¡Hola! Contra todo pronóstico, abrieron librerías en modalidad delivery (¡una buena!). Sebastián Lidijover lanzó la campaña “Compartir una historia es una forma de abrazarnos”. La idea es que del 20 al 26 de abril mandemos a alguien un libro de regalo. Todos tenemos en nuestro barrio alguna librería “abierta”. Las editoriales también están lanzando novedades: una es un libro de Martín Kohan, Me acuerdo, una enumeración de recuerdos que revivió la vieja pasión de las listas.
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El último de Kohan. En un homenaje clarísimo a George Perec (sirviéndose de su libro Je me souviens, donde el francés enumeró recuerdos casi olvidados y sobre todo no esenciales), Martín Kohan escribió su propio “me acuerdo”. Lo publicó una editorial que me encanta, Ediciones Godot. El libro, como casi todo lo de Kohan, es espectacular.
- Pero ¿de qué trata?, o mejor, ¿qué es? Bueno, es una lista. Literalmente eso, una lista de recuerdos. Un acumulado de viñetas personales, perfectamente banales. Siguiendo la forma juguetona de Perec y de todo lo que hizo la Oulipo, el libro de Kohan es todo lo que pueda entrar en un libro debajo de la consigna “me acuerdo”. Es hipnótico y una cosa impacta, antes que nada: la memoria, que no se abusa del recurso de lo listado para ser fragmentaria y dispersa y caótica. Impacta la precisión de esa memoria. Su puntualidad. Es un libro que se lee rapidísimo y tiene un efecto vigorizante. Igual que el Nesquik que le negaban a Kohan. También de liviandad y algo parecido a la alegría.
2
La bestia pop de las listas. Nick Hornby es, para mí, el padre de las listas. Es como que encontró un recurso que existe en la literatura desde que se inventó y de algún modo se lo adueñó (si, a pesar de Borges, más allá de Joyce, de Homero, etcétera). Me cuesta pensar en la literatura, sumarle la palabra listas, y no pensar en High Fidelity, un libro del que soy fana, al igual que de la película protagonizada por John Cusack. ¿Lo leíste? ¿No? Bueno, anotalo en tus pendientes.
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El arte de las listas. El jardín de las delicias, de El Bosco, es un cuadro que me encanta y quizás, pienso, debe ser porque es un catálogo, casi una lista pero apuntada con talento y locura. ¿Mi rincón preferido? Los chanchos vestidos de monjas. Para seguir con el arte y para viajar un poco virtualmente, no puedo no pensar en On Kawara, el rey de la enumeración, el precursor de las redes sociales. Lo descubrí en una muestra en el Guggenheim hace varios años y me hipnotizó.
Eso tienen un poco las listas, ¿no? Algo de mantra que ensueña, narcotiza y atrae. También recuerdo la torta de chocolate del café Sabarsky que necesité clavarme para procesar esa muestra descomunal. Volví a ver una exhibición suya en el Hamburger Banhof y lo mismo, quedé ralentizada por horas pero en Berlín no había buenas tortas.
4
Borges y sus listas. “No hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural”, decía Borges, el maestro de las listas y la enumeración, “porque no sabemos nada del universo”. La enumeración es la forma preferida de Borges de hacer listas y de darle al caos un poco de cosmos. Me acuerdo de ese poema, La suma:
Un hombre se ha sentado y premedita
trazar con rigurosa pincelada
en la blanca pared el mundo entero:
puertas, balanzas, tártaros, jacintos,
ángeles, bibliotecas, laberintos,
anclas, Uxmal, el infinito, el cero.
Puebla de formas la pared. La suerte,
que de curiosos dones no es avara,
le permite dar fin a su porfía.
Ahí está una de las claves de lectura de Borges, me parece: las listas son su consuelo, en la enumeración le da fin a su porfía.
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Eco y el vértigo de las listas. UmbertoEco dio una vez una charla sobre las listas en la literatura para el Louvre. Cuando empezó a hacerla, se dio cuenta de que se había metido en un brete: en la literatura hay listas en todos lados. Las listas, se convenció, están en el origen de nuestra cultura. Así, se convirtió el gran antologador de listas y al tiempo publicó un libro hermoso: El vértigo de las listas (Lumen, 2009). Un libro para mirar cada tanto.
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200 ideas de libros. Así se llama el libro del poeta y editor Mariano Blatt publicado por Ivan Rosado. Es eso, una lista de libros posibles, casi un compilado de tweets de buenas ideas.
7
La soledad de Markson. De Borges (o de Blatt y su libro de tweets) salto a David Markson que, con justicia, lo menciona de epígrafe (“Ante todo me considero lector”, citó. El otro que aparece en la página de los epígrafes es Joyce, el otro maestro de las listas. Markson es el autor de La soledad del lector (La bestia equilátera).
- Con una trama sutilísima, el libro es más una enumeración de citas, de mini datos biográficos de artistas, de datos a secas que una novela propiamente dicha. Es un rosario de oraciones de no más de 20 palabras, una detrás de la otra y el procedimiento narrativo, como en el libro de Kohan, está tan expuesto que la primera denominación podría ser que es un libro experimental. Es un libro magnético, traducido a la perfección por la poeta Laura Wittner, produce un efecto casi lisérgico y, según David Foster Wallace, el punto más alto en la literatura experimental de los Estados Unidos.
8
Tres preguntas a Guillermo Martínez [por Javier Sinay]. El autor de Crímenes imperceptibles y Los crímenes de Alicia se divierte en cuarentena con juegos de literatura en Twitter.
- Estás publicando un cuento por día en Twitter. ¿Qué tipo de historias son?
La base de la selección es una compilación de cuentos de distintas épocas, tradiciones y géneros que preparé para la maestría de escritura creativa de la Untref. Quise dar cuentos que para mí hubieran sido memorables o incluso modélicos: la lectura es parte constitutiva de escribir. - Además inventaste un juego de cuentos en simultáneo. ¿Cómo es?
Se me ocurrió como variante de las partidas simultáneas de ajedrez en las que un solo jugador recorre varios tableros. Twitter, con la estructura de hilos en las respuestas, admite esa alternancia para ir escribiendo un texto de a dos. Pedí que los participantes escribieran en sus cuentas el principio de un cuento y fuimos completando las historias a la manera de un cadáver exquisito de a dos. Luego tomó la posta Claudia Piñeiro, y varios otros escritores que se sumaron. Yo completé unas doce historias, Claudia más de quince. - ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
Aquellos años del boom, de Xavi Ayén [lee un fragmento en MONO]. A merced del viento, de Patricia Highsmith. El libro de cabecera del espía, de Graham Greene y Hugh Greene. La luz negra, de María Gainza. La desaparición de Majorana, de Leonardo Sciascia. Hice de todos estos libros hilos de frases subrayadas en mi cuenta @leoysubrayo.
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Espero que te haya gustado el envío de hoy. Yo me retiro a seguir buscando libros. ¿Dudas? ¿Sugerencias? ¿Lecturas? Escribime a [email protected]
Va un fuerte abrazo,
Flor