Las siestas, períodos breves de sueño durante el día, son universales. De hecho, la mayoría de los niños las toman, aunque se vuelve menos común en adultos hasta que llegan a la tercera edad. Así todo, su impacto en la salud cerebral todavía no es plenamente conocido: algunos estudios señalan que podría ser beneficiosa para el desempeño en ciertas tareas cognitivas y otros indican que propicia un deterioro temporal del rendimiento.
Ahora, una investigación publicada en la revista Sleep Health encontró que las siestas cortas y regulares mantienen al cerebro joven porque preserva su volumen, una característica relacionada con funciones cognitivas saludables y un menor riesgo de demencia y otras enfermedades.
"Para algunas personas, las siestas cortas durante el día pueden ser parte del rompecabezas que podría ayudar a preservar la salud del cerebro a medida que envejecemos", dijo la autora principal Victoria Garfield, epidemióloga genética del University College London en Reino Unido.
Junto a científicos uruguayos, Garfield se centró en estudiar el encogimiento del cerebro, un proceso que puede ocurrir con la edad y acelerarse frente a problemas cognitivos y enfermedades neurodegenerativas. “Las siestas regulares brindan cierta protección contra la neurodegeneración al compensar la falta de sueño", señalaron los autores en el paper.
Para llegar a esta conclusión, se basaron en datos de 35.080 participantes tomados del Biobank del Reino Unido, un estudio que recopiló información genética, de estilo de vida y de salud de medio millón de personas. El equipo analizó si una combinación de variantes genéticas que se han asociado previamente con las siestas también están relacionadas con el volumen cerebral, la cognición y otros aspectos de la salud cerebral. Dado que tales variantes se establecen al nacer y se supone que son azarosas, el enfoque “es como un ensayo de control aleatorio natural”, explicó Garfield.
Si bien el estudio incluye una gran población y utiliza métodos validados, tiene algunas limitaciones, como que todos los participantes fueron de ascendencia europea blanca y los datos fueron autoinformados. Así todo, la neurocientífica Tara Spires-Jones de la Universidad de Edimburgo (externa a la investigación) señaló a The Guardian: "Incluso con esas limitaciones, este estudio es interesante porque se suma a los datos que indican que el sueño es importante para la salud del cerebro".
Como planteó Garfield, “espero que estudios como este que muestran los beneficios para la salud de las siestas cortas puedan ayudar a reducir cualquier estigma que todavía existe en torno a las siestas durante el día".
Considerá esta noticia una luz verde para tomar una siesta hoy, asegura Science Alert.
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