Nuestro amigo Fotero Patagónico dejó por unos días su querido Puerto Madryn para irse de vacaciones a Las Grutas. Son 280 kilómetros los que separan a la ciudad de Chubut de la de Río Negro al norte de la Patagonia. Y aunque andaba sin la cámara, ayer hizo con el celular unas tremendas fotos de la luna llena en la playa rionegrina. Aún no pudo ir a Punta Perdices, pero ya llegará el momento. De momentos, disfrutar de caminar por la arena cerca del centro con su mujer, su hija, su yerno y la mimada del grupo, su nieta.
Con ese ojo entrenado para captar escenas que deslumbran a sus ya cerca de 100 mil seguidores en las redes, Luis Pereyra (que postea como Fotero Patagónico) se entretuvo registrando atractivas escenas en la costa de Río Negro.
«Me gusta mucho venir a Las Grutas. Y me gusta mucho vivir en Puerto Madryn. Son los 280 kilómetros apenas, no es tanto, uno puede hacerlos sin gastan tanto», cuenta.
El mar cálido de Las Grutas
«Y, la verdad, acá el agua es más cálida y el lugar muy lindo, por eso siempre me regalo una semanita o diez días. Tenemos una casita para alquilar en una posada que está muy bien, con patio y árbol. Y este verano nos tocaron unos dias espectaculares. No me gustan los departamentos, me gustan las casitas así», agrega.
«Está muy bien Las Grutas para venir, es lindo hacer turismo acá. Y apenas puedo me voy a la playa. Me gusta mucho el mar. He ido a Mar del Plata y todos esos lugares de la costa, he estado en Piriápolis en Uruguay, pero ya te digo: a mi me gusta esto: Las Grutas para las vacaciones, Madryn para vivir, allá me quedó hasta las diez de la noche en la playa. Y acá también: si son medio friolentos, el agua cálida de Las Grutas es ideal.
La historia de Fotero, de Entre Ríos a la Patagonia
Tres meses atrás, compartió un video que dio la vuelta al mundo. Estaba de visita en la casa de su madre en Viale, a 50 km de Paraná, la capital de Entre Ríos, cuando supo que la Fragata Libertad haría escala en Puerto Madryn, la ciudad donde se radicó hace 40 años en la Patagonia. De allí, de su querido pago chico en el Litoral, había salido hace una vida a buscarse su lugar en el mundo empujado por la necesidad. Vendió huevos en Rosario, hizo changas en Buenos Aires, probó aquí y allá, hasta que la intuición, las ganas de conocer ese sur que tenía entre ceja y ceja, lo llevaron a esa maravilla de la costa de Chubut donde las ballenas avistan a la gente. Aún recuerda su asombro a bordo del colectivo cuando detrás de la ventanilla empañada que limpió rápido con la manga de la campera, después de tanta recta y estepa tras una curva apareció ese mar azul que lo deslumbraría para siempre.
Pronto consiguió trabajo en el canal de Cable de Madryn, único empleado a cargo de treparse a los postes para instalar el servicio y también de poner en la casetera los videos de la programación. Conoció a Claudia, que había llegado desde Maquinchao, en la Línea Sur de Río Negro, también con la ilusión de construir un futuro en ese destino que empezaba a despegar. Llegaron los cuatro hijos: la mayor, el varón, las mellizas. Y cuando el tiempo de trabajar había terminado para Luis, se dedicó por fin a su pasión más profunda: salir a caminar para mostrarle al mundo la belleza de su tierra adoptiva con fotos y videos que atrapan a sus más de 100 mil seguidores. Para entonces, ya era Fotero Patagónico, como lo encontrás en las redes. Siempre fiel a su declaración de principios: «Fotear me pone bien y me gusta compartirlo. Me gusta que los que no estaban ahí puedan ver lo que yo vi».
Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.