Desmantelar la visión tradicional de lo femenino no es tarea fácil. Tal como indica el prólogo del nuevo libro ilustrado publicado por Diente de León Juegos, algunas mujeres como Silvina Ocampo y María Luisa Bemberg, desde su lugar privilegiado pero también con una enorme voracidad por tener una voz propia en la cultura y sus distintas formas de expresión artística, se pusieron a ello.
Bemberg filmó seis películas en doce años, "todas con una mirada adelantada a su época y políticamente transgresora, con protagonistas mujeres que cuestionaban los mandatos sociales de su época enfrentándose a todas las instituciones: el Estado, la familia y la Iglesia", indica Lucía Puenzo en la nota titulada Bemberg por Lucía Puenzo: la astucia de soltar el eje.
Mercedes Monti y Josefina Schargorodsky, como escritora e ilustradora respectivamente, narraron la historia de esta cineasta de familia aristrocrática que pudo, contra todo pronóstico, resistir a una época en la que las mujeres ni siquiera iban al colegio.
Ya en 1971 la directora se definió como feminista en la revista Gente. En aquel contexto, esa palabra era digna de provocar un escándalo, y así lo hizo. Gracias a todas las lectoras que se sintieron identificadas con su postura, nació la Unión Feminista Argentina, en donde se leían textos feministas de todo el mundo y Bemberg encontró el apoyo para iniciar su carrera.
Entre su extensa obra se destacan la película homónima al libro Señora de nadie (1982) y el icónico largometraje del cine argentino Camila (1984), que relata la trágica historia de amor entre Camila O'Gorman y el sacerdote Ladislao Guitérrez. Fue la primera película filmada tras la recuperación de la democracia y la segunda película en la historia del cine argentino en ser nominada al premio Oscar, como Mejor Película Extranjera.
En diálogo con RED/ACCIÓN, la autora del libro Mercedes Monti profundiza sobre algunos aspectos de la publicación y el contexto en el que surgió:
—Al mirar el sitio web de Diente de León me llamó la atención que este título forma parte de una serie (en la que escribiste para varios ejemplares), como los de la vida de Doña Petrona, Marta Argerich, María Elena Walsh. ¿De qué se trata el marco más general que incluye a cada uno de estos ejemplares y el impulso detrás de la serie?
— La biografía ilustrada de María Luisa Bemberg es el cuarto título de la colección que tenemos de mujeres argentinas extraordinarias. En las dos primeras biografías trabajamos en conjunto con Adriana Riva. Elegimos a María Elena Walsh porque es un referente indiscutido de la literatura y la música para chicos a la que le teníamos mucho cariño. Todos crecimos con sus cuentos y canciones. Después hicimos Doña Petrona porque a mí me gusta mucho cocinar y el suyo fue mi primer libro de cocina. La tercera, de Martha Argerich, la escribió Adri, que además de escritora es música. La cuarta, María Luisa Bemberg, la escribí yo, que soy una amante del cine y siempre admiré su carrera y sus películas. Los cuatro libros fueron ilustrados por Josefina Schargordsky.
— ¿Cómo fue el proceso para escribir el libro sobre María Luisa Bemberg?
— En el proceso de investigación busqué material para reconstruir su vida antes de convertirse en una figura pública. Me interesaba contar cómo había hecho para empezar a filmar a los 59 años y hacer una carrera meteórica en tan poco tiempo. Es una historia muy inspiradora para todas las edades porque María Luisa debió derribar muchos prejuicios y obstáculos externos, pero también internos, para llegar a ser lo que ella quería ser.
— Todas estas figuras que fueron centrales a la hora de cambiar el rol de la mujer de la sociedad, pero la obra y el impacto de muchas de ellas se remonta a muchos años atrás. ¿Por qué crees que seguir revisitando sus historias es importante y cómo enriquece nuestro presente?
— Cada una de ellas aportó al cambio del rol de la mujer desde su lugar. Doña Petrona no fue una feminista a nivel discursivo o explícito, pero sí lo fue su forma de vivir. María Luisa, por su parte, fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Argentina. Las elegimos porque nos gustan sus obras: sus libros, su música, sus canciones, sus películas. Y cuando empezamos a investigar sus vidas nos pareció que era interesante contar cómo habían llegado hasta ese lugar de reconocimiento. El camino que cada una recorrió, en tiempos en los que las cosas eran mucho más difíciles para las mujeres, merecía ser contado.
— Quizás los libros ilustrados tienden a considerarse "infantiles", aunque sean interesantes también para personas adultas. ¿Cómo es el proceso de tomar historias de la realidad, convertirlas en un relato interesante para personas de edades muy distintas, y cuál creés que puede ser el impacto en niños y niñas a los que les llega el libro?
— Son libros para chicos y grandes, escritos en un estilo simple y sin solemnidad. En el caso de la biografía de María Luisa Bemberg me parece que es un libro para chicos de 11 o 12 años en adelante y también para adultos que quieran tener un resumen de la vida de esta directora en un texto breve. Además, las ilustraciones, que completan y refuerzan el sentido, hacen que el libro sea un objeto muy atractivo.