Lo que en principio facilitaba la vida de muchos turistas, se fue tergiversando y empeoró la crisis inmobiliaria de varias ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires. La aplicación Airbnb, que permite a cualquier persona publicar una casa, departamento o habitación para alquilar, comenzó a usarse por muchos propietarios de distintos lugares del mundo para evadir impuestos o regulaciones de sus ciudades, y también para poder obtener ganancias importantes a corto plazo.
¿Cuántos departamentos y habitaciones están disponibles para alquilar en la Ciudad de Buenos Aires?
La Ciudad de Buenos Aires cuenta con más de 26 mil entradas, que pueden ser tanto departamentos enteros como habitaciones. De este total, el 90 % son departamentos enteros.
¿Cuántos propietarios hay?
Tal como especifica la página de estadísticas de Airbnb, un anfitrión puede publicar habitaciones separadas en el mismo departamento, o varios departamentos y casas disponibles en su totalidad.
Los anfitriones con varias entradas tienen más probabilidades de estar utilizando los alquileres como un negocio, ya que es poco probable que vivan en la propiedad y la ofrezcan en determinadas fechas al año. En este sentido, están violando la mayoría de las leyes de alquiler a corto plazo diseñadas para proteger las viviendas residenciales.
En el caso de Buenos Aires, el 60 % de los anfitriones tienen más de una entrada publicada. De estos, la gran mayoría tiene más de 10 propiedades.
¿Dónde y por cuánto tiempo son las ocupaciones de estos departamentos?
Según el diario La Nación, el 73 % permanece ocupado, en promedio, 23 de los 30 días del mes. Además, los cinco barrios con más temporarios son Palermo (5.635), Recoleta (2.437), San Nicolás (1.046), Belgrano (833) y Retiro (803), que representan el 66 % de la oferta en todo Buenos Aires.
Visto desde el punto de vista de los inquilinos o “huéspedes”, en la página de estadísticas de Airbnb podemos ver que el tiempo promedio de alquiler es de 64 noches. El hecho de que se alquilen por tanto tiempo puede estar dejando en evidencia de qué maneras los propietarios evitan alquilar mediante contratos legales cobrando en la moneda local.
¿Cómo son las regulaciones en Buenos Aires y en otras ciudades?
A nivel local, se sancionó la Ley 6.255 en el 2019. Su objetivo fue generar un registro de los alquileres temporarios, abarcando desde una noche a tres meses. La principal diferencia con los alquileres tradicionales, además de no tener tiempo mínimo, es que permite publicarlos en dólares.
“Estamos haciendo un análisis exhaustivo en 22.244 publicaciones, las cuales se encuentran concentradas en 12.826 usuarios, pero es un número dinámico ya que día a día anfitriones se suman y otros destinan el inmueble a otra finalidad”, señaló el ENTUR (Ente de Turismo de la ciudad de Buenos Aires) en esta nota.
Berlín, una ciudad conocida por su detallada planificación urbana, había prohibido en el año 2016 estos alquileres a corto plazo. En el año 2018 las prohibiciones se levantaron, pero los anfitriones deben conseguir un permiso gubernamental y las autoridades supervisan las publicaciones de propiedades. En esta comparación, la capital alemana mide seis veces más que la de Buenos Aires y tiene un total de 12 mil entradas (frente a las 26 mil que hay en la Capital Federal).
La ciudad de Nueva York, por su parte, también buscó crear un registro para los alquileres temporarios, pero esta medida fue leída incluso como una batalla en contra de los anfitriones de Airbnb. De los 20.000 departamentos disponibles en la plataforma, sólo se han aprobado nueve. Según un comunicado de la oficina a cargo (OSE, siglas de Oficina de Ejecución Especial), no se emitirán infracciones ni solicitarán la imposición de multas o sanciones antes del 5 de septiembre de 2023. Ese será el plazo para que se defina la batalla entre las autoridades gubernamentales y la app.
Portugal, un país que depende en gran medida del turismo, enfrenta también una crisis inmobiliaria por falta de alquileres. Una de las medidas a implementar por parte del gobierno busca ofrecer incentivos fiscales a aquellos que alquilen a la población sus viviendas turísticas.
Otro caso es el centro histórico de Florencia, Italia, (designado como patrimonio de la humanidad por la Unesco) que directamente prohibió el uso de propiedades residenciales para alquileres a corto plazo. Esta medida responde al problema de su disminución de población, factor que incrementó cuando la ciudad se convirtió en uno de los principales destinos turísticos de su país.