Mar Galcerán tiene 46 años y dice que le gusta “lo mismo que a los demás; por ejemplo esquiar, viajar, bailar”. Y enfatiza: “Me gusta hacer lo que hacen las personas que ‘no tienen discapacidad’. A todos nos gusta salir de fiesta, pasarlo bien, compartir con amigos”. Aunque se esmera en remarcar que su vida es como la de cualquier otro, en los últimos meses se le acercaron medios de todo el mundo para entrevistarla por una particularidad: es la primera persona con síndrome de Down elegida para un parlamento regional de España. En septiembre, fue elegida como diputada de la Comunidad Valenciana.
Acaba de terminar una extensa jornada de trabajo: ya es de noche en la ciudad de Valencia, desde donde atiende a RED/ACCIÓN, en la previa del Día Mundial del Síndrome de Down.
Mientras va camino a casa, Galcerán habla de otros de sus intereses: se formó en áreas diversas como hostelería y turismo o cocina. De hecho, le encanta preparar espaguetis a la carbonara (“me salen muy buenos”, comenta). Y cuenta que disfruta bailando danzas locales como las jotas valencianas y sevillanas. “Y también me gusta el tango argentino”, agrega.
Durante 26 años en la función pública ocupó distintos cargos, incluido el de secretaria de área de Personas con Capacidades Diferentes dentro del Comité Ejecutivo Autonómico de Valencia. Ahora, busca promover la inclusión desde una banca en el parlamento.
—¿Cómo manejaste los últimos meses tan atípicos, entre el nuevo cargo de diputada y las múltiples entrevistas que tuviste?
—Es algo muy mediático, porque es la primera vez que pasa en el país. Si esto sirve para cambiar la mirada de la sociedad hacia personas con discapacidad no digo que no a ninguna entrevista.
—¿A qué te referís con cambiar la mirada?
—Hay estereotipos muy arraigados. La sociedad considera que las personas con discapacidad, por ejemplo, somos muy cariñosos, angelitos, que somos niños eternos. Esos estereotipos nos han acompañado y eso es lo que quiero derribar desde mi lugar, trabajar para que se den cuenta de que, si yo he llegado, seguro que habrá más personas con discapacidad que podrán trabajar en aquellas cosas que quieren hacer. Con los apoyos y la ayuda necesaria, y si el entorno cree en sus capacidades. Porque las personas con discapacidad también tenemos capacidades. Lo que nos faltan son oportunidades para disfrutar.
—Recientemente se modificó la forma de referirse a personas con discapacidad en la Constitución española, ¿cuán importante considerás esto?
—Se va tomando conciencia, pero falta mucho por hacer. Hemos dado un paso muy grande. Pero la sociedad debe acercarse a nosotros. Deben vernos como personas con capacidades. En ocasiones sufrimos no por el síndrome de Down, sino porque se nos discrimina, no se cuenta con nosotros. Sufrimos más por otras cosas, no por el síndrome de Down.
—Hace no tantas décadas, personas con síndrome de Down ni siquiera salían de sus casas. Vos llevás 26 años en la administración pública. ¿Qué permitió que desarrollaras tu carrera?
— Toda mi formación fue en escuelas y centros de formación comunes. Luego de acabar la escuela, hice distintos cursos, como de cocina. Hasta que en Valencia se firmó un convenio entre la Fundación Asindown para puestos públicos. Nadie me ha regalado nada, todo ha sido fruto del trabajo y esfuerzo y el apoyo incondicional de mi familia.
—Ahí comenzó tu carrera política…
—Entré en la política muy joven con un grupo de amigos, algunos de los cuales se quedaron, otros se desvincularon. He conocido altos cargos de la Comunidad Valenciana, como Carlos Marzón, actual presidente. Agradezco mucho que se me haya dado oportunidades. En todo este tiempo se han logrado cosas fruto del trabajo y esfuerzo de personas con discapacidad, sus familias y organizaciones civiles. Por ejemplo, que en el 2010 se aprobaran las primeras oposiciones para personas con discapacidad en España —dice para referirse a las evaluaciones que se realiza a la población para establecer su calificación para ocupar funciones públicas—.
—¿Qué buscas lograr como diputada en el mediano plazo?
—Yo estoy por dos cosas en la política. Primero apoyar y colaborar con todas las iniciativas de mi partido, y por otro lado trabajar para mejorar en la medida que se pueda la inclusión de las personas con discapacidad y cambiar la mirada de la sociedad.
—¿Y qué medidas creés que se pueden implementar en lo inmediato en la Comunidad Valenciana?
—Hay mucho por hacer. Lo primero es que cuando un niño nace, hay que ayudar a las familias en el tema burocrático, se pierde mucho tiempo en esto. También garantizarles la estimulación temprana necesaria. Se ha ido acotando este servicio a una sesión, pero muchas necesitan más de una. Por otro lado, en la escuela la inclusión no es que el niño esté en el aula, sino que tiene que participar, involucrarse y aprender. Además, se necesitan itinerarios de formación para el empleo. En fin, son muchas cosas, pero se necesita la participación de toda la sociedad.
—¿Qué pensás de las leyes de cupos?
—Hay que cumplir con los cupos porque las personas con discapacidad tienen derecho al trabajo. Pero siempre luego de una formación, que estén aptas para trabajar, que estén formadas.
—¿Cuáles son los principales prejuicios que sufriste en tu vida?
—Yo sufrí mucho en la etapa de la adolescencia por no tener un grupo de amigos con quien compartir el ocio. No contaban conmigo, me decían una cosa y luego otra. A las personas con discapacidad nos cuesta hacer amigos. Pero mi familia y mis hermanos me ayudaron mucho. Luego encontré un grupo de amigos, gracias al apoyo de mi hermano. Pude involucrarme en más grupos y ahora no tengo tantos problemas en ese aspecto.
—¿Qué le dirías a una persona sin discapacidad que tiene miedo, pero quiere ser más inclusiva?
—Que las personas con discapacidad tienen capacidades y sentimientos. Que nos conozcan. Que la diversidad nos enriquece, pero que a la vez no somos tan distintos. Las personas con discapacidad queremos ser útiles y ser felices. En el fondo, es lo queremos todos.