En el otoño de 1879, el profesor de botánica de la Universidad Estatal de Michigan (Estados Unidos) comenzó un experimento para determinar el período de tiempo que las semillas pueden permanecer inactivas en el suelo sin perder su capacidad de germinar. Originalmente, se cree que el propósito era ayudar a los agricultores locales.
El especialista enterró 20 botellas con 1.050 semillas, 50 de cada una de 21 especies entre las que se encuentran mostaza negra, trébol blanco y amaranto de raíz roja, junto a una mezcla de arena moderadamente húmeda, según Wake Forest Magazine. La idea de Beal era desenterrarlas cada cinco años para hacer una prueba de germinación. Así durante los primeros 40 años del experimento se desenterraron ocho de las veinte botellas.
Luego, el período de pruebas fue ampliado a diez años en 1920 por H.T. Darlington, quien había tomado la posta de Beal en 1915. En 1980, el intervalo se amplió a 20 años. La botella número 16 se desenterró en 2021 y la siguiente de las cuatro restantes se abrirá en 2040, de acuerdo con un comunicado de la Universidad de Michigan.
Si bien las botellas se encuentra dentro del campus de la universidad, la ubicación exacta es secreta y se transmite por medio de un mapa que marca la dirección del experimento. La excavación se realiza durante la noche para evitar que la luz del sol llegue a las botellas y pueda hacer brotar las semillas antes de que el equipo esté preparado, según el New York Times.
Durante los primeros desentierros, florecieron varias especies y las semillas crecían después de 10, 15 o 20 años de estar en las botellas. No obstante, con el paso del tiempo, la mayoría de ellas no lograba germinar. Verbascum blattaria fue una de las especies que logró germinar luego haber sido sacadas en el año 2000, de acuerdo con La Nación.
David Lowry, un fisiólogo de plantas quien también está a cargo del experimento ahora, contó a Wake Forest Magazine: "El experimento de Beal va más allá de la viabilidad de las semillas hacia la vida en general y cómo evoluciona de distintas formas. Verbascum blattaria dura mucho más, y no tiene nada particularmente notable en las características de las semillas. Todas tienen semillas muy pequeñas, que no suelen durar mucho en el suelo, pero resulta que esta dura muchísimo tiempo. El tamaño de las semillas o la latencia de las semillas pueden evolucionar en respuesta al cambio climático".
El experimento cambió en las últimas décadas ya que, por ejemplo, cuando Beal enterró las semillas no se sabía lo que era el ADN. Ahora a través de este, los científicos pueden aprender qué hace que una semilla pueda crecer después de permanecer inactiva durante décadas. Según Weather, esto podría ayudar a crear bancos de semillas diseñados para ser usados en caso de una catástrofe.