La Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestra que en los países que invierten más en políticas de cuidado y donde existe una amplia protección de la maternidad, una licencia remunerada de paternidad, un fuerte acompañamiento a las familias por parte del Estado en cuanto a servicios de cuidado, y educación de la primera infancia, las tasas medias de empleo de las madres suelen ser más altas.
“Las políticas de cuidado transformadoras dan resultados positivos en términos económicos y en lo que respecta a la salud y la igualdad de género”, dice el informe El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente, presentado en 2018 por la OIT.
Existe una relación directa entre las licencias de paternidad y el tiempo dedicado por los hombres al cuidado de niñas y niños: “Los países en los que los hombres dedican en promedio al menos el 60% del tiempo consagrado por las mujeres al trabajo de cuidados no remunerado también son aquellos en los que la licencia remunerada de paternidad es más larga. Estos beneficios son posibles si una parte de la prestación de cuidados asumida por las mujeres y la familia se reorienta al Estado o a servicios de mercado o sin ánimo de lucro subvencionados públicamente”.
Este gráfico muestra cómo los países (como Suecia, Dinamarca y Noruega, por ejemplo) que invierten un alto porcentaje de su PBI en educación preescolar; prestaciones por maternidad, discapacidad o enfermedad; y en servicios para públicos para personas que necesitan que alguien las cuide, consiguen que cerca del 80% de las mujeres que realizan alguna tarea de cuidado consiga de todos modos tener un empleo formal.
“Las políticas de cuidado transformadoras pueden dar resultados positivos en términos económicos y en lo que respecta a la salud y la igualdad de género, conduciendo unos mejores resultados para niñas y niños, el empleo de sus madres y la prestación de cuidados de sus padres, así como para las personas mayores y las personas con discapacidades”, asegura el estudio de la OIT.
Una simulación macroeconómica realizada para el año 2030 sobre 45 países que representan el 85% del PBI mundial muestra que el trabajo de cuidado de buena calidad y que promueva la igualdad de género es posible.
¿Qué son las políticas de cuidado? Son políticas públicas que destinan recursos a reconocer, reducir y redistribuir los trabajos de cuidados no remunerados, así como a mejorar los remunerados.
Estos recursos pueden ser dinero, servicios o tiempo, y están dirigidos a todas las personas que dedican buena parte de su jornada a cuidar niños y niñas, personas mayores o con problemas de salud, sean trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares o de cuidado, o cuidadoras y cuidadores que no reciben salario a cambio de sus tareas; también incluyen a las personas que requieren esos cuidados.
Estas políticas proveen también infraestructura pertinente, lo cual disminuye los obstáculos que tienen algunas personas en los lugares en los que para poder hacer las tareas de cuidado es necesario recolectar agua, proporcionar servicios de saneamiento y de energía. Y comprenden normas laborales, como políticas relativas a las licencias y otras modalidades de trabajo que permiten compatibilizar el empleo remunerado con el trabajo de cuidados no remunerado y favorecen a las familias.
“Estas políticas son transformadoras cuando garantizan los derechos humanos, la autonomía y el bienestar tanto de las cuidadoras y cuidadores no remunerados (estén ocupados o no) como de los beneficiarios de cuidados”, señala el informe de la OIT.
¿Qué hacer para tener sociedades en las que haya más políticas de cuidado, las tareas no remuneradas sean más equitativas entre hombres y mujeres, y las remuneradas no sean precarizadas?
El informe de la OIT plantea la necesidad de tener en cuenta las cinco “r”:
- Reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado.
- Recompensar a quienes se desempeñan desarrollando tareas de cuidado mediante el aumento del volumen y la calidad del trabajo.
- Representar a las trabajadoras y los trabajadores de cuidado mediante el diálogo social, la protección sindical y la negociación colectiva.