En 2015, la Unesco estableció la designación de geoparque mundial con el objetivo de reconocer ciertas áreas geográficas unificadas como patrimonio geológico de importancia internacional. Hoy existen 213 y están distribuidos en 48 países. Además, a fines de marzo se designaron 18 nuevos geoparques más en: Brasil, China, Croacia, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Polonia y Portugal, y uno transfronterizo entre Bélgica y Países Bajos.
"Los geoparques de la Unesco representan paisajes donde el patrimonio geológico de importancia internacional se entrelaza con la historia humana y sustenta una rica biodiversidad", explicó António Abreu, director de la División de Ciencias Ecológicas y de la Tierra de la Unesco a la BBC. "Cada nuevo geoparque cuenta una historia única, utilizando la geología como lente".
Sofía Lis Llopiz es co-directora de Verdesierto, un proyecto que se centra en divulgación geológica y natural y quien fue consultada para la creación de geoparques en la provincia de San Juan. Desde RED/ACCIÓN le preguntamos por el valor y las propiedades de estos territorios.
—¿Cuáles son las características de los geoparques?
—Son espacios físicos, delimitados y definidos, que incluyen dentro de sí elementos geológicos de interés encuadrados en lo que se conoce como geodiversidad. Pueden o no poseer una figura declarada de Patrimonio Geológico o de Geositio. En ellos se desarrolla el geoturismo, la investigación, la educación y son entendidos como el nicho y hábitat para la biodiversidad. Como tales, involucran la conservación de los ecosistemas que en ella habitan, como del patrimonio fósil, arqueológico y cultural que tienen a la géosfera como sustrato. En conservación se suele hablar de patrimonio "paragua" cuando el cuidado de este (o de una especie) implica el cuidado de otros patrimonios asociados. En este sentido, el geopatrimonio es "patrimonio paragua" por excelencia porque cuidar la Tierra es cuidar el piso común.
—¿Cómo se manejan para lograr un equilibrio entre conservación y desarrollo humano?
—En ellos coexisten diversas realidades, pudiendo haber áreas naturales protegidas, pueblos, minas, caminos, campos agrícolas o simplemente naturaleza sin población. En sí, son territorios que comparten el espacio con la geodiversidad, buscando el mayor equilibrio posible. Por eso se dice que son "modelos de gestión territorial" y no existe una sola vía para trabajarlos. Fueron propuestos como una herramienta dinámica que permitiera resolver las necesidades de conservación y desarrollo sustentable de un territorio, gestionados por los conocedores en el tema en vínculo con la comunidad.
—¿Cuál es su importancia nivel internacional?
—Quizás a nivel internacional hay países que los están trabajando hace mucho y de forma muy interesantes, como España, Islas Canarias, Nueva Zelanda, Portugal, Chile o Estados Unidos. No es coincidencia que en estos países vivan los grandes referentes formados en las áreas de patrimonio geológico, geodiversidad, geoconservación y geodivulgación, como Luis Carcavilla, Anchel Belmonte, Jose Brliha o Ross Dowling, quienes cuentan con departamentos de investigación, prestación de servicios, institutos y consultorías específicas dedicadas al tema.
—¿Y a nivel nacional?
—En Argentina es necesario formar más geólogos en estas áreas. Y también reconocer y visibilizar a quienes ya trabajan en estas disciplinas y proyectos para incentivar a futuros geólogos. Afortunadamente, la figura de geoparque es consensuada con la comunidad y ejecutada por el Gobierno local. Entonces, aunque falta una organización nacional formal, se están generando muchos casos positivos.
—¿Cómo influyen en las comunidades?
—Es un poco temprano poder responder esta pregunta, siendo en la Argentina todavía la figura de geoparque es muy joven. No obstante, lo que sí hemos visto es que genera resultados positivos y sorprendentes: las personas confiesan empezar a ver la geósfera con otros ojos. Durante años la tierra ha sido considerada un mero paisaje o algo que modificar (salvo que su belleza fuese algo extravagante), pero ahora, gracias a la divulgación de la geología y las crecientes propuestas de geoconservación, han hecho que las comunidades están empezando a ver mucho más que paisajes o terrenos, sino libros de historias, lugares donde ver reflejada su propia existencia.
—¿Se llevan a cabo actividades especiales para su cuidado?
—El manejo de cada geoparque recae en la realidad específica del mismo, ninguno es igual a otro. Las personas que podemos hablar por los elementos geológicos, entendiendo a la geología como un lenguaje, somos imprescindibles para transmitir conciencia y entusiasmar a las partes involucradas a cuidar estos espacios. Es un desafío permanente y un trabajo continuo.
—Hoy la Argentina no está en la lista de países con geoparques designados por la Unesco, ¿hay proyectos para cambiar eso?
—Neuquén está próxima a ser la primera provincia con declaración de Unesco y están surgiendo otras. En San Juan se creó el Geoparque Cerro Valdivia y actualmente estamos trabajando para la creación de otros a pedido de las comunidades del Valle de Ullum-Zonda (San Juan). Este es uno de los sitios con mayor geodiversidad del país por pertenecer a la provincia geológica de precordillera, un territorio de unos mil millones de años y cuyas rocas atestiguan todo tipo de eventos y procesos, como vulcanismo, mares antiguos, dinosaurios, glaciaciones, megafauna y grandes terremotos. Incluso tiene un valor agregado porque por allí caminó el geólogo Alfred Stelzner, se definió el Cámbrico (primer periodo de la Era Paleozoica) por primera vez en Argentina y fue una de la primeras provincias en ser propuesta como un pedazo de terreno desprendido de otro continente (en épocas pasadas).