La inteligencia artificial está tocando cada una de las dimensiones de nuestras vidas: la salud, la educación, el trabajo. Incluso, ha llegado a funcionar como una herramienta partícipe de la creación de ciertas obras de arte. En definitiva, la IA ha llegado para quedarse.
Pero, ¿qué pasa con aquellas dimensiones del arte que necesitan la presencia del ser humano en acción? Como, por ejemplo, el cine o el teatro. ¿Podrá la IA entretejerse en la creación artística de películas, series o cortometrajes?
Tom Hanks asegura que sí. Y no está muy contento con eso. “Ahora todo el mundo puede recrearse a cualquier edad de cualquier manera con la IA”, reflexionó el actor en el más reciente episodio de The Adam Buxton Podcast, publicado el sábado. “Podría ser atropellado por un autobús mañana pero mis actuaciones podrían seguir y seguir y seguir”, continuó.
El ganador de dos premios Oscar admite que sabía que se avecinaba. No obstante, la preocupación no comenzó hace dos meses con el lanzamiento de ChatGPT y otras herramientas de IA, sino cuando hicieron la película animada El expreso polar en el 2004. Hanks confesó que, al momento de ver que una computadora podía procesar y guardar tanta información –incluyendo su voz y su aspecto– visualizó el riesgo.
"Lo veíamos venir, veíamos que iba a existir esta capacidad para coger ceros y unos dentro de un ordenador y convertirlos en una cara y un personaje. Desde entonces se ha multiplicado por mil millones y lo vemos en todas partes", profundizó el reconocido actor en el podcast.
La gran pregunta reside, entonces, en cómo va a reaccionar el público. ¿Se opondrá? ¿Verá estos contenidos incluso sabiendo que son creados con IA? Hanks predice que aunque la gente se dé cuenta, porque será evidente, a muchas personas no les importará y no harán esa objeción. Aceptarán los contenidos y los consumirán como reales.
En consecuencia, se están llevando a cabo acciones y estrategias legales en la industria de Hollywood. Tanto el actor como sus representantes legales están navegando sobre este nuevo mundo digital y buscando la manera de poner límites y restricciones para que su cara y voz sean de su “propiedad intelectual”.
Si bien puede parecer una discusión fácil, no lo es. Muchos gremios, agencias y otros actores están poniendo sobre la mesa la misma búsqueda de conocer cuáles son las ramificaciones normativas del crecimiento de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento.
Entonces, ¿cuál es el futuro del cine? Probablemente, una pregunta que hoy no podemos responder. Las declaraciones de Hanks nos acercan a un panorama posible pero no es el único. También es importante cuestionarse : ¿será cine verdaderamente sin un actor que esté presente frente a cámara? ¿Dejarán los humanos que este arte que recorre ya más de un siglo se extinga con los avances tecnológicos?.