Garantizan la mitad de la comida del planeta. La FAO reúne recetas y emprendimientos liderados por mujeres de América Latina y el Caribe. Hasta el 31 de agosto, cualquier persona puede postular experiencias y casos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está relevando recetas tradicionales y emprendimientos agrícolas que estén en manos de mujeres que viven en zonas rurales de América Latina y el Caribe.
Las experiencias podrán ser registradas por las propias mujeres o cualquier persona en el blog Saberes y Sabores hasta el 31 de agosto. Ese material servirá para elaborar un recetario y un catálogo de productos y servicios de toda la región que sirva para inspirar a otras mujeres.
Ingresar al blog de la FAO para sugerir una receta o emprendimiento
¿Por qué es importante?
Permite hacer visible el rol clave que tienen las mujeres para asegurar la alimentación de las familias y al mismo tiempo empoderarlas en su papel productivo y social.
En la FAO afirman que las mujeres rurales producen la mitad de los alimentos que se consumen en el mundo. Pero a la mayoría no le reconocen sus derechos. Si eso pasara y tuviesen acceso a la titularidad de sus tierras, a financiación y a capacitaciones, “podrían producir entre un 20% y un 30% más de alimentos en el mundo, lo que equivaldría casi a 4 veces la población de la Argentina”.
“La mujer rural no tiene el reconocimiento que merece. Son protagonistas del trabajo productivo, pero al no estar legitimado, ese rol se ve limitado en recursos. Además tienen menos autonomía económica y poca incidencia en la toma de decisiones”, asegura Miguel Herrera, del área de agricultura familiar de Oficina Regional de la FAO, con sede en Chile.
¿Cuál es la situación en Argentina?
Exactamente 1.722.107 mujeres (el 50% de la población rural) realizan algún trabajo productivo en el campo.
Esas tareas suelen incluir el cuidado de animales de corral, como gallinas, chivos, ovejas y cerdos; la producción en la huerta familiar y la elaboración de artesanías. Ese trabajo se suma a las responsabilidades domésticas, como cuidar a sus hijos y cocinar para la familia.
“Las mujeres tienden a ser las más perjudicadas por la situación de pobreza, ya que gran parte trabaja en el sector informal y percibe remuneraciones inferiores a las del hombre por las mismas tareas. De las mujeres asalariadas, 55% no recibe beneficios sociales o sólo los recibe en forma parcial”, según un informe de la FAO.
Algunos ejemplos relevados por el INTA
“En la mayoría de los proyectos rurales, las mujeres tienen gran protagonismo pero suelen decir que trabajan para su marido o que los animales que cuidan y alimentan son de su marido”, señaló Ana Deambrosi, jefa de la Agencia de Extensión Rural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Las Toscas, un pueblo rural del norte de Santa Fe.
Deambrosi cita dos proyectos que apuntala desde la agencia y ejemplifican esa situación:
- En el grupo de tamberos artesanales de la localidad santafecina de Villa Ocampo, la mujeres se habían sumado para acompañar a sus maridos, pero muchas terminaron liderando el programa porque en verdad eran quienes alimentaban las vacas y producían los quesos.
- En el programa del INTA que fomenta las huertas, la mayoría son mujeres y trabajan en técnicas para mejorar la productividad y los gallineros. En muchos casos, con esos cultivos y los huevos de campo aseguran la alimentación de su familia.
“La mujer tiene una gran constancia y una visión sobre la necesidad de asegurar el alimento para su familia. Por eso, empoderarla es determinante”, señaló Deambrosi.
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¿Qué se hará con la información que reúna la FAO?
El recetario incluirá una receta de cada uno de los 20 países donde se lanzó el relevamiento. Todas se promocionarán en las redes sociales y una será elegida para participar de un show de cocina del que participará un chef reconocido de la cocina latinoamericana.
“Con el recetario buscamos que se preserven recetas ancestrales que resguardan la diversidad de las dietas. Hay sitios donde se están perdiendo variedades de arroz o papa, cultivos que son reemplazados por otros menos amigables con el ambiente”, afirmó Herrera.
Los emprendimientos seleccionados también serán difundidos y con uno de ellos se hará un documental. “Queremos que esos proyectos sirvan de ejemplo para otras mujeres, que funcionen como modelo productivo de un cultivo olvidado o de cómo una mujer le agrega valor a un alimento para comercializarlo”, apuntó Herrera.