En Estados Unidos, los basureros representan una creciente preocupación ambiental ya que la acumulación de basura supera la capacidad natural de descomposición de los materiales. Entre los desperdicios, los residuos de alimentos destacan como una fuente importante de emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero. Incluso, las emisiones de este tipo de gas provenientes de desechos se han calificado como "superemisiones".
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, los basureros municipales ocupan el tercer lugar entre las fuentes de emisiones de metano generadas por el hombre en el país. Por ello, desde marzo de 2024 se registraron alrededor de 500 basureros que adoptaron un mecanismo de capturar el gas emitido por los materiales orgánicos y convertirlo en electricidad.
Los sistemas de conversión de gas en energía (landfill gas-to-energy) están equipados con infraestructura especializada para recolectar el gas. Estos vertederos evitan que el metano escape a la atmósfera; se lo suele recubrir con una capa de arcilla o una membrana sintética, según informa Reasons to be cheerful. Una vez recogido, el metano puede utilizarse de varias maneras: como electricidad, para alimentar la red eléctrica local, o como gas natural.
A pesar de los beneficios ambientales y energéticos, la implementación de sistemas de biogás enfrenta desafíos financieros. Los costos de instalación pueden oscilar entre 10 y 100 millones de dólares, lo que limita la viabilidad económica para algunos vertederos. La falta de acceso a créditos fiscales y otras formas de financiamiento también obstaculiza la adopción generalizada de estas tecnologías. Sin embargo, los defensores de los proyectos de biogás están presionando por un mayor apoyo gubernamental y cambios en las políticas fiscales para hacer que estas iniciativas sean más accesibles y rentables para una gama más amplia de basureros.
Asimismo, Reasons to be cheerful destaca que lo invertido en la construcción de estos sistemas se puede recuperar mediante la venta de electricidad. En algunas regiones, los proyectos de gas de vertedero pueden generar créditos de energía renovable, que pueden venderse a empresas de servicios públicos que necesitan cumplir con los estándares de energía renovable, proporcionando un flujo de ingresos adicional.
Por ejemplo, la tecnología de la planta LFGTE de Glasgow ubicada en Kentucky permite que el metano generado en el basurero alimente a aproximadamente 550 hogares de la zona. Además, proporciona una fuente de energía de respaldo para la planta de tratamiento de aguas residuales recientemente ampliada de la Glasgow Water Company.