Cada vez más, los líderes políticos necesitan encontrar mecanismos para conectar con los ciudadanos y distinguirse en medio del ruido (des) informativo y de la desafección creciente de grandes sectores de la sociedad con la política y los políticos.
En este marco, la importancia de las conexiones humanas en la esfera de la narrativa política se vuelve ineludible. En las nuevas estrategias de comunicación lo relacional debe estar primero: se tratar de crear vínculos emocionales que ayuden a que cualquier acción, posicionamiento o decisión política se sienta como una respuesta directa a las preocupaciones de la sociedad. Una respuesta tangible y comprensible.
El contacto de los líderes políticos con las «historias mínimas» de los ciudadanos es una de estas herramientas poderosísimas para mejorar la comunicación política. Por ejemplo, Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles, conmemora públicamente la vida de Esmeralda Ramírez, una policía que falleció en acto de servicio. De forma similar, Sadiq Khan, alcalde de Londres, promueve activamente negocios locales, destacando un establecimiento conocido por sus exquisitas pastas en el sur de la ciudad. En Miami, Francis Suarez, desayuna en una escuela, mostrando su apoyo a la educación, mientras que, João Campos, alcalde de Recife, realiza promesas ante vecinos especiales, reforzando su compromiso mediante visitas de seguimiento, una vez que se han cumplido.
Estas historias son mucho más que «anécdotas personales». El involucramiento directo de los líderes en la construcción de los mensajes a partir de las interacciones directas con los ciudadanos puede transformar la indiferencia en apoyo, tanto como mejorar su imagen ante la opinión pública. Simultáneamente, practicar la escucha activa permite a los políticos no solo recoger preocupaciones y sugerencias, sino también transmitir empatía y compromiso, fortaleciendo así su credibilidad y la confianza del público.
Este «efecto personalización» y la «estrategia de escucha activa» son valiosos para construir relaciones sólidas y duraderas en sociedades signadas por el corto plazo y la urgencia.
La autenticidad es clave para construir estas historias, que podemos implementar, por ejemplo, a partir de encuentros directos, de la visibilización de «ciudadanos ejemplares», invitando a los vecinos a compartir sus historias a través de hashtags o simplemente mencionándolas en discursos, o apelando las estrategias de comunicación en base a testimonios.
El desafío es lograr que la relatabilidad de estas historias mínimas y experiencias personales no se agoten en el engagement que generan en un grupo o comunidad específica, sino que, acompañadas de mensajes más amplios que incluyan valores, e imágenes de resiliencia y de futuro, resulten inspiradoras y ayuden a movilizar a grandes sectores de la sociedad.