Aunque deprimente, el retrato desequilibrado de las mujeres en los medios no es sorprendente, dada la naturaleza dominada por los hombres de la industria. Algunos medios de comunicación han reconocido sus fallas pasadas, pero aún queda un largo camino por recorrer hasta que los medios finalmente eliminen los estereotipos sexistas.
Nancy Pelosi es la política electa de más alto rango en la historia de Estados Unidos. Theresa May es sólo la segunda primera ministra británica. Amal Clooney es una abogada de derechos humanos reconocida mundialmente. Serena Williams posiblemente sea la mayor atleta femenina de todos los tiempos.
Las cuatro tienen éxito en entornos donde las mujeres de alto rendimiento son la excepción más que la regla. Sin embargo, algunos medios las han retratado de una manera que sugiere que sus logros y habilidades vienen detrás de su apariencia, su edad o su asociación con otra gente, particularmente los hombres en sus vidas.
Consideremos a Pelosi, la portavoz de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. El día que fue elegida para cumplir un segundo mandato en el puesto, The New York Times publicó un tuit acompañando una imagen de ella: “Nancy Pelosi, con un vestido rosa intenso, subió al estrado de mármol en el centro de la Cámara para aceptar el mazo de madera”. El tuit más tarde fue borrado y el Times dijo que estaba “mal formulado”. Pero fue muy elocuente sobre el sexismo, implícito o manifiesto, que todavía existe en el corazón de la industria de medios.
Theresa May ha sido una de las principales mujeres en la política de Europa durante gran parte de la década pasada. Sin embargo, a los medios británicos durante mucho tiempo los ha deslumbrado su amor por la moda y dedican muchas columnas e imágenes a sus elecciones de vestuario y a su afición por los zapatos, en lugar de enfocarse en sus decisiones políticas. El efecto subconsciente del mensaje es disminuir el papel de May como mujer en un mundo dominado por los hombres.
Clooney sabe exactamente lo que se siente al ser juzgada por la asociación. En agosto de 2015, Associated Press publicó un tuit que decía: “Amal Clooney, la mujer del actor, representa a un periodista de Al Jazeera acusado en Egipto de vínculos con los extremistas”. El tuit generó una crítica generalizada y AP más tarde se refirió a ella como una abogada de derechos humanos. Pero el episodio subrayó la obsesión de los medios con los “clicks” y la necesidad de que más publicaciones hagan una pausa antes de publicar fotos o palabras que refuercen estereotipos de género caducos.
Williams ha ganado un récord de 23 títulos de Grand Slam como singlista, pero algunos medios han perpetuado el sexismo y el racismo que ha enfrentado desde el interior del mundo anticuado y dominado por los hombres del tenis. En septiembre pasado estalló una tormenta mediática después de que Williams perdiera la final del Abierto de Estados Unidos y acusara a las autoridades del tenis de tratarla con más dureza que a los hombres. El juez antes la había penalizado por recibir indicaciones de su entrenador desde las gradas, por romper su raqueta y por llamarlo “ladrón”.
Parte de la cobertura mediática posterior redujo a Williams al tropo de las mujeres negras enojadas y una caricatura de su arrebato en el periódico Herald Sun de Melbourne, Australia, desató una reacción furibunda de crítica que la consideraron racista y ofensiva. El periódico defendió la caricatura como una sátira y dijo que sus críticas eran políticamente correctas.
Billie Jean King, que ayudó a impulsar el circuito de tenis femenino, más tarde le agradeció a William via Twitter “por denunciar este doble estándar”, según el cual a las mujeres se las suele describir como “histéricas” mientras que los hombres que se comportan de la misma manera son “francos”. Al seguir utilizando estos términos, los medios refuerzan el mensaje de que las mujeres y las niñas no deberían pelear por puestos de liderazgo y todavía deben superar muchas barreras para alcanzar su potencial en un mundo de hombres.
Aunque deprimente, el retrato que hacen los medios de las mujeres no sorprende, dado el desequilibrio de género en la industria. Según el Global Media Monitoring Project, que produce un informe quinquenal sobre el género en las noticias, la representación de las mujeres en los medios ha cambiado poco en las dos últimas décadas.
Aún hoy, las mujeres rara vez ocupan posiciones de poder en las redacciones y las periodistas mujeres tienden a cubrir temas menos serios que sus pares varones. Es más, las mujeres son las protagonistas de menos artículos periodísticos y las expertas femeninas son superadas en número como fuentes por sus pares masculinos casi en todos los campos.
Pero no todo es miseria y desolación. En los últimos años, algunos medos de alto perfil han reconocido sus falencias y han intentado reparar los desequilibrios sistémicos. Bloomberg y The Wall Street Journal, entre otros, se han comprometido a aumentar la cantidad de mujeres en roles de liderazgo, así como a mejorar las condiciones del personal femenino y de la cobertura editorial de las mujeres.
En otras partes, el Women’s Media Center dirige SheSource, una base de datos online de expertas mujeres para los periodistas. NewsMavens con sede en Polonia produce un resumen semanal de noticias elegidas por mujeres para contrarrestar la perspectiva dominada por los hombres que prevalece en los medios, mientras que The 51% de France 24 es un programa semanal que casi en absoluto muestra a mujeres y cómo están reformulando el mundo.
Sin embargo, por cada medio que se esfuerza por cambiar la narrativa de género, hay otros que siguen siendo tristemente sexistas. Todavía tenemos un largo camino por delante hasta que los medios cubran a las mujeres de una manera equilibrada y finalmente dejen de lado los estereotipos caducos.
Los medios tienen la responsabilidad de reflejar a la sociedad no sólo como es, sino también como debería ser. Esto implica más noticias sobre mujeres –particularmente en industrias dominadas por los hombres- y retratarlas con la misma luz con la que se cubre a los hombres. De lo contrario, estas mujeres exitosas no serán percibidas como modelos de rol a emular. Después de todo, no podemos ser lo que no vemos.
Hannah Storm es directora del Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa y pronto asumirá el cargo de CEO de la Red de Periodismo Ético.
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