Lo que la participación democrática nos dice del sentido de comunidad- RED/ACCIÓN

Lo que la participación democrática nos dice del sentido de comunidad

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La fiesta que tiene 30 millones de invitados y una entrevista sobre participación ciudadana.

Lo que la participación democrática nos dice del sentido de comunidad

¡Hola! Quizás no siempre comprendemos cuán profundas son las implicancias que tiene un acto tan sencillo como el de ir a votar.

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Más allá de cada circunstancia política que nos toca vivir, las elecciones, el hecho de votar, de elegir a nuestras autoridades democráticamente, es una verdadera fiesta. Como todas las fiestas, hay quienes se sienten más o menos a gusto. Pero para quienes nacimos hace mucho tiempo y vivimos en una época en que quien gobernaba y conducía tus destinos no había sido elegido por la comunidad, es muy claro el significado magnífico de decir o expresar “él o ella es quien quiero que oriente a nuestra comunidad”. En primer lugar, eso: las elecciones son una fiesta con unas 30 millones de personas invitadas. Si no la tuviéramos, quizás tendríamos más conciencia de lo que significa ir a elegir a quienes nos representan.

En segundo lugar, son un encuentro: es maravilloso que millones de personas, el mismo día, se organicen, se pongan de acuerdo, algunos se sienten en las mesas de votación, tengan un diálogo, chequeen los votos, los cuenten, reciban a los votantes… Sería muy difícil pensar en una organización de tal tamaño si no existiera una comunidad. Una comunidad democrática. Independientemente de los colores, los debates y lo áspero que parece el ambiente en algunas elecciones más que otras, hay que destacar el acuerdo. Si es difícil que cinco personas acuerden una acción en función de la comunidad, cuán notable es que hace ya muchos años millones de nosotros nos pongamos de acuerdo para diseñar una elección. Un proceso que se hace maravillosamente bien, con una tremenda honestidad y participación. Cada año se anuncia que disminuirá la participación, pero pasa lo contrario.

En tercer lugar, podemos discutir a futuro sobre la obligatoriedad; quizás es un debate pendiente. Aunque, posiblemente, aún en la libertad que podamos tener, la mayoría de nuestros ciudadanos y ciudadanas vaya con placer a votar, con alegría. Pareciera que nuestra gente vive con especial felicidad participar otro domingo de un proceso eleccionario.

Para cerrar: es cierto que votar es, si se quiere decirlo así, un modo muy limitado de participación. Pero después está la libertad. Está la libertad de involucrarse más allá del voto. Involucrarse con los scouts, los bomberos, la municipalidad del lugar. Involucrarse en una empresa en la generación de empleo. En alguna temática comunitaria importante. En alguna organización de la sociedad civil. Todos tenemos la libertad de participar de muchas otras maneras, además de votar. Sí, con un voto podés modificar algo de la realidad. Pero la participación no tiene que terminar ahí. Para el que quiere, hay mucho más para hacer.

Y, finalmente, una forma de participación que sin dudas modifica la realidad es la honestidad. Hay momentos en que ser honesto es casi un hecho revolucionario. Y ser honestos todo el tiempo, con las propias convicciones, es también un modo ciudadano —necesario y maravilloso— de participación.

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Foto: Poder Ciudadano

Cuatro preguntas a Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano [Por David Flier]. Poder Ciudadano es una fundación apartidaria que busca promover la participación ciudadana, la transparencia y el acceso a la información pública para fortalecer las instituciones de la democracia a través de la acción colectiva. Pablo es licenciado en Ciencia Política (Universidad del Salvador) y maestrando en Análisis, Gestión y Derecho Electoral (Universidad de San Martín).

—¿Cómo analizás la participación ciudadana en el contexto actual?
—Es difícil poder hablar de participación ciudadana, los medios dicen que “la gente” está cansada, pero el concepto “gente” no existe, no se puede generalizar. Lo más importante va a estar en relación al voto. Lo que es cierto es que hay una tendencia: la ciudadanía mira las elecciones algo sorprendida por las temáticas que dan vuelta, por la falta de propuestas. Por ejemplo, hay candidatos que prometen cosas que desde el cargo al que se proponen no puede cumplir. Un candidato a diputado no va a bajar la inflación desde el Congreso. Veo a la ciudadanía un poco cansada, desesperanzada y que mira a una clase política que pareciera no estar a la altura de las circunstancias. Hay determinados discursos confrontativos que son más propios de chicana futbolera que de agenda política.

—Este cansancio de la ciudadanía al respecto de la política, ¿puede derivar en un menor compromiso en otras causas sociales?
—Creo que en Argentina existe una gran solidaridad y mucha gente participa de organizaciones de la sociedad civil de determinadas formas para ayudar. Un fenómeno nuevo para estudiar es el de las redes sociales. Creo que hay un combo de influenciadores que, sin necesariamente tener millones de seguidores, son personas con llegada. Ellas, ayudadas por plataformas o formas de donar más fáciles, fomentan que las personas se involucren en colectas o iniciativas solidarias. Esas personas tienen de atractivo que el ciudadano las conoce directamente, sabe que los fondos que se les pase a esas personas van a ir a esas personas. Actúan como intermediarios. La clase política está mucho más alejada del ciudadano.

—Acerca de las redes sociales, ¿creés que también ayudan a poner en la agenda pública y explicar en profundidad ciertos temas?
—Las redes son sin dudas un espacio amplificador de lo que se ve y un medio de comunicación en sí mismo. A veces los medios masivos de comunicación levantan lo que nosotros publicamos y otras veces no, pero no los necesitamos 100% para tener impacto. No es como 15 años atrás, cuando yo leía lo que me interesaba en el diario, ahora veo lo que le interesa a los demás. Tal persona que yo sigo lee tal noticia, la comenta, la publica y yo me entero cómo piensa esa persona. Esto hace que las redes hayan democratizado la palabra.

—¿Qué puede hacer la ciudadanía para que en campaña se hable más de derechos, proyectos, medidas y menos de chicanas políticas?
—Es difícil impactar en la agenda pública. Pero mediante la unión y generando presión se han llevado adelante campañas importantes. Pero depende del tema, claro. Y, además, no hay que olvidarse de que el pueblo se manifiesta legalmente a través de las decisiones del Congreso. Es un desafío grande que los políticos entiendan que ellos no son tuiteros, sino que tienen la responsabilidad de llevar a cabo una discusión más seria de la que están llevando adelante.

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¿Ya entraste a nuestra nueva campaña del mes? En septiembre, desde RED/ACCIÓN queremos hacer foco en el cuidado de nuestra salud mental y de las personas que nos rodean. Por eso, esta campaña propone acciones concretas: desde apoyar organizaciones, hacer trabajo voluntario para acompañar a quienes sienten más la soledad o gestos tan sencillos como compartir un mensaje de aliento.

Te invito a que conozcas la campaña y también a que participes contando cómo hiciste para sobrellevar la angustia en medio de la pandemia.

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Ilustración: Pablo Domrose.

En las últimas dos ediciones de OXÍGENO (y en muchas anteriores) hablamos de dos temas que nos interpelan como comunidad: la búsqueda de personas perdidas y la plantación de árboles. Y la semana que pasó fuimos testigos de dos noticias esperanzadoras en esas áreas.

Hace una semana, Ignacio Damiano, un joven de 13 años, salió de su casa en Liniers rumbo a su escuela. Su mamá no lo encontró en el lugar previsto esa misma tarde, a la salida del colegio. Entonces, se activó la búsqueda. Las redes sociales se llenaron del pedido de información sobre el paradero de Ignacio. Compañeros y vecinos se movilizaron esa misma noche frente al Instituto San José, donde Ignacio asiste.

A la mañana siguiente, luego de que la búsqueda copara los medios de comunicación, un policía de Ciudad Evita lo vio y avisó.

Como buscamos por unas horas a Ignacio, como buscamos desde hace casi tres meses a Guadalupe, seguimos buscando a tantos otros y otras jóvenes.

En esta nota podés saber qué hacer si tenés información sobre una persona perdida.

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De plantar un árbol destacamos no solo el peso que tiene en la lucha contra el cambio climático, sino también su enorme valor simbólico.

Por eso, es para celebrar lo que anunció la semana pasada el gobierno de la ciudad de Buenos Aires: en lo que queda del año, se plantarán 16.000 árboles en calles, avenidas y espacios verdes de 15 comunas porteñas.

Y, así como hablamos de participación ciudadana en esta newsletter, este también es un espacio en el cual podemos involucrarnos. Los vecinos de la ciudad pueden solicitar plantaciones en la aplicación BA147 o a través de este sitio. 🌳👏🏻👏🏻

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Una foto exterior de la Biblioteca Nacional.
Foto: Biblioteca Nacional.

Para terminar este envío, te dejo una buena noticia del día. Hoy reabrió sus puertas la Biblioteca Nacional, un espacio emblemático de la cultura argentina. Un hecho que vuelve a mostrar que, pese a tantos meses difíciles, de a poco se sale adelante.

La biblioteca, que está en Agüero 2502 de la Capital Federal, abre de 10 a 16 y se debe visitar con un turno previo (se puede sacar acá), que debe reservarse con al menos 24 horas de anticipación. A su vez, para acceder a salas de lectura especiales, hay que enviar un mail a la sala correspondiente.

Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Un gran abrazo.

Juan