¿Qué tienen los pobres en la cabeza? Es la pregunta que se hace Mayra Arena, una joven de 26 años, en una charla TED que ya lleva acumulada más de 3 millones de visualizaciones. Proveniente de Mariano Moreno, un barrio humilde de Bahía Blanca, Mayra nos invita a cuestionar los prejuicios que construimos como sociedad.
En esta conversación con RED/ACCIÓN, hablamos con Mayra sobre las acciones que pueden tomar individuos para ayudar a quienes están en situaciones de vulnerabilidad, el rol de los planes sociales y el Estado en combatir la pobreza, y cómo generar más empatía.
¿Cuál era tu objetivo original con tu charla TED?¿Qué mensaje querías comunicar?
Hay una incomprensión genérica hacia el pobre, no se entiende por qué se gasta la plata en Coca-Cola, por qué no la ahorra para dejar de ser pobre. Podría haber resumido mi charla diciendo que un millón de Coca-Colas no compran una vida de clase media. Lo que yo quería decir es esto: que cada acto que hacemos, cada acto de consumo, a la hora que decidimos tener hijos, a la hora que somos violentos, tiene todo una explicación, todo tiene un origen. Sin justificarlo, quería explicar por qué es así, desde mi punto de vista.
Si entre las 3 millones de personas que vieron tu charla hubiera una persona que además de sensibilizarse y emocionarse, quisiera dar dos pasos más para ayudar, ¿qué le propondrías?
Es una linda pregunta, porque en realidad, ¿qué hacemos por los pobres? Les llevamos un paquete de polenta, una bolsa con aceite, arroz, ropa limpia, lo que hace todo el mundo. Es una ayuda y sirve un montón. Pero al otro día el pobre sigue siendo pobre. ¿Cómo hacemos? Porque hay gente que tiene ganas de ayudar pero tampoco puede generar trabajo, o no se siente en condiciones de combatir la pobreza en toda su extensión.
Ahí diste una respuesta fuerte. ¿Generar trabajo es definitivamente un arma contra la pobreza?
Si, si. Mientras sea trabajo digno y no trabajo esclavo, sin duda. El trabajo es una escalera. Es una forma de meterte en la sociedad, porque cuando vos estás afuera, nadie te acepta. Pero cuando te aceptan en un trabajo ya te sentís dentro del sistema de alguna manera. Y también te sentís útil, y también te da otra autoestima: recibir algo a cambio de lo que vos hiciste. Sonará muy pro-sistema, y por ahí a alguien muy de izquierda no le va a gustar. Pero para mi el trabajo es el primer escalón de movilidad social.
¿En algún lugar estás en contra del sistema?
Soy pro-sistema, te lo tengo que reconocer. Pero sí creo que al sistema hay que hacerle algunos ajustes, para que entremos todos. Porque entramos todos, y cómodos. Así como hay gente que tiene 10 casas, y 9 las tiene vacías, lo mismo ocurre con el trabajo, con la riqueza, y hasta con la comida. Mientras hay gente que tira comida, hay gente que come de esa basura.
No me parece para nada justo ese sistema. Pero no me parece que tenga sentido anular todo lo construido históricamente, revolucionar todo, tirar todo y arrancar de cero. Romper todo no. Aunque a veces dan ganas, muchas ganas.
Pero me parece que con lo construido, mejor administrado, más justamente administrado, podemos hacer muy buenas cosas.
Hay un debate eterno sobre los planes sociales. ¿Los viviste, los vivió tu familia? ¿Cómo los ves?
Uno de los días más felices de mi vida fue cuando mi vieja cobró el primer plan Jefes y Jefas. Nos compró un yogur a cada uno de mis hermanos, y una campera. Una sola campera para todos. Con esa campera, uno iba a la escuela, al que le tocara. Así que te imaginarás lo que es para mi la ayuda del Estado.
Sí creo que hay que ponerse las pilas, si queremos un Estado eficiente, en que la educación sea transformadora, y en que el programa social vaya acompañado de educación, de capacitación, de formación. Y no hablo necesariamente de oficios, sino de hasta lo más básico. Porque hay gente que también necesita aprender hasta lo más básico. Si queremos realmente una Argentina con pobreza cero, con desnutrición cero, donde los chicos puedan ir a la escuela y aprender, y donde puedan desarrollarse y tener un ideal de futuro, además de los planes sociales que son súper necesarios para tener alimento y para tener lo que esa familia considere que está necesitando, también necesitas educación. Sin la educación no sos nada.
Si yo hubiera dependido de la formación de mi madre (padre no tengo)... mi madre apenas sabe leer y escribir. Jamás nos pudo ayudar con la tarea, jamás nos pudo enseñar a hacer nada, ni siquiera cocinar. Entonces realmente es importante la presencia del Estado educando y formando.
Pareciera que el mundo social se divide entre pro-Estado y anti-Estado. ¿Cómo lo sentís vos?¿Es posible una integración?
El argentino tiende a hacer un River-Boca de todo. O Estado sí, o Estado no. O plan si, o plan no. No hay un término medio, no hay un gris. La realidad es que, ni todo estatal ni todo privado. Me gustaría un Estado presente donde tiene que estar. El que está totalmente en contra del Estado no parece ser consciente que, por ejemplo, el estallido del 2001 fue porque no había contención de ningún tipo.
Por otro lado, los que están extremadamente a favor, a veces suelen festejar la contención social como si fuera un logro en sí mismo. Y en realidad la contención social no es un logro. Debería ser un impasse. Y debería verse simplemente como un acto de justicia. Nadie tiene que pasar hambre, y por eso el Estado está ahí, es simplemente lo que tiene que hacer. Para celebrar va a ser el hecho de que ese pibe el día de mañana pueda terminar el colegio a pesar de que nació en la adversidad.
¿Cómo hace uno para revertir los prejuicios sobre la pobreza?
Ir al barrio, ir a dar la leche, ir a la iglesia, ir a un comedor. Pero no un rato, porque si solo vas un rato te vas a ir como viniste, con los mismos prejuicios. Pero quedáte un ratito más, andá dos o tres semanas seguidas, y te vas a empezar a dar cuenta que no es tan fácil.
¿Es necesario atravesar la dificultad para tener empatía con la dificultad y marginalización de otros?
Ojalá que no, porque sería como pensar que solo vamos a hacer rampas si a todos nos cortan las piernas. Me parece que la empatía se trata de saber o intentar sentir lo que sufre el otro, sin necesidad de haberlo sufrido.