Hay colegios que promueven un intercambio justo y otros que las utilizan para alentar a que investiguen sobre los países y sus jugadores. Especialistas en educación explican que trabajar desde el interés de los alumnos facilita la planificación de proyecto.
En Mercado Libre hay figuritas del álbum del Mundial Rusia 2018, como las históricas de Pelé o Maradona, que se venden a $ 150, tanto dinero como para comprar 10 paquetes de figuritas en un kiosco. En el patio del colegio Esteban Echeverría, en cambio, el intercambio que los chicos hacen en los recreos es mucho más justo: una figurita por otra figurita. No importa si es la de Messi, Neymar o Ronaldo.
“Los alumnos estaban tan entusiasmados con el álbum que decidimos darle al tema un espacio institucional en los recreos y usarlo como una vía para que aprendan valores”, asegura Norma Cerutti, directora general de ese colegio del barrio porteño de Constitución, y agrega: “Son chicos de la primaria y algunos del jardín. Por eso queremos que ese intercambio, que por su edad puede ser el primero, sea una experiencia justa”.
En el Esteban Echeverría ese espacio es supervisado y liderado por docentes. Quieren que esa instancia, empapada de ansiedad, sea un espacio para compartir una primera pasión y se de en un ambiente solidario y de equidad.
La de este colegio no es la única experiencia en la que el álbum y las figuritas son usados como una herramienta pedagógica y de aprendizaje.
Pablo Amadini es maestro de ciencias naturales y ciencias sociales en sexto grado del colegio Los Molinos, de la localidad bonaerense de Munro. Le propuso a la escuela aprovechar el entusiasmo por las figuritas para hablar de la problemática del acceso al agua a nivel global. La idea fue aceptada y compraron un álbum para cada uno de los tres cursos de sexto grado.
“Vimos videos que exponen el tema en varios continentes y les pedí que eligieran un país de los 32 que juegan el Mundial para investigar cómo acceden al agua. También les propuse que busquen qué ocurre en las ciudades de donde son los jugadores o si en alguna entrevista algún futbolista hace mención al tema o tiene una fundación que coopera con su comunidad en algo vinculado con sus ríos o glaciares ”, cuenta Amadini.
El trabajo final, que es grupal, lo entregarán en dos semanas y debe incluir videos, fotos con epígrafes, notas de opinión e informes ilustrados con infografías que contengan datos. “De esa manera el proyecto incluye contenidos de ciencias naturales y sociales, pero también de lengua y matemáticas. Porque la escuela quiso que participáramos todos los docentes del curso”, dice Amadini y adelanta que cuando termine la actividad, el álbum, que intentarán completar entre todos, será sorteado entre los alumnos.
Para Diana Capomagi, licenciada en ciencias de la educación y docente de la Universidad Abierta Interamericana, trabajar desde el interés de los alumnos, como es un Mundial o específicamente el álbum, facilita la planificación de proyectos. “Favorecer espacios pedagógicos de creatividad, innovación y clima distendido harán que la propuesta escolar resulte cada vez más sólida. Además, es bueno compartir situaciones recreativas o deportivas con regulación de emociones que pongan en evidencia la solidaridad, el compañerismo y la aceptación de la frustración”, asegura Capomagi.
Para recibirse de profesor de geografía en el Joaquín V. González, Alejandro Sancha eligió como tesis final “El Mundial de fútbol como herramienta didáctica y educativa”. Entre las experiencias que relevó figuran varias en las que se tuvieron en cuenta las figuritas. “Hay ejemplos de profesores que usaron el álbum simplemente para aprender las banderas o relevar datos generales de cada país y otras más complejas que llevan a preguntas como por qué hay jugadores que en 1990 aparecieron en el equipo de Yugoslavia y luego en otro Mundial aparecieron en el plantel de Croacia”, asegura Sancha.
Hace unos días y con el objetivo de sumar información para su tesis, Sancho recorrió los puestos de Parque Rivadavia, en Caballito, para ver cómo se daba el intercambio de figuritas en la feria. Se fue un par de horas después con algunas ideas interesantes: “Claramente las figuritas pueden ser una gran herramienta pedagógica. Hay nenes muy chicos que contaban hasta 680 porque es la cantidad de figuritas que tiene el álbum y otros que diferenciaban las caras de los jugadores del equipo inglés o nigeriano. Eso es un ejercicio de memoria”.