rural es Manuela Medina, quien hace tres años se mudó a un pequeño pueblo bonaerense, desde donde establece vínculos más cercanos con sus pacientes. "El ser un médico empático, humano, te deja mucho. El ponerse en el lugar del paciente, explorar sus dolencias desde una parte más allá de su enfermedad, brinda mucho más que un diagnóstico. Muchas veces me tocó escuchar pacientes que en realidad a nivel físico no tenían nada, sino que lo que le afectaba era su parte emocional", cuenta. Ella es una de los varios profesionales de la medicina que ejercen hoy su profesión en pueblos rurales de la Argentina luego de emigrar desde Venezuela.
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Hasta el miércoles de la semana que viene, el 20 de julio, está abierta la convocatoria a una premiación que ya es clásica: Abanderados. Será la edición número 13 del galardón que busca inspirar a toda la sociedad con las historias de los argentinos más solidarios.
“A lo largo de las 12 ediciones del concurso, se reconocieron a más de 100 Abanderados de todo el país. El año pasado, se destacó el trabajo de 8 Abanderados y de una Joven Abanderada, que emocionaron y conmovieron a la audiencia con su ejemplo, compromiso y vocación”, cuenta una nota de Clarín.
La postulación de los candidatos se realiza completando un formulario en www.premioabanderados.com.ar. Cada candidato debe ser postulado por un tercero mayor de 18 años. Entre todos los postulados por el público, un Jurado de Honor, asesorado por Ashoka Argentina, seleccionará a 8 Abanderados cuyas historias se darán a conocer en el Noticiero de El Trece y en redes sociales. Además del reconocimiento, los abanderados recibirán premios por 2.500.000 millones de pesos.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David